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Carolina Grajales Valdespino

Y vivieron felices para siempre... ¿De veras?


“El orgasmo de la noche, empieza con el buenos días de la mañana”

Leopoldo Aguilar Médico y terapeuta mexicano (1926)

De los cuentos infantiles y algunas películas del cine podremos recordar el predecible final feliz de los romances: luego de múltiples peripecias la historia terminaba con una promesa de matrimonio o con la fiesta de boda, dándose por hecho que lo siguiente fue la felicidad completa. Racionalicemos la historia: qué tal si imaginamos a la Cenicienta educada para la servidumbre y el príncipe entrenado para algún día ser rey ¿en qué temas habrían coincidido? ¿Podrían hablar fluidamente? ¿Tenían los mismos gustos? ¿Cómo lograrían acoplar sus muy distintas costumbres y tradiciones? En este contexto, el acto matrimonial aparece como un lugar de llegada y no como un punto de partida. El matrimonio en realidad representa el inicio de un proceso, semejante a lanzar una moneda al aire o una aventura. Cuando se formaliza una relación y ambos deciden compartir la vida cotidiana en pareja, empieza una relación diferente; no es lo mismo encontrarse ciertos días de la semana, que despertar juntos, compartir actividades y rutinas del día a día. Sin engaño de por medio, pues el esmerarse por mostrar lo mejor de cada quien no es una mentira, es un auténtico deseo de verse bien frente a la otra/otro y sentirse felices de hacerlo.

Así las cosas, me permito presentar algunas claves a tomar en cuenta al formalizar una relación:

1. Evitar comprometerse a que la relación durará para toda la vida. Esa promesa implica cargar una losa enorme sin necesidad alguna. ¿Prometer algo que no está sólo en tus manos? Mejor trabajar por el día de hoy en esta maravillosa relación. Mañana quien sabe, pero hoy la disfruto y la cuido. Quizá dure años, no lo sabes… el futuro aún no llega.

2. La amabilidad de todos los días. El decir por favor, gracias, con permiso, buenos días… hay quienes consideran tales atenciones para el trato social con “los de afuera” y no con alguien de tanta confianza como es la pareja. Craso error, la amabilidad es como el aceite que mueve los engranes y hace más agradables los momentos, porque hace prevalecer el respeto, la armonía y el buen trato.

3. Expresar amor a la pareja en cualquier momento. Dar muestras de cariño con palabras, sonrisas, gestos, detalles… A veces esto se olvida o sólo se manifiesta en el marco de la relación sexual, cuando se trata de cultivar la relación todos los días. Mantener el buen humor es básico.

4. Convenir la sexualidad cuando no se está teniendo una relación sexual. Hacer acuerdos implica señalar de forma clara lo que gusta y lo que no; lo que necesitas, tus fantasías y establecer los límites. Una mujer comentaba que deseaba platicar y bailar antes del encuentro sexual con su pareja y que se había vuelto una situación muy divertida y satisfactoria. Otra comentaba que habían descubierto sus zonas erógenas “paseando una rosa” por el cuerpo de cada quien. Los límites de la creatividad y el erotismo se establecen entre ambos.

5. Tienes derecho al secreto en tu vida amorosa. Relatar tu currículo amoroso y sexual a tu pareja como prueba de amor es un grave error y puede producir dolor a la otra persona o que en un conflicto te lo refiera, con la intención de agredirte. Lo que hiciste antes de conocerle es sólo tuyo y si necesitas compartirlo, sugiero lo hagas en una terapia, no con tu pareja.

6. Establecer acuerdos en el manejo del dinero. Salvo excepciones, cada día resulta más difícil que una pareja viva con un solo ingreso. Recomiendo tener presente que es real el dicho popular: “quien paga manda”. Si ambos tienen ingresos, vale establecer cómo los administrarán: con una chequera mancomunada, vía tarjetas de crédito o efectivo. Conviene hacer una lista de gastos y definir lo que “le toca” a cada quien; con cierto relajamiento, no

como si fuera un banco… pero si convenir el tipo de gastos que definitivamente se decidirán de manera conjunta. Como resuelvan manejar el dinero dependerá de cada pareja y es básico tener claridad sobre este tema tan sensible porque se previenen futuros conflictos.

7. En una relación ambas personas son importantes y no puede haber jerarquías estereotipadas, donde una de las partes manda y otra obedece o que se trate de “educar” al otro/otra. Tú elegiste a la persona porque te gustó ¿para qué el afán de cambiarla o corregirla de forma permanente?

8. Tu pareja es una persona fundamental en tu vida, no se admite desplazarla por la llegada de hijas o hijos o por las familias extensas de cada integrante de esta unión que han conformado.

9. Lo seguro en una relación humana son los conflictos. Las razones son múltiples y habrá que aprender a obtener lo positivo de los mismos. Estos no surgen de un momento a otro, se van gestando y habrá que estar alertas para percibirlos y hablarlos antes de que crezcan. No se aceptan burlas, ironías o críticas destructivas, ni las comparaciones. Esto poco abona para resolver situaciones complejas.

10. Antes de pensar en una separación, pedir ayuda. Propongo no terminar una relación sin tratar de aclarar los conflictos, pues están involucradas ambas personas y cada quien trae “cargando” el modelo de relación que aprendió en la familia y a veces no es el mejor. Si no es posible resolver la situación, existe la posibilidad de pedir ayuda. Las terapias de pareja son absolutamente recomendables y pueden lograr negociaciones, primero con una/uno misma/mismo y luego con quien está enfrente.

11. Lo que no se puede aceptar y tampoco negociar en la pareja SON LAS VIOLENCIAS. Hay violencia psicológica, física, patrimonial, económica, sexual, feminicida... (*) La persona violenta no va a cambiar, así que por respeto a tu integridad y a tu vida, si hay violencias, ahí si la despedida es la única opción, porque la violencia si mata y los datos lo comprueban. Pienso que esta lista de claves puede servir como pretexto para que en pareja dialoguen y hagan planes mientras consideren que les acompaña la persona más maravillosa, y así valga la pena seguir juntos para siempre, o el tiempo que dure ese siempre.

Referencias:

(*) Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Diario Oficial de la Federación. Última reforma publicada 20-01-2009. México.

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