En el caso de los llamados “divorcios al vapor”, o divorcios exprés lo que les urge a los involucrados es terminar el vínculo matrimonial que los une, ello a cualquier costo, por lo que ambos casi siempre están de acuerdo en acceder a casi todo lo que les pide la parte contraria.
Para que opere este divorcio voluntario es indispensable antes, la elaboración y firma de un convenio judicial, el cual comprende varios temas que van desde el monto y la forma del pago de la pensión alimenticia, hasta la custodia y convivencia con los hijos, en estos temas, como lo que urge es terminar y encontrar la salida lo más rápido posible, muchas veces las partes acceden a incluir obligaciones que son imposibles de cumplir en el presente y también en el futuro, es decir, lo hacen sin pensar en que cualquiera o ambos divorciantes en lo futuro volverán a contraer nupcias, que tendrán nuevas familias, que ingresarán nuevos miembros a su vida y que también llegarán nuevos compromisos económicos.
La realidad es que la situación económica y anímica de ambos puede cambiar, al igual que su estado civil y quienes lo pagan normalmente son los hijos, ya que si el padre no proporciona los recursos económicos, simplemente se le impide la convivencia con sus hijos y viceversa, si la ex esposa tiene una conducta inapropiada a la vista del ex esposo, este simplemente le cierra la llave del suministro económico. Lo anterior, que es una mezcla de irreflexión al momento de la firma del convenio de divorcio, cambio en la situación económica o en el nuevo cambio de estado civil, más algunos ingredientes de capricho, celos y demás, finalmente dan lugar a lo impensable, una cadena interminable de denuncias penales ante la negativa de proporcionar alimentos, por no permitir la convivencia con los hijos, debido a que se hizo el cambio del domicilio de los mismos para impedir que los vean, etc.
Es impresionante ver como lo que en un inicio parecía tan civilizado como un divorcio de mutuo consentimiento ante un Juez, se torne en algo tan destructivo, en donde se pierde la brújula, las partes lo único que buscan es dañar al otro y para ello se valen de poner a los hijos en el camino sin importar el número de juicios civiles, familiares y penales que dejan en su camino, hay que recordar que los asuntos entre familia pueden ser los más fáciles o los más encarnizados, en donde al familiar no se le perdona lo que a un perfecto extraño sí se le pasaría, por ello, nuestra recomendación siempre será, partir de la realidad actual, programar en lo posible y tomarse aún como pareja el tiempo necesario para dialogar y llegar a acuerdos antes del divorcio y en esa medida podrán aterrizar en convenios que sean realidades factibles de cumplir, sin caer en los conflictos mencionados anteriormente; los cuales se definen como violencia económica.
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