¿HABLAR DE SEXO O TENER SEXO MIENTRAS HABLAS? ¿TENER SEXO PARA HABLAR O HABLAR EN VEZ DE TENER SEXO? ¿TENER SEXO SIN HABLAR O HABLAR Y TENER SEXO?
Me parece que son muchas las alternativas que nos ofrece el título de este mes.
Comunicación es una variable que incluye lo verbal y lo no verbal, incluye gestos, gemidos, vestuarios, maquillajes y todas aquellas claves que expresan algo.
Por otro lado, el concepto de la palabra sexo es amplio, el diccionario podría guiarnos a lo que significa la palabra sexo:
sexo s. m. 1 Conjunto de características de un animal o una planta por las que se distingue entre individuos machos y hembras que producen células sexuales (o gametos) masculinas o femeninas. 2 Conjunto de los individuos de una especie que comparten una de estas dos series de características. 3 Órganos sexuales o reproductores, especialmente los externos. 4 Actividad física relacionada con la reproducción que proporciona placer sexual.
¿Qué tan difícil es hablar con la pareja sobre los animales, las plantas o los órganos que diferencian a los hombres de las mujeres? Me parece que es fácil hablar de los otros o de la sexualidad fuera de los propios deseos. Del sexo de los otros, de lo que esta fuera de la propia cama. Lo difícil está en poder comentar, platicar y negociar cuáles son las propias necesidades para estar cómodo en una relación que incluye el sexo como una de las estructuras que organizan una relación amorosa, ya sea heterosexual u homosexual.
¿Cuántas veces por semana le gusta a ella tener relaciones? ¿Cuántas veces le gusta a él? ¿Quién debe comenzar y tener la iniciativa? ¿En qué posición? ¿Es cómodo y correcto hablar durante la relación sexual? ¿Es válido pedirle algo al otro o es una obligación adivinar qué le gusta? ¿Cuáles son las alternativas si alguno de los dos está enfermo? ¿Cómo hablar sobre sexualidad con los hijos? ¿Quién es responsable de la felicidad sexual de cada quién?
Éstas y muchas otras son cuestiones que afectan la calidad de una relación y no hemos sido entrenados para comunicarle al ser amado nuestros gustos y necesidades.
Si bien es posible entrenarse para platicar sobre lo que a cada quién le gusta, el área que creo es más complicada, es la de la fantasía.
Todos fantaseamos constantemente en relación a lo que pasa a nuestro alrededor. Y la fantasía que puede ser consciente o inconsciente siempre pertenece al terreno de lo propio y de lo privado. Desde ahí, cada quién podrá estar en contacto con sus fantasías y reconocerlas, o no. Y a su vez, hablarlas o no.
Es un espacio privilegiado que no sigue las reglas de la realidad y que, si no se diferencia claramente entre realidad y fantasía, entonces aparecen malos entendidos que pueden dañar la comunicación de la pareja.
Las fantasías sexuales están siempre ahí y no es una obligación hablar de ellas, aunque podría alimentar positivamente una relación. Lo que sí es conveniente, es poder platicar sobre las necesidades y deseos de cada uno de los integrantes y sobre cómo llevar una vida sexual plena con la persona que uno ha elegido para ello.
Sexo y comunicación verbal no van siempre de la mano. Sexo y fantasía, sí.
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