El sexo no fue no fue el pecado original, más bien fue la bendición original de Dios.
El primer regalo que el Creador dio al hombre fue una mujer hermosa y desnuda. Vemos que el primer mandamiento no era negativo sino positivo “Sean fructíferos y multiplíquense y llenen la tierra”. La voluntad de Dios sigue siendo “Honroso sea en todo el matrimonio y el lecho sin mancilla”. El término traducido “lecho” en el griego original es “coito” o “sexo”. El mundo religioso el sexo casi siempre ha sido visto como enemigo de la espiritualidad, como si uno negando tener relaciones más santo serás, pero esto está lejos de la verdad.
Muchas parejas quieren saber cuál debe ser la frecuencia de la intimidad en el matrimonio, la Biblia no receta cuantas veces al día o al mes, pero si prescribe tener sexo como parte sana y normal del matrimonio. En el libro de 1Corintios 7:3-5 dice “Y tanto el esposo como la esposa deben cumplir con el deber conyugal propios del matrimonio. 4 Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa.5 Por lo tanto, no se nieguen el uno al otro, a no ser que se pongan de acuerdo en no juntarse por algún tiempo para dedicarse a la oración. Después deberán volver a juntarse; no sea que, por no poder dominarse, Satanás los haga pecar”. Hay un libro entero en la Biblia que celebra la hermosura de sexo en el matrimonio se llama Cantar de Cantares. Sorprendentemente para algunos la mujer es representada como la iniciadora del amor físico.
“Oh si tú me besarás con besos de tu boca, porque mejores son tus amores que el vino”
cuando el esposo le dice a ella que es como un huerto cerrado, lleno de fruto, ella responde invitando a entrar en su huerto y comer sus dulces frutos. Este maravilloso libro habla de caricias estimulantes y anticipatorias y de la relación íntima como parte normal en el matrimonio. En ocho pequeños capítulos la esposa le dice al esposo “mi amado” 27 veces. El esposo continuamente le afirma a ella nueve veces diciéndole “amada mía” diecinueve veces “hermosa mía”, diez veces “amiga mía” y seis veces “esposa mía”. Vemos que importante es la comunicación en cuanto al sexo.
Si tu recamara es aburrida, les recomiendo leer en pareja y en voz alta el libro de Cantares como guion tomando los roles correspondientes.
Esposo, valora el alma de tu esposa y dale el romance que necesita. Amalé como Jesucristo nos amó a nosotros y entrego su vida por nosotros.
Y agrego una advertencia, nunca jamás utilicen el sexo como arma para manipular o por venganza. Tampoco debe ser violento, abusivo ni degradante. La meta es satisfacerse el uno al otro.
Así Dios diseño el sexo para unidad, para placer, para procrear y para evitar todo tipo de fornicación.
Parejas ¡disfrútenlo abundantemente!
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