El concepto de infidelidad varía según el nivel de estructuración psíquica individual y de la cultura en La mayoría de las personas en nuestra actualidad establecen relaciones de pareja desde sus expectativas y en particular sin negociarlas, se van a la relación suponiendo que él otro o la otra tienen claro lo que cada una o uno quiere.
Y pocas veces hacen acuerdos explícitos eso que esperan la una de la otra, el uno del otro, lo que lleva a promover un sinfín de conflictos entre ellos que suceda una infidelidad.
Si partimos que en nuestra cultura occidental lo establecido es la monogamia, el casamiento, la heterosexualidad y vivir juntos para siempre hasta que la muerte nos separe, esas premisas nos hacen llegar a las relaciones de pareja, creyendo que así sucederá y lo otro sin cuestionarlas o ponerlas en la mesa de los acuerdos explicitados. De modo que, la infidelidad es para la mayoría una acción no válida en la relación y sobretodo porque el mandato social es “la monogamia”. Aunado a esto, los pilares de las relaciones de pareja, como la comunicación, el respeto, la intimidad, la relaciones sexuales y la confianza son elementos que se conjugan y juegan un papel básico para el mantenimiento y fortalecimiento de éstas, sin embargo ante una infidelidad varios de estos pilares se fracturan, en particular la confianza, que a su vez arrasa con la comunicación, el respeto, las relaciones sexuales y por supuesto la intimidad.
¿Qué hacer?
Varias cosas, la primera es poner en la balanza lo que YO quiero para mí y preguntarme si estoy dispuesta o dispuesto de continuar con la relación para seguir construyendo en pareja y no para destruir lo que quedé de la misma. Identificar si aún es posible negociar y esto entiéndase, no solo que nos diga “que no vuelve a suceder”, “que me ama” y “no sabe cómo pasó”, sino, preguntarse y clarificar a partir de ahora que acuerdos tendremos, si vuelve a pasar por parte de cualquiera de las partes involucradas, que haremos, cuáles serán las consecuencias de nuestros actos, que estoy dispuesta o dispuesto de poner en la relación para que funcione y a que no me puedo comprometer.
Cuando hay claridad desde la realidad y no desde lo que esperamos que suceda, nos permite seguir caminando en Bien Estar y dejar de lado (por más doloroso que sea) nuestras expectativas o idealizaciones respecto de lo que yo quiero que la otra parte de la pareja haga, diga, sienta o piense para conmigo o para con la relación.
Por lo que, si logramos llegar a establecer acuerdos claros, concretos, los llevamos a cabo, asumimos las consecuencias y nos atrevemos a favorecer día a día cada pilar que conforma las relaciones seguro podremos continuar en la relación después de una infidelidad.
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