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Ruth Axelrod

Sadomasochism and clinical psychoanalysis Parte 1

Actualizado: 18 sept 2023

Dr Ruth Axelrod-Praes

Dr Benny Weiss-Steider

MÉXICO


INTRODUCCION

These lines are intended to reflect and to increase the registers that exist between the clinical, the theoretical and the virtual, particularly with sadomasochism (SM). In order to generate a metaphor of the impact of this psychic phenomena in the 21st century with facts online. We wonder if Wi-Fi and digital screens will become a third layer of skin?


In order to describe how the Internet and Social Networks affect the manifestation of expressions considered SM, which we will call in analogy with E-Mail, as E-SM. We will begin with the author who gave the name of sadist and masochist to these phenomena, which in their time were exclusively considered perversions.


We consider the E-SM as a place of reception and expression of our own aggression and that of others. Like a possible magic translation board that corresponds to the psychoanalyst task to stay afloat in his countertransference- transference. We believe that by necessity it will become a necessary tool for the self and for the mental health professional.

From the normopath, the neurotic, the psychotic and even people with more severe diagnoses, this new technology offers us very varied examples of expressions of SM, sometimes of balance in health, to others of severe pathology.


We will start by writing how Freud integrated the SM into his metapsychology and how distinguished psychoanalysts have considered them to date. Special emphasis will be placed on the component of generalized maternal seduction in its genesis. Finally, a clinical case will illustrate the difficulties that these new virtual ways of manifesting impact the psychoanalytic clinic



En su obra de “ Three essays on the theory of sexuality” Freud (1905) describió en el apartado de “Sadismo y masoquismo” como las perversiones más comunes. Mencionó que estos términos los tomó de Krafft-Ebing de su obra Psychopathia Sexualis (1886) un psiquiatra especialista en sexualidad contemporáneo suyo. Este autor acuñó estos nombres a las paraesthesias que eran desviaciones sexuales diferentes a la procreación considerándolas por tanto perversiones.  En esta obra también mencionó que el sadismo y masoquismo pueden ser cíclicos aún en la misma persona. Utiliza por primera vez la palabra compuesta sadomasoquismo en su obra “ Instincts and their vicssitudes” de 1915.  


En su trabajo de “The economic problem of masochism” (Freud S. 1924) comienza preguntándose si el objetivo primordial del ser humano se rige por el principio del placer como él postuló entonces el masoquismo no se podría explicar a menos de considerar la existencia de dos tipos de instintos a saber el de la libido o el erótico y el de muerte. Posteriormente se les va a denominar como el de Eros y Tánatos (Federn, P. & Rezek, A. (1932). Se establece que los dos instintos se presentan de manera fusional en donde ambos luchan por su expresión dominando aquel que se expresa finalmente. En la obra “New introductory lectures on Psycho-Analysis” (Freud, S. 1933) establece que la agresión es un componente principal del instinto de muerte. El individuo nace con instintos de agresión pero también de autodestrucción o sea agresión aplicada hacia uno mismo que se van moldeando según madura el Yo y se torna más restrictivo con la predominancia del Superyó castigador que genera culpa durante la resolución del Complejo de Edipo. 


Sin embargo Melanie Klein (1928, 1929, 1932) aunque firme promotora de la existencia de los instintos fusionables de vida y muerte postulaba que el Superyó aparece desde muy temprana edad y no como Freud consideraba durante la resolución del Edipo. Para ella the superego is composed of a split-off part of the ego, into which is projected the death instinct fused with life instincts.


Desde Freud en la literatura psicoanalítica aparecen cientos de artículos relacionados con el masoquismo y él sadismo. Para resumirlos se hizo una revisión de 162 artículos publicados hasta el 2012 (Békés, V., Perry, J. C. & Robertson, B. M., 2017). Sobresale que el origen de estas perversiones se generan principalmente durante la primera infancia y se consolidan en el Edipo. Sin embargo también surge la concepción que en ocasiones son una expresión normal en las relaciones humanas no necesariamente patológicas, sino de relación de objeto normal y presentes en todo momento.  Vale la pena mencionar que Ferenczi (1949) había hecho notar la diferencia en lenguajes sessuales/sexuales entre un infante y un adulto cuya confusión consideramos podría generar reacciones sadomasoquistas entre los participantes.


En lo que respecta al término compuesto de sadomasoquismo como fuente rector del tema en las publicaciones, no es sino hasta la década de los 90 que aparecen varios títulos con ese término (PEP, 2023). De los 41 artículos publicados desde entonces a la fecha casi la dos terceras partes son de esa década y 10 tan solo del 1991. A partir de entonces las siguientes publicaciones aparecen de forma esporádica hasta llegar al último con los Novick (Novick, K. & Novick, J., 2022) manifestando que el Sadomasochism is Part of all pathologies and stating that we have come to see sadomasochism as a crucial element in all pathologies, rather than a distinct diagnostic entity. O en sus último Artículo (Novick, K. & Novick, J.,2023) que describe un método construido a aprtir de su clinical work on sadomasochism and the defensive omnipotent beliefs that organize it to postulate two mental systems of self-regulation and conflict resolution, both available as potential responses to helplessness or the threat of helplessness at any point in life.


Desearíamos hacer una descripción más detallada de uno de las publicaciones de comienzos de la década de los 90 (Pulver y Akhtar, 1991) en donde varios distinguidos especialistas (Akhtar, Chasseguey-Smirgel, Kernberg, Sandler y Stoller) analizan el estado que guarda el sadomasoquismo hasta el 1991. En donde se especifican las fantasías sadomasoquistas en los neuróticos, a veces en los borderline y hasta en los psicóticos:


Chasseguet-Smirgel describe el caso de un paciente que obtenía gratificación sexual al leer descripciones de relatos de castigos capitales. Otro paciente que estaba encargado de atender a un anciano suministrándole sus medicamentos.  En una ocasión le suministró una sobredosis y murió. Al describirle al terapeuta el placer que sintió la hacerlo lo dejó anonadado. Al resentir esta contratransferencia el paciente ya no regresó. La contra transferencia de hechos criminales imaginarios y reales pone al terapeuta en una difícil situación no únicamente por su propia experiencia de resolución Edípica sino por connotaciones legales pues hay países en donde se exige denuncia de este tipo de hechos. Los pacientes en psicoanálisis reproducen sus neurosis con el terapeuta tratando de inducirlo a reaccionar de acuerdo al ciclo sadomasoquista que implementan.


Kernberg describe las implicaciones de aspectos sadomasoquistas de conflictos sexuales. En el caso de fuerte actuación sadomasoquista el analista se ve comprometido su interés y neutralidad. Sin embargo en los casos leves se refleja en la situación propia de la situación psicoanalítica. Ésta no sólo activa intensos anhelos eróticos, sino también tentaciones de actuación exhibicionista y sumisión masoquista en la transferencia. Liberar al paciente de estas fuerzas defensivas genera poderosas corrientes eróticas que necesitan ser contenidas en una atmósfera de respeto y neutralidad técnica. 


         Stoller sugiere que los aspectos sadomasoquistas de la perversión pueden defenderse contra el estallido de tendencias violentas reales. Sin embargo se cuestiona si la perversión es solo una defensa o si también contiene una descarga de impulso. ¿Realmente no se hace daño, no se inflige dolor, o se niega la realidad de estos?


Akhtar señala que, si bien Stoller no aborda la técnica analítica, implícitamente enfatiza la necesidad de tener en cuenta las perspectivas genética y adaptativa al trabajar con estos pacientes. Le surge la pregunta de si las reconstrucciones tempranas son posibles con estos pacientes y, de ser así, si son útiles o precisas.  El sadismo y el masoquismo coexisten con frecuencia (en "combinación" y en "alternancia"). Por ejemplo, en parejas que pelean constantemente, uno ve mucha tortura mutua. La identificación con el otro socio juega aquí un papel importante.  

Sandler relacionó esto con la "identificación primaria persistente" y distinguió fantasías sadomasoquistas inconscientes, fantasías sadomasoquistas conscientes y del comportamiento real. Permite a algunos individuos mantener la fantasía como una adaptación interna mientras que otros tienen que ponerla en práctica. Otra área que merece una mayor comprensión es cómo tales fantasías inconscientes "se filtran a través de la superficie" no solo en la heterosexualidad normal, sino también en las interacciones ordinarias donde los involucrados no registran ninguna intención sadomasoquista consciente. Esto entra en el eje transferencia-contratransferencia en la situación analítica. Enfatiza que las perversiones siempre implican la representación de un deseo relacionado con un objeto, especialmente el deseo de "cercanía muy, muy intensa" con un objeto. Plantea la cuestión de la diferencia entre sublimación y perversión. Dado que en la sublimación hay una "actualización disfrazada" de una fantasía perversa, incluso sadomasoquista, es necesario trazar claramente la distinción. Reiteró que la pregunta más crítica es la que determina la diferencia entre las personas que solo tienen fantasías sadomasoquistas, las personas que las realizan de manera no sexual y las personas que tienen una perversión sexual real. ¿Es un factor del superyó? ¿Es la alexitimia o la incapacidad de tener fantasías y una necesidad de actuar para obtener el cumplimiento del deseo? ¿Hay algún trauma que requiera mitigación por medios activos?


En una nota hecha en el 1924 por Freud (1896) manifiesta que cometió un error al no poder distinguir entre las fantasías de sus pacientes sobre sus etapas infantiles con las recolecciones reales. Pues había tomado en el factor etiológico de la seducción una significancia y universalidad que no poseía. Sin embargo dejó abierta la puerta a concluir que la seducción debía de tener algún componente etiológico importante. Esta frustración fue probablemente la causa que no siguiera en esa dirección y a lo largo de su trabajo posterior solo mencionara la ocurrencia de este error. Llama la atención que siendo la sexualidad infantil una de sus grandes contribuciones a la conformación del aparato psíquico del infante y que lo puso en conflicto con sus contemporáneos, no lo haya motivado a incorporar los efectos de la seducción en esta importante primera etapa formativa de la vida.

Desde entonces varios psicoanalistas han incursionado en el efecto sexual que tiene en el infante la interacción con su madre aun desde los primeros días después de nacer. En un artículo reciente Kohut (2004) se queja de que no entiende el porqué el pecho en psicoanálisis no se toma como un órgano sexual. Es el primer espacio psíquico para la mezcla de la expresión libidinal donde amor y odio, placer y displacer se observan.El placer de uno no siempre es el placer del otro.


Según Stein (1998) el objeto parcial pecho trasmite al infante placer que lo denomina como presexual y agrega que solo toma forma cómo pulsión, cuando el inconsciente enigmático de la madre lo seduce. Continúa diciendo que el pecho deja una huella anémica, que es llenada por la fantasía del infante de tal forma que el lenguaje del deseo es introducido dé esta manera en el infante por el adulto. En la fantasía el niño trata de crear coherencia y significado para mantener la relación con el adulto que es la base de su desarrollo, moviendo así la fuente de la pulsión instintiva de la biología, a la asimetría de sus relaciones tempranas y de sus intentos de fantasiarla.


Para ello tiene que existir una reactividad somática previa, una excitabilidad orgánica, que para ser convertida en pulsión necesita de la seducción materna, que se da a través del encuentro entre el infante y el objeto materno. Laplanche y Pontalis (1968) mencionan que la fantasía es la liga entre la sexualidad exterior en la forma de los mensajes enigmáticos de la madre y la sexualidad interior en la forma del objeto-fuente. Prosigue Stein diciendo que la madre cuida a su infante con toda su personalidad, incluido su inconsciente sexual y por tanto al amamantar, no solo da leche, sino que toca sus partes sensibles que pueden ser erotizadas, generando que la mente del infante responda a la sexualización maternal, sin que ésta sea consciente de ello.


Sera el espacio de una pantalla virtual un lugar para proyectae esas imágenes de la huella anémica inconsciente capaz de condensar el efecto primario? Un lugar anónimo privilegiado por singular para coincidir con ese pasado en el presente haciendo sentir al sujeto que domina el mundo virtual como hizo el dominio del pecho primitivo?


Freud (1910) ya había manifestado que la primera seductora del infante es la madre, por lo que Kernberg (1988) menciona que para todo observador acucioso, es obvio el erotismo que muestra la madre hacia su infante. Era claro que la transmisión inconsciente de la sexualidad adulta de la madre al infante es traducida por el infante en amor -odio y será el precursor de la sexualidad adulta. Afirma que cuando la madre despierta en su infante los aspectos sexuales, éstos no son entendidos y asimilados como tales y que posteriormente se reprimen dando origen al misterio que los adultos sienten por la sexualidad, el sado masoquismo y el control del objeto ya que este primer enigma da forma a la posterior relación sexual de objeto. Es una huella de amor unicamente?Lichtenstein (1977) apoya la misma idea , y escribe que esta respuesta sexual formará la matriz de su posterior desarrollo sexual .


Según Bollas (1977) la falla materna de seducir a su infante, o sea de erotizarlo, puede resultar en histeria, a diferencia de la madre limítrofe o narcisista, que ni puede erotizar, ni amar a su infante. La madre que no erotiza el cuerpo de su infante lo sustituye por narrativas o actitudes teatrales de tal manera que solo a través de su presencia y de sus historias transmitirá amor. Agrega que la madre falla más con la hija que con el hijo, lo que podría explicar la mayor prevalencia de histeria en las mujeres. Consecuentemente M´Uzan (2000) menciona que la transición de un Yo a partir de un no-Yo, corresponde a un programa genético que estimula la investidura del pecho materno con la habilidad de inventarse un doble, un gemelo auténtico, que lo prepara para la separación e individuación, a la percepción asociada de amor y odio (M´ Uzan, 2000); a este objeto lo llama por tanto en lugar de objeto de transición, un sujeto de transición. Para Green (2004) la madre que amamanta tiene que discernir entre la función sexual de su pecho de la relación erótica y sexual con su pareja, de aquella que le proporciona placer al dar leche al infante; siendo ésta una capacidad de represión de sus estímulos.


Así también, McDougall (1986) stated that for some twenty years I have struggled to find a satisfactory definition, from a psychoanalytic viewpoint, of what might be judged symptomatic with regard to sexual acts and sexual object relationships. With regard to perversions, the pertinent question is not which acts and which object-preferences are to be deemed deviant, but when is deviance to be regarded as a simple variation or version of adult sexuality and when is it to be judged symptomatic.


Those who have created a neoreality in terms of sexual acts and objects in the service of libidinal homeostasis, and neoneeds in the service of narcissistic homeostasis, have short-circuited the elaboration of phallic-oedipal castration anxiety and at the same time through disavowing the problems of separateness and of infantile sadism have also circumvented what Klein termed the elaboration of the depressive position. In attempting to conceptualize the internalizations that take place in the earliest bodily sensorial exchanges between mother and infant, the terms incorporation and introjection are more appropriate than identification.


At this stage of development the mother's unconscious fears and wishes play a predominant role. It is only as symbolic communication slowly takes the place of bodily contact between the child and its parents that sexual identifications and counter-identifications become a permanent part of each child's psychic capital.


Cuando pensamos al mundo virual como la tercera piel podemos acercarnos a estos conceptos que avalan el uso indiscriminado de las redes como ese nuevo espacio de desliege pulsional privado del yo-no yo

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