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Ruth Axelrod

Saber o no saber… esa es la cuestión.


La infidelidad ha sido definida en estas páginas como la ruptura de un pacto hecho entre dos personas de forma explícita para mantenerse monogámicos durante su existencia como pareja, es decir, que la actividad sexual se mantenga solamente con los integrantes de la pareja.

Podríamos distraernos en la definición de infidelidad o podemos extendernos a que cada pareja matiza la definición de exclusividad. Hay parejas que aceptan incluir un tercero de forma abierta y realizan triángulos amorosos en su actividad sexual, o forman parte de grupos llamados swingers, intercambian parejas o disfrutan de mirarse con otro integrante pasajeros realizando actividades sexuales, y existen otras muchas alternativas, pero esto lo llevan a cabo de forma conjunta. Ambos están al tanto de los nuevos juegos sexuales ¿Es esto infidelidad?

Así también, existen situaciones donde la búsqueda de actividad sexual fuera de la pareja refiere a una situación individual, que no es compartida por la otra mitad.

Me gustaría cuestionar si el buen manejo del secreto es una forma de evitar violencia en la pareja, o a su vez, de cuidar a la pareja, o bien, la violencia radica en el mismo secreto.

Decir o no decir, compartir con la pareja una fantasía, una relación clandestina sería la cuestión que aquí nos reúne. ¿Qué se logra si se abre el secreto de la infidelidad? O ¿Qué se logra si se mantiene en el silencio? Me parece una tarea ardua: si se va a informar a la pareja habrá que tomar en cuenta muchos factores entre los cuales está la forma de decirlo, las razones para iniciar la comunicación y cómo se va a transmitir a los hijos o parientes cercanos relacionados; así como las consecuencias a corto y largo plazo. ¿Para qué se abre una infidelidad? ¿Con quién hay que compartir los secretos?

Muchas veces la información se abre cuando es un accidente, cuando sin querer y queriendo, entonces es el inconsciente el que maneja el deseo de ser descubierto o descubierta, cuando la culpa y el miedo dominan la situación. No es lo mismo que sentarse a explicar qué ha venido sucediendo en una pareja si se descubre un secreto o si bien, se quiere hacer una confesión.

En caso de querer seguir adelante con la misma pareja, convendría buscar ayuda profesional para poder enfrentar la situación de forma productiva para no romper definitivamente.

La marca que dejan estas noticias es muy fuerte emocionalmente y la consecuencia emocional suele denominarse stress post traumático, las huellas psíquicas son el miedo, la desconfianza, la sensación de no ser valioso y ser desechable, miedo al futuro y a no poder volver a amar a nadie más en la vida. Se altera el sueño, la alegría de vivir, los ciclos del día y de la noche como el hambre y la salud física en general. Con el paso del tiempo las personas afectadas se recuperan para volverse a integrar a la vida cotidiana pero siempre con el temor a volver a ser lastimadas, o con el deseo de venganza para lastimar a otros.

Si los hijos son participes del evento, tendrán sus consecuencias, si son pequeños de edad temerán a la separación de sus padres, si ya son mayores tendrán el temor de ser marcados como los hijos de una pareja disfuncional.

Saber o no saber, decir o no decir, esa es la cuestión.



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