En mi práctica como terapeuta me he enfrentado a diversas situaciones que nos podrían ayudar a tomar una decisión sobre el continuar viviendo con una persona que ha sido infiel y sus consecuencias, ya que como he expresado en otros textos y foros, en esto no hay fórmulas mágicas, ni soluciones absolutas, ni palabra divina, cada caso se trata diferente de acuerdo a los actores involucrados y su manera de ver la vida. Sin duda con profunda influencia sistémica que es un tópico que tocaré poco a poco en futuros temas.
El punto cardinal es: EL OTORGAMIENTO DEL PERDÓN. Bien, usaré un ejemplo real, de una paciente casada con 3 hijos, esposo, alto gerente de empresa transnacional, con jornada de trabajo extendida, bien parecido, buen padre, buen proveedor, buen esposo, buen amante, esposa guapa, preparada, buena amante, dispuesta, buena madre, etc. etc. El matrimonio perfecto. De repente ella se percata que él le es infiel con su secretaria y:
Dos escenarios estimados lectores, procedo y:
Lo mando a investigar con una agencia especializada, con el mismo dinero que me da de gasto, lo cuadro, lo exhibo ante sus hijos su familia, su trabajo y lo más importante, “que todos sepan quién es”, ¡Me engañó! ¡Me engañó! ¿Me Engañó? ¿En verdad se metió con otra porque ya no me quiere?... ¿Mi familia me apoya? “Quieren lo mejor para mi” “Nunca me gusto ese hombre” “SIC” (Comentario de la sagrada suegra del infiel, mamá de la ofendida). Nos metemos a un proceso de divorcio largo, corto, como sea, muy doloroso. Lo corro no quiero verlo, los hijos dejan de ver a su papá, yo duermo sola, ¡mejor sola que con ese… infiel! ¿Mejor sola? ¿Si? Nos divorciamos, pasará pensión a sus hijos, yo mientras, pues a trabajar. ¿A trabajar?, ¿De qué? ¿Hace cuánto no trabajo?, ¿Y los niños? ¿Y la casa?, ¿Mis amigas? ¿El café? ¿El Gimnasio? ¿La familia?, ¿¿¿¿Cuántas preguntas sin respuestas, otras con respuestas dolorosas!? NO LO PERDONÉ.
2. No investigo más, si me enteré fortuitamente y no me consta hago lo imposible por no seguir investigando y que no me conste. Aplico “filosofía de Juan Gabriel”, el que busca encuentra, mejor no ando buscando. Contengo mi enojo y lo sujeto al beneficio de la duda que nunca dejaré de tener. Hablo con él y le expreso mi “inquietud” al respecto de la latente infidelidad sin personalizarla ni aseverarla. Me aplico en la cama, con la familia, en mi persona y con la espada y mi escudo gano esta batalla sin dar un solo golpe, y recupero a mi esposo que ni siquiera se enteró que lo estaba rescatando. Nadie supo que pasó, solo yo. Sigo con mi familia, con mi esposo probablemente infiel (nunca lo sabré) (ni quiero saberlo), y ya aprendí a no bajar la guardia, mi pareja siempre será hombre, pero también siempre será mi esposo y el padre de mis hijos, es un lazo muy fuerte que debo mantener así, fuerte, sin óxido, brillante. ¿Por qué yo? Porque me conviene. ¿Nunca más será infiel? Casi seguro que sí, ya sé que hacer. LO PERDONE.
Mismo ejemplo, pero ahora la infiel es la Mujer:
Bien, paciente casado con 3 hijos, alto gerente de empresa transnacional, con jornada de trabajo extendida, bien parecido, buen padre, buen proveedor, buen esposo, buen amante, esposa guapa, preparada, buena amante, dispuesta, buena madre, etc. etc. El matrimonio perfecto. De repente él se percata que ella le es infiel con alguien, así que procedo y:
La mando a investigar con una agencia especializada, la cuadro, la exhibo ante sus hijos su familia, su trabajo y lo más importante, “que todos sepan quién es ella”, ¡Me engañó! ¡Me engañó! ¿Me Engañó? ¿En verdad se metió con otro porque ya no me quiere?... ¿Mi familia me apoya? “Quieren lo mejor para mi” “Nunca me gusto esa golfa” (Comentario de la sagrada suegra de la infiel, mamá del ofendido). Nos metemos a un proceso de divorcio largo, corto, como sea, muy doloroso. El corro por pu… No quiero verla, los hijos dejan de ver a su mamá, yo duermo solo, ¡mejor solo que con esa… infiel! ¿Yo nunca fui infiel? ¿Mejor solo? ¿Si? Nos divorciamos, ¿le dejaré a los hijos? yo pues sigo trabajando. ¿Y los niños? ¿Y la casa?, ¿Mis amigos? ¿Los paseos? ¿El Gimnasio? ¿El sexo?, ¿¿¿¿Cuántas preguntas sin respuestas, otras con respuestas dolorosas!? NO PERDONÉ.
No investigo más, si me enteré fortuitamente y no me consta hago lo imposible por no seguir investigando y que no me conste. Aplico “filosofía de Juan Gabriel”, el que busca encuentra, mejor no andes buscando. Contengo mi enojo y lo sujeto al beneficio de la duda que nunca dejaré de tener. Hablo con ella y le expreso mi “inquietud” al respecto de la latente infidelidad sin personalizarla ni aseverarla. Me aplico en la cama, con la familia, en mi persona y con la espada y mi escudo gano esta batalla sin dar un solo golpe, y recupero a mi esposa que ni siquiera se enteró que la estaba rescatando. Nadie supo que pasó, solo yo. Sigo con mi familia, con mi esposa probablemente infiel (nunca lo sabré) (ni quiero saberlo), y ya aprendí a no bajar la guardia, mi pareja siempre será mujer, pero también siempre será mi esposa y la madre de mis hijos, es un lazo muy fuerte que debo mantener así, fuerte, sin óxido, brillante. ¿Por qué yo? Porque me conviene. ¿Nunca más será infiel? Casi seguro que sí, ya sé que hacer. PERDONÉ.
Así queridos lectores, con algunos cambios insignificantes, y por supuesto de una manera simplista obligada por las circunstancias, en estos ejemplos, tenemos varias ideas de a lo que nos enfrentamos en esta disyuntiva. Como siempre, mi primer consejo es: I. No seas Infiel. Pero recuerda, la vida es de equilibrios, si mi hombre o mi mujer me fue infiel probablemente sea yo, la o él responsable en alguna medida. Culpa no, no sirve de nada, responsabilidad si, de pensamiento, palabra, obra, omisión o todas. II. Si lo cachas o la cachas, antes de hacer “Franciscos” (léase Panchos), enfríate y piensa como en una película, que pasaría en la tuya a futuro si tomas tal o cual camino. ¿Te quitaría el dolor de haber sido “engañada(o) si lo (la) dejas?, ¿Vivirás mejor y feliz sin tu pareja infiel? O con ella. ¿Tus hijos serán más felices sin tu pareja infiel? ¿Tu familia de origen te entenderá y te dará lo que tu pareja infiel te da? O te culpará de todo. Puedo aceptar que somos humanos imperfectos y que compartiendo la responsabilidad de la infidelidad puedo evitar que ocurra de nuevo. Puedo pensar que yo también he sido infiel, quizá no lo (la) llevé a la cama, pero poquito faltó. ¿Realmente me fue infiel porque ya no me ama? Contéstate esas y todas las demás preguntas que surjan y después actúa. Recuerda cuando señalas con un dedo de tu mano a una persona, 3 dedos te señalan a ti. Júzgate tu primero antes de juzgar a tu pareja. Si puedes no juzgues. Asistir a terapia siempre es bueno, nosotros vemos la corrida de toros desde las gradas. La clave está en PERDONAR, si perdonas es para siempre, no se vale perdonar y cada vez que puedas usarlo, lo saques en contra de la pareja. Si puedes perdonar en silencio aún mejor.
Te sorprenderá saber la gran cantidad de hombres que, si descubrieran a su esposa con otro hombre, harían como si no hubieran visto nada por temor a perder a su pareja por lo demás espectacular. La mujer latina casi da por hecho la infidelidad masculina no comprobada. “La Vida dura poco, disfrútala y se feliz”.
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