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Ruth Axelrod

¿Qué les digo a mis hijos?


El ciclo de vida de la familia contempla, en un principio, un tiempo de estar con la pareja elegida, comprometerse a convivir a largo plazo para después pasar a desarrollar la familia. Siempre es muy emocionante tener bebés, pero al mismo tiempo es un reto nuevo y difícil.

El reto de mantenerse en pareja después del nacimiento de los hijos, es intenso.

Hay que aprender a integrar el rol de padres a lo que ya se tenía antes que era el rol de esposos o de compañeros. Implica muchísimo esfuerzo tanto físico como psíquico. Es una transición inevitable, deseada, pero que no se olvida por lo difícil que suele ser.

Es ir de dos que se aman a tres que tienen que aprender a amarse. Se aumenta un sub sistema a la familia, y se organiza una nueva generación.

En el manejo de los sub sistemas quisiera enfatizar que las reglas de comunicación y las reglas de comportamiento son distintas entre la pareja que entre los padres y los hijos.

No se les dice a los hijos todo lo que, si se dice entre la pareja, hay muchos filtros necesarios para proteger a los hijos de las circunstancias privadas de los padres. Y los hijos hacen lo mismo, no siempre comunican a sus padres sobre su mundo interno y privado.

La privacidad es un valor positivo entre las personas, todos tenemos derecho a tener espacio privados que no por eso son prohibidos, los secretos son otra cosa.

No existe una familia sin problemas, todos tenemos épocas más fáciles y otras más difíciles. Lo aceptemos o no, lo comuniquemos o no, las crisis serán parte del desarrollo y crecimiento normal de cada grupo familiar, y a su vez cada familia tendrá su estilo de enfrentar estos problemas, y ante esto desarrollará formas de lidiar con ellos.

Si en una familia alguno de los adultos toma la decisión de que una infidelidad es la forma de lidiar con su realidad, dependerá que hará con esto. ¿Lo mantendrá en secreto?

¿Lo hará público? ¿Lo usará para lastimar o lastimarse? ¿Lo llevará a un divorcio o a una reconciliación? Los destinos de una infidelidad pueden ser diversos.

La vida sexual de los adultos no compete a los hijos. No es conveniente preguntarles ni contarles los secretos de alcoba de los padres. Si son felices con su actividad sexual o no. Si tienen gustos especiales, si prefieren una posición u otra, etc. Ni les hace bien a los chicos enterarse de la privacidad de sus padres, ni entienden de que se trata, ni serán ellos los responsables de las decisiones de sus padres.

Además, de que si llegara a desarrollarse un proceso de divorcio se entendería que la infidelidad no es la razón principal por la cual se dio, sino como el resultado de un malestar en la relación amorosa donde ambos participantes han puesto algo de sí mismos para no arreglarlo de otra forma que no sea incluyendo una tercera persona.

Quizá mencionarles a los chicos de que uno de sus padres, al que ellos también aman, traicionó al otro solo los obligaría a que sus conflictos de lealtad sean más difíciles, eso haría que tomaran partido por el amor a uno solo de sus padres. Lo correcto es que los hijos puedan querer a sus dos padres que les dieron la vida, que puedan seguir su desarrollo tanto físico y emocional sin tantos tropiezos.

Los problemas de los adultos no son de los hijos, sin embargo, lo que generalmente sucede es lo contrario y se les cuenta a los hijos las historias de terror del conflicto entre sus padres para ponerlos de un lado o del otro del conflicto.

¿Dime tu si esto mejora la situación o la empeora?

Si una pareja ya está con problemas, al incluir la información en los hijos se complica más.

A los hijos habría que protegerlos de la información nociva y esperar al momento adecuado para hacerlos participes de las decisiones de sus padres.

Hay parejas que cada vez que se pelean o que no saben cómo resolver un conflicto hablan de divorcio y no es verdad que lo van a llevar a cabo. Otras, que a pesar estar al tanto de amoríos y situaciones comprometedoras, se mantienen juntas por muchos años. Cada pareja tiene su estilo y todos están bien en tanto no haya violencia ni física ni emocional, si ambos participantes están de acuerdo entonces, ¿Para qué incluir a los hijos? ¿Para qué contaminarlos de la forma de vínculo de sus padres? Los hijos viven los conflictos, pero de forma pasiva y dependiente, eso es lo que les toca hacer en su sub sistema. Confundirlos, agredirlos, asustarlos es muy fácil.

Solamente cuando las cosas ya están decididas y la pareja cambie su status valdrá la pena involucrarlos, avisarles de las nuevas decisiones de sus padres, no pedirles permiso, solo avisarles, ya que los adultos están para cuidarlos y serán ellos los que toman las riendas como padres.

Recuerda, los niños si tienen muy buena memoria y se acordarán siempre de lo que sus padres les comuniquen en lo referente a la infidelidad de alguno o en lo relacionado a rupturas familiares, así que solo comuniquemos cuando sea una situación final. ¡Seamos muy cuidadosos!!!



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