En principio, la respuesta al título del presente artículo puede llegar a considerarse como una misión imposible.
Pero existen casos donde la infidelidad puede llegar a superarse. La infidelidad causa angustia y depresión para quien la padece. Se tiene conocimiento, por estudios realizados, que más de la mitad de las parejas que han tenido relaciones extramaritales permanecen juntos. En lugar de separarse, dichas parejas logran llegar a un nuevo pacto y sus matrimonios se vuelven más sólidos. Lo que a usted lector, si ha padecido la infidelidad, le brinda una esperanza razonable que pueda salvar su relación.
La infidelidad puede llegar a ser perdonada, pero nunca será olvidada. ¿Qué hacer frente a esta situación? Se requiere recorrer un largo y sinuoso camino, de subidas y bajadas, con muchos obstáculos. Es fundamental que los miembros de la pareja asuman su responsabilidad de manera plena, ya que la infidelidad es el resultado de diferentes factores y problemas vividos por la pareja. La infidelidad entonces es la consecuencia y no la causa; motivada muchas veces por una inadecuada y deficiente relación de pareja por períodos prolongados.
En algunos casos perdonar la infidelidad resultará imposible, pero en otros cabe la esperanza que pueda perdonarse. Para llegar al perdón, la pareja deberá pasar por un difícil proceso de reconciliación. Si él o ella –los infieles- admiten su error, continuan enamorados y asumen la responsabilidad de realizar cambios, es potencialmente más factible salvar la relación, lo que conducirá al proceso de pedir perdón y ser perdonado. Alcanzar este resultado requiere de una ardua labor para la reparación del vínculo, que solo podrá alcanzarse hablando y dialogando por períodos de tiempos que varían de acuerdo a cada pareja.
En dicho proceso surgirán muchas preguntas a las que habrá que responder de manera honesta. Las preguntas que se vayan a formular por parte del afectado(a) serán de las que desee conocer las respuestas, pero no aquellas que lo dañen aún más. Retomar una comunicación franca y sincera implica que se escuchen el uno al otro sin interrupciones. Ambos tienen el derecho a ser escuchados. Es importante discriminar entre comprender y aceptar. La ira, el dolor, la vergüenza y el miedo son parte del proceso. Se trata de expresar lo que se siente sin caer en culpar, insultar o amenazar al otro de abandono.Una vez que lloraron, pelearon, gritaron, hay que sanar las heridas causadas. Es vital conocer y ver las razones y motivos que llevaron a la infidelidad.
Para salvar la pareja es vital contar con el acuerdo de ambos para reconstruir el vínculo dañado. Los miembros de la pareja determinarán si esto marca el fin de su relación o el comienzo de una nueva etapa. Surgirán todo tipo de emociones, y se requerirá de honestidad y no caer en agresiones verbales o físicas. Uno de ellos se sentirá herido, a veces confuso, muchas veces traicionado y fundamentalmente desamparado.
El perdón es un proceso personal que no implica forzosamente la reconciliación. La reconciliación es parte de un proceso que se alcanza entre dos personas. En consecuencia el perdón no supondrá nunca restaurar la relación con alguien que con mucha probabilidad pueda volver a hacer daño. Perdonar no es síntoma de debilidad. Se trata de perdonar cuidando de que no se hagan daño un vez más. Una infidelidad nunca se olvida, no obstante se puede perdonar. La pareja puede otorgarse a sí misma una nueva oportunidad. Cabe resaltar que el perdón implica muchas cosas, como el cambio voluntario de actitudes y conductas destructivas por positivas, dirigidas a la persona que incurrió en la infidelidad.
También debe tomarse en cuenta que el perdón no se da o se logra en un solo acto (de perdonar), es parte del prolongado y continuo proceso de reconciliación, que con el correr del tiempo se profundiza y se incorpora al ámbito de los afectos de quien otorga el perdón. Entonces se podrán cambiar actitudes, modificar sentimientos y alcanzar pensamientos diferentes, que deberán pasar forzosamente por la conducta y actitud del ofendido y el causante del problema.
Es uno el que elige, decide y asume la responsabilidad de perdonar, habiendo pasado por el proceso interno y sincero de la reconciliación, mismo que debe llegar a manifestarse en la relación con la pareja que le ha sido infiel. Poder perdonar tiene un impacto saludable en la persona que perdona, ya que al haber alcanzado una verdadera reconciliación a través de conductas positivas, lo libera de la carga de la culpa injustificada por la infidelidad padecida.
Después del perdón, en el proceso de reconciliación, cuando la pareja ha decidido permanecer(ellos) juntos, se requiere sanear y sentar nuevos principios para una renovada relación de pareja.
La sexualidad de la pareja deberá restablecerse como parte del proceso de perdón-reconciliación. Algunas parejas después de “la aventura”, renuevan su deseo sexual, como una salida y solución de la infidelidad. En otras parejas el afectado (a) evitará cualquier contacto sexual hasta que la reconciliación sea introyectada. Toma tiempo y se requiere de la voluntad y comprensión de los miembros de la pareja por igual.
Una relación después de una infidelidad puede rescatarse, perdonando y reconciliándose con plena conciencia y responsabilidad. Ello podrá lograrse si aún existe entre ellos amor, deseo por el otro e interés de seguir juntos.
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