Me ha costado algo de trabajo terminar esta columna, no están ustedes para saberlo pero nuestros queridos moderadores de infidelidad están muy al pendiente de que todos los contenidos del mes lleguen en forma y tiempo, últimamente me han recordado amablemente que no he entregado mi columna, y con justificada razón ya que llevo 10 días sin hacerlo, y como suelo hacerle, vi si alguna situación emocional me traía atorado con la entrega de mi columna, ya saben cuestión de deformación profesional, y lo que descubrí es que tengo miedo a abordar este tema, así que porfa sean gentiles con estas mis observaciones del machismo e intenten ser amables con mi visión de la nueva masculinidad.
La pregunta expuesta es ¿Qué es el machismo? Y la respuesta más simple que tengo para poder abrir el tema es: “Un sistema social en el que hombres y mujeres tenían roles específicos SIN PERMISO DE SALIR DE ELLOS” aunque en su momento este sistema fue útil, hoy en día es más costoso que beneficioso.
En este juego social del machismo todos salen perdiendo, por un lado, las mujeres, por todo lo expuesto durante más de 100 años de feminismo y también los hombres, porque a final de cuentas estamos encerrados dentro de un estereotipo de lo que debería de ser sin tener permiso de salir de él.
Hasta el día de hoy hace falta una “liberación masculina” ¿De qué se librarían los hombres en este caso? De la capacidad de ser distintos a lo que la sociedad les ha pedido hasta el momento. Hasta el día de hoy el “ser hombre” ha sido definido por la falta de permiso de ser distinto a lo que “ser hombre” es. En ese sentido un hombre con falda, vestido con ciertos colores, cuidando a sus hijos, llorando, sensible, amoroso, cercano, etc. Es visto como un “No hombre” socialmente. ¿Y quién tiene la culpa de esto? Yo diría que todos tenemos algo de responsabilidad, por un lado, los mismos hombres no nos hemos dado permiso de liberarnos y pedir las cosas que queremos y aprender a tomar la libertad de ser lo que queremos ser, por ejemplo, ser un hombre “amo de casa”. La otra dificultad que se tiene es la infravaloración de los roles que antes eran considerados femeninos. Déjame ponerte un ejemplo, vamos a imaginar que tu mejor amiga quiere estudiar enfermería, ¿No hay una parte de ti que cree que está estudiando esa carrera porque no se siente capaz de estudiar medicina? Y aunque habrá ejemplos de personas que hacen esto, la verdad es que hay gente que tiene vocación de enfermero, solo que como era considerado una carrera principalmente femenina hoy muchas personas la infravaloran.
Pero la pregunta que quizás sea más interesante para ustedes, más allá de todo este rollo teórico que a mí me parece bastante interesante, es ¿Y esto que tiene que ver con mi vida? Pues todo, porque más o menos, la mitad de la población de este país son hombres, como los vemos y los definimos pega en al menos la mitad de la población.
¿Qué podemos hacer para apoyar a que exista este permiso de ser lo que queremos ser?
Te recomiendo que le tengas paciencia a tu hombre, toma en cuenta que siente que, si es sensible o amoroso, está perdiendo hombría. Explícale que para ti está bien verlo triste y aprende a también redefinir la masculinidad dentro de tu experiencia personal.
Aprende a ver que no se gana nadie en la competencia de los géneros, mejor crear puentes de entendimiento, tanto de lo que viven las mujeres, como de lo que vivimos los hombres.
Y, por último, nota cuando estas poniéndole una etiqueta de “malos” a los hombres, tristemente es normal hacer esto, pero si tenemos paciencia y buscamos entender a profundidad muchas veces veremos que esa “maldad” es una falta de permiso a ser diferentes.
Gracias por la paciencia y si en este momento te están dando de ganas de escribirme para decirme que las mujeres han sufrido más, yo te diría que quizás sea cierto, pero la realidad es que en función de eso no se ha hablado de lo que les pasa a los hombres y es momento de empezar a hacerlo.
Una disculpa a los que suben las columnas de Infidelidad. Espero que el contenido al menos haya valido la pena.
Nos leemos pronto.
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