El origen de cualquier tragedia Es siempre una traición… ¿Qué traición pesará sobre nosotros?” Raúl Zurita (1950), Poeta Chileno. (1)
Cuando se habla de traición, puede llevarnos a pensar de manera inmediata en historias de amor, infidelidad y venganza en una pareja, sin embargo, hay múltiples tipos de traiciones y usualmente todas refieren un engaño que se comete al transgredir la lealtad esperada; al romper el vínculo directo con la ética, honestidad, responsabilidad y valores que al ignorarse producen tristeza, decepción, coraje... así se explica que sea tema guía tan recurrente plasmado en poemas, ballet, películas, novelas, por sólo citar algunas de las formas de incluir la traición.
Pero no se circunscribe solo a la pareja. La traición es un fenómeno multidimensional y alcanza a las “mejores” amigas/amigos; a parientes en primera línea; a cualquier persona en quien se haya depositado la confianza, esta significa un compromiso recíproco, pero cuando lo rompe una de las partes se crea una separación profunda entre ambas personas. Puede extenderse a la patria y los valores nacionales como soberanía, independencia y libertad, pues involucra mandatos, leyes, ideales… considero que la más grave de todas es la traición a una misma/mismo.
La traición pueden padecerla tanto mujeres u hombres, muchas veces por los obstáculos que les impone el actual modelo de desarrollo económico, aun así, la viven de diferentes maneras, esto por cuestiones de género. Un ejemplo es el embarazo adolescente, para muchas niñas resulta difícil identificar o reconocer el hecho como una traición a sus aspiraciones iniciales: “Conozco de anticonceptivos, pero me ganó la emoción” dice a una reportera de El Universal (2) Joanna, de 13 años de edad con siete meses de embarazo y declara sentirse feliz. Como todo futuro, el suyo resulta incierto, lo seguro es que tendrá cambios tajantes en su vida. La experiencia demuestra que el embarazo prematuro conlleva un alto riesgo para la salud de la madre y bebé, según UNICEF.
Pero no es la única, se considera que en México hay una verdadera “epidemia” de embarazos adolescentes no deseados. De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (2015): “33 mil 500 adolescentes menores de 18 años abandonan sus estudios de bachillerato porque se enfrentan a embarazos adolescentes” declaró la directora general de Desarrollo Político en el Estado de México. (3) En este contexto, algunas de esas jóvenes están traicionándose a sí mismas, pues entre sus proyectos no estaba el embarazo o una unión marital temprana.
Paulatinamente la sociedad mexicana se ha ido acostumbrando a este fenómeno, se mira como una situación “natural” y se convierte en otro hecho social; aprobado o no, ahí está y trastoca la vida, no sólo de las jóvenes, también de sus familias y de la sociedad completa. Son adolescentes que interrumpen sus estudios, sus sueños y objetivos personales y de esta forma se traicionan a sí mismas, colocándose en una situación de vulnerabilidad social. Según Marcela Lagarde (2004: 130), “En ese camino, muchas mujeres se retraen abandonan sus objetivos, se adaptan a condiciones inaceptables, muchas se resignan, alentadas por las más variadas ideologías del conformismo social y personal. Sufren una derrota vital.”
Las investigaciones muestran que mientras más joven se involucre una mujer en la maternidad y en la vida de pareja, menos oportunidades tendrá para su desarrollo personal. En los tiempos actuales, como sociedad, hemos de luchar por encontrar la manera de impedir que las niñas se sigan embarazando. En ocasiones esa situación puede ser producto de la emoción como señalaba arriba Joanna, pero en otras, los embarazos provienen de violaciones por parte de miembros de la familia o de amistades cercanas, que por temor o vergüenza no se denuncian. Recordemos que un violador es un “hijo sano” del patriarcado, porque ha aprendido que las mujeres están ahí para satisfacer sus necesidades.
Por ello es básico que, como sociedad, desde las familias, apoyemos a las niñas de nuestro entorno cercano para prevenir embarazos y a los varones hay que hablarles del tema que también les atañe; de manera paralela demandemos campañas y acciones que construyan una cultura de la prevención del embarazo. No es válido aceptar que fue su decisión este hecho social tan pernicioso para nuestras niñas, cuando ya se demostró que fue posible bajar los índices de gestaciones, por ello son urgentes políticas públicas eficaces y creativas capaces de lograr empatía con las jóvenes y mostrarles que la maternidad no es un destino, es una opción y hay tiempos para ello.
Virginia Woolf en su libro “Un cuarto propio”, recomendaba a las mujeres: “hay que ganar dinero y tener un cuarto propio. Con el dinero se compra el tiempo necesario para escribir, imaginar, crear. Sólo en un cuarto propio en el que no hay niños reclamando atención, un marido exigiendo la cena, donde ella, pueda dejar que la imaginación y la inspiración se fusionen sin que la presencia de ropa lista para lavar o planchar, o el ruido del guiso en la estufa, traicionen su atención en pensamientos distintos a esa reconciliación con ella, su mundo y su obra.” (Grajales, Carolina; 2006: 483) Lo fácil es criticar a las adolescentes y juzgarlas; lo complejo es apoyarlas para impedir que lleguen a embarazos no deseados y evitar que éstos les roben sus ilusiones y traicionen sus proyectos de vida y por tanto, se traicionen a sí mismas.
Referencias:
Ostornol Almarza, Antonio (2015). La historia como traición en la novela chilena de los últimos 50 años en “Historia reciente de Chile y narrativa contemporánea: simetrías y refracciones”. p. 305.
(2) El Universal http://www.eluniversal.com.mx/articulo/nacion/sociedad/2016/03/8/conozco-de-anticonceptivos-pero-me-gano-la-emocion (Consultado: agosto 23-2016)
(3) El Sol de Toluca (02-2015). http://www.oem.com.mx/oem/notas/n3711627.htm (Consultado: Agosto 23:2016).
(4) Lagarde y de los Ríos, Marcela (2004). El empoderamiento y el poderío de las mujeres. En:
www.mujeresenred.net/IMG/pdf/ElFeminismoenmiVida.pdf
(5) Grajales V., Carolina (2006). Teoría Social III. 2ª. Edición, 3ª. Reimpresión. Escuela Nacional de Trabajo Social. Universidad Nacional Autónoma de México. México.
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