¡Nana, Nana! Gritaba emocionada Celia mientras corría acelerada hacia el fondo del gran jardín, donde su nana Mago cortaba unas hermosas flores para el concierto de piano que daría su madre esa tarde, en la casona de Tacubaya.
- ¿Te mandó o entregó algo para mí, Nana?
- ¡Um! no sé, déjame ver si por ahí hay algún papelito o algún pajarito me dejo un guardadito…
Celia, con tan solo 16 años brincaba como una chiquilla, emocionada al ver que su nana Mago sacaba de su delantal un papelito, envuelto con hilo dorado y olor a lavanda que se entremezclaba con el aroma a tierra mojada de fines de agosto de aquella ciudad de México del año 1895.
-Ya mi niña, ni pa’ que tanto alboroto, pura palabreja que te escribe el mentado Manuel ¡Cómo si con eso te fuera a mantener! Ya verás, si se entera Don Pedro… te pone una cueriza por andar de coscolina de papelito en papelito; en una de esas me agarran a mí también y me dan pa’ mis tunas.
-No sea así nana Mago, además ya sabe que mi a’má, la quiere mucho- y abriendo el papelito en cuestión, saltaba con un gritillo de júbilo al leer las palabras de amor de Manuel. Celia construía escenarios en su mente y corazón, soñando con un futuro tomada del brazo de Manuel, paseando por la Alameda Central un domingo y ver a lo lejos la gallardía y pompa de Don Porfirio Díaz, quien acostumbraba a pasar esos días ahí…¡Ah!, remembranzas.
-Ande mi niña, ya bájese de la nube o va caer como zopilote mojado…
- ¡Ay Nana! ¿No ve que Manuel me escribe cosas para mi corazón?
- ¡Ay mi niña! nomas s0e entera tu mamá… nos va como cerdo en cena de Navidad.
Cuando las palabras (de cualquier idioma en el mundo) se traducen en imágenes, al pasar al terreno de la construcción del imaginario en el plano subjetivo del universo sentimental, se arriba a escenarios infinitos por definición, cuyo lenguaje es, por su misma esencia, universal e inherente a la naturaleza humana.
La Internet, en todas sus variantes actuales: redes sociales, nubes de información, plataformas de difusión, foros de discusión, skype, etcétera, ofrece la posibilidad de expresar una cantidad infinita de sentimientos, alineándolos en un plano de entendimiento llano. Es decir, es como una pista de aeropuerto. Donde todo tipo de aviones, sean jumbos, dc-10, 777, avionetas, etcétera, deben usar para despegar y para aterrizar. Esto da la oportunidad de generar una serie de posibilidades de comunicación, cuya velocidad rompe los paradigmas del tiempo-espacio y permite a millones de seres humanos intercambiar sensaciones, costumbres y cultura, abriendo nuevos canales de interacción que conllevan a nuevas formas de relacionarse sentimentalmente entre gente que pertenece a distintas culturas.
Hoy en día ver parejas que se conocieron en el internet es ya una realidad social y culturalmente una expresión universal, donde las relaciones humanas han encontrado que aquellas formas de carteo desde épocas antiguas, siguen tan vigentes como siempre, que la internet y las actuales tecnologías han ayudado a la construcción de nuevas “sociedades virtuales” que se traducen en nuevas realidades de comunicación sentimental, haciendo que las palabras se hagan imágenes de ensueño; alentando en mucho, escenarios donde el amor tiene en el internet y el ciber espacio, nuevas formas de expresión y se muestran los sentimientos de siempre, tan propios de nuestra especie, contribuyendo a una mejor comprensión, por ende, de otra culturas y realidades.
La bisnieta de Celia, Celina, licenciada en Administración de Empresas, ha formado un álbum de fotos antiguas del barrio de Tacubaya de finales del siglo XIX, bajadas del Internet y se las llevará a su prometido Pierre Capelli, hombre ítalo-francés de Bolonia, a quien verá en Cancún y a quien conoció en un sitio de Internet. Celina tiene tres hijas adolescentes y se divorció de Luis, a quien conocía desde niños. Vivieron en la misma calle, habían ido a la primaria, secundaria, preparatoria y universidad juntos… Al fracasar una relación sentimental desgastada desde su inicio, se hizo necesario para Celina, el acceder e innovar una búsqueda sentimental, que le generara bienestar.
En los tiempos actuales, en las sociedades urbanas (principalmente, pero no se descarta ya a las rurales), para miles de seres humanos las formas tradicionales de contraer nupcias o accesar a una relación de pareja han dejado de ser garantía de “seguridad” o de “felices para siempre” y si bien hay que tener mucho cuidado y precaución por los peligros inherentes a los fraudes que representan estas relaciones, en muchos casos, también, estos mecanismos de construcción alternativas de relaciones son historias de éxito, que además permiten, como se ha dicho, una interacción entre distintas culturas la cual abre nuevos escenarios del amor, como una realidad social y universal que, por fortuna, nunca dejará de existir.
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