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Javier Fierro

Nuevas familias.



Actualmente, la sociedad mexicana ha enfrentado uno de los tabúes más significativos de la historia femenina en nuestra era: Ser Madre Soltera.

Lo anterior no sólo cae dentro de la falsa idea de que la mujer está hecha únicamente para el cuidado de la casa, sino también evidencia la postura machista y desinteresada de muchos hombres, quienes dejan a sus mujeres e hijos a la “gracia de Dios” y se desentienden de ellos.

La situación imperante nos lleva a reflexionar sobre dos temas principales: la asignación de roles psicosociales (labores exclusivas de género) y el modelaje que reciben los hijos al estar ausente la figura masculina en la crianza.

Como he mencionado anteriormente, la asignación de roles es meramente cultural y social. Los roles se asumen ante la necesidad de cubrir los mínimos requisitos de supervivencia y educación de nuestros hijos. No importa en realidad quién haga qué, sino realizar la labor. Así, nuestros niños no seguirán cargando con el estigma: los hombres sólo servimos para trabajar y las mujeres para atender a la familia y a su casa.

Por otro lado, nuestros niños están siendo expuestos al cambio de roles al interior del núcleo familiar. Con esto se genera una confusión psicosexual identificándose con el rol más agradable para ellos y no el que les corresponde o el cual, por adaptación les toca asumir. La vida hace veinte años era más simple para los niños, quienes tenían modelos de familia funcional tradicional, con roles asignados; bastaba con cumplir las expectativas impuestas y listo.

Hoy en día, esta situación es un coadyuvante cada vez más influyente en la identificación psicosexual de nuestros jóvenes. Al tener más roles a los cuáles apegarse, resulta más fácil deshacerse de aquellos que no parecen atractivos y peor aún: aferrarse a los más sugestivos por simple modelaje, no por elección, no por imposición social ni cultural.

El cambio de roles y modelos de familia ha trastocado el tejido sociocultural de nuestra sociedad y ha sido en pos de la diversidad y la tolerancia. ¿Qué valores serían más importantes en la educación de nuestros niños: la identidad de género y por ende psicosocial o la tolerancia ante una sociedad cambiante? Es difícil responder a la anterior pregunta, pues ambos tienen contribuciones y repercusiones muy impactantes en la vida de nuestros futuros adultos.

La sociedad ha estado generando cambios sociales en numerosas ocasiones, durante la historia de la humanidad, pero nunca se ha dado a la tarea de analizar las posibles consecuencias de dichos cambios.


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