Según el diccionario español Nuevo Espasa Ilustrado, “pareja” significa: conjunto de dos personas que tienen alguna correlación o semejanza, o un conjunto de dos en donde cada parte tiene el mismo valor que la otra. Pareja pertenece a la posibilidad de emparejarse, de tener un complemento que empareje las diferencias. Refiere a la búsqueda de aquello que hace falta y que genera falta.
Cada pareja tiene su dinámica particular, sus procesos vinculares característicos y las fases por las que cursa y rompen su equilibro. Cada sujeto se arma con su pareja, desde la mirada inicial donde el cuerpo imana al otro, o donde la búsqueda del amor se posiciona. Cada uno trae consigo su carga de trauma y de vida anterior que pondrá al servicio de una nueva relación.
Las reglas del estilo amoroso se encuadran al principio de un nuevo amor y es desde la experiencia y de lo cotidiano, donde se decide si se mantienen o se retiran. Cuando se decide ingresar a la vida conyugal, oficial o extraoficialmente, es cuando se podría aclarar la monogamia como estilo.
¿Qué requiere una pareja para mantener su compromiso dentro de la monogamia? ¿Pueden las parejas platicar sobre el deseo mutuo de mantener su vida sexual solo para ellos dos? ¿De no aceptar provocaciones ni pruebas con otros cuerpos?
¿Cuál será el camino de cada pareja para no defraudarse a si misma y poder solucionar sus diferencias sin acudir a una tercera persona que los ayude a distraer sus diferencias, sus enojos y sus ansiedades? ¿Será que la infidelidad es una medicina que se encuentra en cada esquina que ayuda a olvidar que el sexo conyugal es aburrido aunque estable y satisfactorio y que vivir muchos años con la misma persona también hace la vida tediosa, reglamentada y formal?
Las parejas requieren de saber convivir en las buenas y en las malas, en épocas de enamoramiento y en épocas de desilusión o de pérdidas compartidas, aunque cabe mencionar que poco somos entrenados para tolerar las partes difíciles de uno mismo y de la otra persona. Sabemos poco de cómo acompañarnos cuando algo nos ha dolido y tenemos que dejar de pensar en nosotros para cuidar al otro. Sabemos mucho más de juegos de poder que de negociaciones, de cómo “darle en la torre” al esposo, que ceder para lograr un nuevo acuerdo entre las partes. De cómo provocar a la esposa y agredirla, antes que acceder a un eslabón menos tirante.
Los juegos de poder que establecen las parejas comienzan siendo inconscientes, pero sucede que pueden invadir las decisiones de las parejas y volverse guerras campales y destructivas.
¿Cómo establecer formas de comunicación y de negociación donde ambos puedan buscar ganar? Una estrategia de ganar - ganar requiere respeto, honestidad, posibilidad de ceder encontrando que el juego de ganar - perder deja a los integrantes en una asimetría dolorosa que continuará con una venganza que lastimosa … ¡Más vale un mal arreglo que un buen pleito!
Otras creencias radican en considerar que tener pareja implica ser parejos en derechos y en obligaciones, en sentires y en reflexiones y aquí, comenzamos con los eternos discursos de insatisfacción que esta definición causa.
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