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Carolina Grajales Valdespino

Mujeres y roles actuales.

Actualizado: 12 jul 2023



¿Por qué a las mujeres nos corresponde hacer el Trabajo Doméstico en las familias? Esta es una pregunta que muchas veces nos hacemos. En nuestra sociedad (de acuerdo con la asignación de roles tradicionales) desde la más tierna infancia se entrena a las niñas para “hacer las tareas de la casa”. Si no me crees, revisa los juguetes de las niñas de tu entorno cercano.

Esto representa una expropiación social del cuerpo de las mujeres; quienes en la lógica patriarcal son destinadas para ser en un futuro: buenas esposas, buenas madres y buenas amas de casa, en otras palabras, un ser para otros.

En este marco se incluye el género, que constituye la forma en aprender a ser mujer y a ser hombre en cada cultura y época específica; influenciada por las ideas, creencias, mitos y más. Se trata de un conjunto devaloraciones sociales sobre masculinidad y feminidad.

El ámbito familiar es el espacio inicial de tal aprendizaje; ahí los cambios reales son más difíciles dada la resistencia generada por las tradiciones y costumbres arraigadas por siglos, porque las estructuras sociales se convierten en estructuras mentales, de ahí la dificultad de modificarlas.

Friedrich Engels, en su libro clásico El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, familia proviene del vocablo “famulus” o esclavo doméstico y es una “organización de cierto número de individuos libres y no libres, sometidos al poder paterno del jefe de ésta”. Así, los roles en las familias actuales tienen el germen de la esclavitud y la servidumbre, misma que hasta la fecha ha prevalecido con sus matices y especificidades respectivas.

Las familias en las sociedades occidentales tienen roles de género establecidos de forma muy sólida, reproducidos por generaciones. El rol es aquello que “te toca” ser, sentir y actuar si eres mujer o eres hombre. Otro elemento esencial implícito en el género es el poder; “el género es el campo primario (…), por medio del cual, se articula el poder.” (De Barbieri, Teresita; 1992), y el poder se ejerce por doble vía: por un lado, las condiciones económicas y sociales y por otro, las creencias y valores hegemónicos.

En mi trabajo con grupos de mujeres, he podido constatar que la presencia del poder no se contempla de forma clara; su ejercicio es difuso, pues se asume como algo “natural” atribuirles a los hombres el rol de superioridad, inteligencia, toma de decisiones importantes y hasta dirigir la vida de las mujeres, mientras a ellas se les otorga el papel o rol de sumisión, resignación, fidelidad, servicio y de nuevo la expectativa de ser y hacer para otros.

Así, resulta difícil referirse a las familias del siglo XXI sin considerar el Trabajo Doméstico (con mayúsculas) como parte de los roles asignados. ¿Cuántas veces hemos escuchado el siguiente diálogo?: “Señora: ¿usted trabaja? No, soy ama de casa.” Algunas mujeres y la sociedad en general consideran que el hecho de trabajar sólo se aplica para actividades fuera de casa, en cualquier sitio donde se cumpla con un horario, haya una autoridad a quien rendir cuentas y vigile el desempeño.

De acuerdo con Ángeles Durán (1990), las actividades cotidianas realizadas al interior de la unidad familiar, para el desarrollo de sus integrantes y con el propósito de transformar productos o servicios, con valor de uso y que se consumen de inmediato, implican diferentes tipos de tareas: a) De reproducción biológica: tener hijas e hijos. b) De socialización: educar hijas e hijos, transmitirles valores, tradiciones, religiones, idiomas, miedos y en general, todo el proceso de socialización. Ser anfitriona, organizar o participar en fiestas tradicionales. c) De reproducción de la fuerza de trabajo: la reposición diaria de la capacidad laboral o escolar familiar, vía la satisfacción de sus necesidades: alimentación, salud, vestido… dejarles listos para trabajar o estudiar. d) De ejecución: lavar ropa, trastes, pisos, cocinar, planchar, barrer, hacer compras, llevar a servicios médicos; cuidados afectivos, intelectuales, sexuales; cuidar personas enfermas o ancianas. e) De gestión: trámites en bancos, pagos de servicios, juntas escolares, vecinales, actividades religiosas, comunitarias, otros.

El Trabajo Doméstico tiene como características: ser continuo actividades físicas sin fin, es simultáneo, se hacen varias tareas al mismo tiempo; es intenso, requiere rapidez, urgencia, esfuerzo, tomar decisiones vitales; sobre todo es RUTINARIO y con su cuerpo, las mujeres generan las condiciones necesarias para el mantenimiento y evolución del ciclo vital del conjunto familiar, desde su nacimiento hasta la muerte. Sabemos que, a mayor ingreso, más uso de electrodomésticos o apoyo de otras mujeres para su elaboración, pero la responsabilidad del mismo todavía se deposita en las mujeres.

Después de la Segunda Guerra mundial, el economista inglés John Maynard Keynes (1883-1946) preguntó ¿quién pagará el Trabajo Doméstico? Porque el si lo consideraba trabajo, y como ni empresarios, ni el Estado lo asumieron, inventaron una fórmula maravillosa, las mujeres lo harán: ¡Por amor a su familia! Y para promover su invento hasta Marilyn Monroe aparecía en calendarios y anuncios con su enorme sonrisa y sensualidad, un mandilito muy coqueto y usando una escoba o una aspiradora. Si quieren saber todo lo que hicieron para convencer a las mujeres a través de revistas femeninas, anuncios, películas y además y qué les puede suceder a quienes abandonan los estudios universitarios para casarse con un exitoso profesionista y asumir con alegría su rol exclusivo de amas de casa y cómo salir de esto, les recomiendo La mística de la feminidad de Betty Friedan.

Bonino, Lozoya, Leal y Szil, hombres feministas, han escrito que “Por cada mujer que no ha tenido acceso a un trabajo o salario satisfactorio, hay un hombre que se aprovecha del trabajo gratuito hecho en casa y no mueve un dedo para reivindicar la igualdad de derechos laborales de las mujeres” Si queremos un cambio y la desaparición de tales desigualdades, es básico que toda la familia acepte sus responsabilidades y deje a un lado los pretextos para no asumir lo que le toca, con esto se eliminaría la esclavitud moderna en los hogares en pleno siglo XXI y es mayor cuando las mujeres ejecutan una doble jornada. Tú que estás leyendo esto ¿fomentas la esclavitud moderna en tu hogar o estás haciendo algo por transformarlo?

Referencias*

Bonino, Lozoya, Leal y Szil. Masculinidades. Por cada mujer hay un hombre… http://nuriavarela.com/tag/por-cada-mujer/Consultado el 17 de julio de 2014.

De Barbieri, Teresita. “Sobre la categoría género. Una introducción teórica metodológica”, en Revista Interamericana de Sociología, núm. 2, mayo-agosto, 1992.

Durán, Ángeles. ¿Qué es el trabajo doméstico? La jornada interminable. Editorial Icaria, México, 1990.


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