Es recurrente que las personas quieran conocer más sobre sus parejas sentimentales ya que no es raro que se vean sorprendidas al enterarse de que son personas con algún compromiso, como tener hijos, estar casados o casadas, tener adicciones, temperamentos destructivos o simplemente no ser lo que aparentan ser.
En nuestra creciente sociedad en la que hemos perdido la posibilidad de obtener referencias de boca en boca, donde tal vez se conoce a alguien en un bar, gimnasio o trabajo, el cual puede llegar a vivir a decenas de kilómetros de distancia o simplemente los vecinos de la propia casa, ha creado un anonimato entre las personas, el cual aprovechan algunos para aparentar o reconstruir sus vidas imaginarias, eso, por supuesto, interesa a defraudadores de todos los niveles y estratos y con diferentes fines.
Algunos lo utilizan para realizar un negocio y obtener dinero, otros por compañía o sexo. No es raro encontrar mujeres que incrédulas, se ven sorprendidas porque la persona con la que llevan un mes, un año o cinco años de relación, son casados o les han vaciado la cartera o las cuentas bancarias; pasan de ser novias con esperanza de matrimonio a simples amantes por la habilidad y labia de un defraudador.
El arte de seducción alcanza estrategias inimaginables: “estoy divorciado”, “mi mujer no me comprende”, “yo no soy de ésta ciudad”, “no te presento porque no quiero tener problemas con mi mamá”, “vivo muy lejos”, “mi trabajo me impide verte porque viajo mucho” o “tengo que hacerle una operación a mi hijo y necesito que me prestes dinero”, “para vivir juntos debo cerrar éste negocio y necesito de esos recursos”, etcétera.
Es un juego en el que, por necesidad de compañía o por inocencia, se cae con facilidad.
Aunque se presenten infinidad de hechos y situaciones incongruentes a la realidad, muchas mujeres cierran los ojos ante lo evidente, continúan esperanzadas en que todo sea real, sin embargo, se equivocan en la mayoría de los casos y terminan siendo “el segundo frente”.
Por supuesto que un proceso de noviazgo resulta siempre útil para tener la posibilidad de conocer más sobre la otra persona, los padres, la familia, amistades, ambiente social, fama, actividades, preferencias, compromisos, inclinaciones de carácter e infinidad de datos que le permiten a cualquiera formar su propio criterio y decidir si desea compartir su vida y bienes económicos con la otra persona.
Las decisiones apresuradas y poco reflexivas siempre tienen sus consecuencias, que normalmente no son muy agradables. Es recomendable tomarse su tiempo e indagar más sobre las características e información de alguien de la cual nuestro sentido común nos alerta.
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