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Marisela Tinajero

Mis fantasmas y tus monstruos aprenden a convivir

Actualizado: 21 ago 2023

Cuando nos atrevemos a embarcarnos en una de las de experiencias más alucinantes que tiene la vida, “la relación de pareja”. Nos aventuramos a subirnos con todo, con sus deseos y los míos, mis anhelos, los suyos, mis fantasmas, los suyos, sus monstros y también los míos.

Uff, la cosa así ya no se ve tan sencilla, sin embargo, eso en una etapa de enamoramiento no nos va a detener. Y poco a poco esos llamados fantasmas empiezan a aparecer, ¿cómo?, de diversas formas.

Traemos a nuestra relación presente, lo que vivimos en relaciones pasadas, a través de la suposición, pensar por el otro, intuir, dar por hecho, etc. De modo que le colocamos todas estas situaciones (y en particular, las situaciones desagradables) a nuestra actual pareja.

Otros de nuestros fantasmas son ese miedo a repetir la historia pasada, (aunque para hacerla diferente hay que hacer lo que, hasta ahora, no hemos hecho). Tal vez, vivir otra infidelidad, violencia en la pareja, a amar apasionadamente y no recibir lo mismo, un sinfín de posibilidades y combinaciones.

¡Y que tal! sus monstruos y los nuestros, representados de una y mil maneras:

  1. Criticar, corregir o sancionar todo lo que hace o deja de hacer. “Está bien, pero si le hubieras puesto X”, “Estaría perfecto, si el vestido te quedará X, o si te hubieras puesto la corbata X”, etc. Este monstruo, vive de buscar la perfección.

  2. Colocar la palabra siempre o nunca, sobre todo en momentos que presentamos enojo” Tú siempre me dejas esperándote”,” Nunca cumples con lo que prometes” etc. La realidad es que, siempre, sería de 10 veces, las 10 hace o deja de hacer lo mismo y si revisamos con detenimiento, encontraremos que no es así. Probablemente lo que habla con frecuencia es nuestro enojo y a su vez una forma poco asertiva de comunicar lo que la situación nos hace sentir, pensar o actuar.

  3. Otro de los monstruos que con frecuencia están en muchas de las relaciones son aquellas ideas o creencias de “cómo deben ser la vida en pareja” que ya no cuestionamos, por ejemplo: “Tener una pareja es mejor que no tenerla, por eso debo aguantar”, “En la relación de pareja, alguien debe llevar las riendas”, “Mi pareja debe, tener X o Y característica”, etc. Este monstruo se alimenta de ideas falsas (o vivencias de otros) que he nos han vendido y hemos comprado sobre la pareja a lo largo de nuestra historia de vida.

  4. Sentirse superior a la otra u otro, es un gran monstruo que acompaña a muchas relaciones de pareja y que indudablemente las lleva a la fractura y a lastimarse emocional, física, económica y socialmente con frecuencia. “Tú siempre quieres hablar” “Siempre quieres opinar y no conoces el tema”, “Nunca entiendes a la primera”, “Es inútil tratar de explicarte”. Un monstruo que indudablemente se alimenta de la soberbia.

  5. Y otro es el silencio o la nulificación total de la pareja. Por ejemplo ante un problema o conflicto una de las partes no discute, no habla, ignora y sobre todo nulifica al otro, parece que entonces no hay un problema que resolver, al contrario hay varias situaciones que resolver, a) la que generó el conflicto, b)la manera en cómo se aborda y c) cómo me hace sentir.

Estos cinco puntos o fantasmas y monstruos, son solo algunos de lo que con frecuencia se viven en la pareja.

¿Qué podemos hacer?

Varias cosas

  1. Saber que la relación de pareja presente es única, si notamos situaciones parecidas, invitemos a nuestra pareja al diálogo, no demos por hecho, preguntemos, sin enjuiciar.

  2. Cuando afirmamos SIEMPRE-NUNCA, o colocamos, PERO en nuestras conversaciones, por un lado, no damos oportunidad de imaginar que puede ser de otra forma y el pero descalificamos no solo las acciones u omisiones del otro/a, sino a la persona misma.

  3. Romper con las ideas o creencias que hemos tenido de lo que debe ser la pareja y darnos oportunidad de construir nuevas formas de relacionarnos en pareja, en todas áreas a través de generar acuerdos explícitos con la otra y otro contribuirá en gran medida, una relación afable, gozosa y satisfactoria para ambos miembros de la pareja.

  4. Recordar que algo que nos hace decidir estar en pareja, es la admiración que le podemos tener a esa persona y que la otra persona también siete por nosotros. De modo que, la soberbia o sentirse superior no abonará nada a nuestra relación de pareja. Practicar la humildad (no es lo mismo que ser sumisa/sumiso) puede ser un buen inicio de contrarrestar ese gran monstruo que algunas y algunos reflejan en su relación.

  5. Tener en cuenta lo que dice Watzlawick, en su libro Teoría de la comunicación Humana, “todo comunica”, es decir, el silencio también comunica algo, en muchas ocasiones las personas tienen una falsa creencia de que no conversar, evitará o hará que los problemas desaparezcan. Sin embargo, promueve todo lo contrario; el silencio como respuesta ante una situación de conflicto origina la interpretación, generar una montaña de emociones y sentimientos y construir historias, casi siempre catastróficas. Una de las formas en las que podemos empezar para romper el silencio, a) pedir tiempo fuera (un par de minutos, horas) para pensar en cómo resolver la situación, b) hablar de la emoción que produce, de cómo nos sentimos ante el evento, c) separar la situación de la persona, entre otras.


Aprender a observar nuestros fantasmas y/o monstruos y reconocerlos son dos pasos fundamentales para construir relaciones de pareja más auténticas y satisfactorias.


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