Tenemos la buena suerte de comenzar un nuevo año, un nuevo episodio que nos permitirá seguir adelante con los proyectos valiosos del año anterior e iniciar con algunos nuevos.
¡Les deseo lo mejor a cada uno de ustedes! Este espacio es un privilegio para las reflexiones y quisiera comenzar con el desarrollo de una idea que nos puede enriquecer en el tema de este mes, el tan famoso miedo al compromiso como una barrera que obstruye la posibilidad de tener pareja y afianzarse en una relación.
¿Es el miedo a dejarse llevar por los sentimientos? ¿O es el miedo a que por sentir cariño, amor y respeto por alguien te atreves a querer más? Y después más y más, entonces vas haciendo de la compañía del ser querido un espacio privilegiado que quieres cuidar y mantener por más tiempo, atreviéndote a pedirle a la otra persona lo mismo. El compromiso radica en una voluntad clara de querer estar con una persona en condiciones específicas para acompañarse en un proyecto común, en este caso en la relación erótico-amorosa, y que podría en el mejor de los casos, establecer una pareja a largo plazo.
Es entonces marcar que cada persona requiere de aceptar comprometerse, así se juntarán dos compromisos simultáneos. A pesar de que ambos se sienten bien, y ambos desean estar juntos aparece frecuentemente esa inseguridad, ese temor a que las cosas no salgan bien. ¿Cómo manejar este afecto para que no sea el responsable inconsciente de una ruptura? ¿Cómo controlar esta causa escondida que invita a los novios a salir corriendo, a no atreverse a disfrutar de una relación antes de que algo los decepcione? El miedo al compromiso suele tener muchas caras, algunas conocidas y otras escondidas. Es importante reconocerlo y tratar de lidiar con lo que nos hace sentir. Tiene que ver con evitar la decepción, evitar el dolor, aceptar la renuncia de lo que la decisión significa y evitar también disfrutar de las cosas buenas que una relación ofrece tanto a uno mismo como a la pareja. También se podría incluir la angustia y el miedo por ser abandonado durante la fase amorosa. Comprometerse con un estilo de amor vincular no es fácil. Los seres humanos nos regimos por rituales, mitos y costumbres que nos enseñaron desde la infancia, desde pequeños hemos visto el desarrollo de la sociedad con sus múltiples contradicciones, las grandes dificultades que el siglo XXI imprime sobre lo que tenemos que ser como sujetos valiosos y el desempeño de roles a realizar tanto en hombres como mujeres, las dificultades económicas y las guerras sociales, lo débil que es la estructura matrimonial y los muchos divorcios que nuestros amigos cercanos han atravesado.
¿Cómo podríamos creer ciegamente en el amor y en el matrimonio? ¿En lo vulnerable de una frase como” te amaré para siempre”? Es lógico que exista esa gran desconfianza que atenta contra el compromiso, contra la creencia de que se puede estar en una relación estable y duradera.
Sin embargo, aceptando el miedo al compromiso y sus consecuencias, entendiendo que el amor es falible y que el matrimonio es una institución imperfecta pero posible, podríamos hacer del proyecto amoroso algo válido y amado entre dos, ente una pareja que estando al tanto de los errores naturales del proceso amoroso pueda buscar cómo enfrentarlos y encontrar nuevas alternativas para poder hacer su propio proyecto de pareja … ¡amor a la medida!
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