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Manuel Hernández

Mi sexualidad, mi responsabilidad.


Un par de ocasiones he tenido la oportunidad de impartir talleres de sexualidad a adolescentes de secundaria, lo que me ha permitido observar y conocer que tan real es el conocimiento que poseen acerca del tema. La realidad es que aún y cuando los chicos tienen acceso a diversas fuentes de información como son libros, revistas, internet y pláticas escolares, la información que tienen sólo abarca una cuestión técnica que en muchas ocasiones ni siquiera les queda clara toda la información que se les proporciona ya que sus dudas se las reservan por temor a que se burlen de ellos sus demás compañeros o porque el tema en sí mismo genera mucha ansiedad.

El objetivo que en su momento me plantee fue el de buscar que en dichos talleres los chicos tuvieran la oportunidad de entender información esencial respecto al tema (definición de sexo, sexualidad, sensibilizarlos sobre las alternativas que tienen para ejercer su sexualidad, la importancia de mantener una comunicación asertiva y saber decir “no”, entre otros) sin dejar de lado el plano emocional permitiendo que ellos mismos dieran sus puntos de vista sobre diferentes aspectos que involucran la sexualidad y desde ahí poderlos retroalimentar. Comparto esta experiencia como preámbulo para el tema del presente artículo porque mi expectativa como profesional es persuadirte a ti padre o madre de familia sobre la importancia que tiene el dejar atrás tus propios miedos e inseguridades sobre el tema y abrir canales de comunicación con tus hijos que te permitan acercarte a ellos y tocar temas como éste desde un plano que te facilite el orientarlos, darles información seria, precisa y que les ayude a resolver sus inquietudes. Cuando toque el tema de la homosexualidad, evidentemente ninguno de éstos jóvenes tenía la más mínima idea de cómo se gesta, pero fue muy evidente que algunos de ellos al inicio mostraban “apertura” y “respeto” hacia las preferencias que pueden tener otras personas, sin embargo, al plantearles casos prácticos que podrían vivir directamente, aparecieron sus verdaderos sentimientos respecto al tema en forma de mitos o tabúes y algunos prejuicios. Por ponerte un ejemplo, les hacía pregunta como “¿una persona homosexual, puede cambiar su preferencia si realmente lo desea?”, y afirmación como “los homosexuales son personas enfermas”, etcétera. Todo lo anterior como lo comenté, con la intención de conocer su forma de pensar y abordar el tema desde una perspectiva que les permitiera comprender más del tema, pero sobre todo retroalimentar aquellas ideas que no fueran del todo asertivas. Hablar de sexualidad nunca ha sido fácil y menos con los hijos, no obstante, hay algunos tips que pueden ayudarte en ésta tarea, por ejemplo, busca hablar con un lenguaje claro y sencillo sobre todo acorde a su edad, da tu opinión sin involucrar juicios de valor, ante sus preguntas explora donde lo escuchó o cómo surgió la inquietud y contesta a lo que te pregunta. Quizá habrá cuestionamientos más difíciles de abordar en la mente de un niño como el ¿por qué dos hombres se besan y son pareja?, ante ello hay que contarle que no sólo se unen un hombre y una mujer. También existen casos en que lo hacen hombre con hombre y mujer con mujer. Si fuese necesario puedes explicar que existe una diferencia: que no pueden tener hijos.

A manera de conclusión te puedo compartir que es provechoso hablar de sexo con tu hijo desde el momento en que empieza a conocer su cuerpo y será clave que cada parte se nombre como es y no con sobrenombres; finalmente velo como una ventaja en términos de comunicación y afectividad ya que le darás a tu hijo la seguridad de que siempre podrá hablar contigo de cualquier tema.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.

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