Esta es una situación mucho más frecuente de lo que se piensa, es una queja muy frecuente especialmente en mujeres que relación a su pareja.
Escuchemos con atención, mi pareja prefiere algo (a alguien) distinto a mí, es decir esto es una expresión del dolor emocional, que provoca un sentimiento de devaluación, que despierta inseguridad en relación al amor profesado dentro de la pareja, sentimientos de humillación ya que, el compromiso amoroso implica de manera implícita la expectativa de que la pareja tenga un compromiso de atracción exclusivamente con su pareja, de ahí que cualquier situación que rompa de este compromiso se ha experimentado como una amenaza la estabilidad de la pareja.
Podríamos incluso de manera extensiva como una infidelidad, ya que en el mundo emocional no existe diferencia entre lo sentido, lo pensado y lo actuado en realidad. De manera que el descubrir a la pareja viendo imágenes sexuales explícitas, no puede comprenderse desde el punto de vista emocional, de otro modo que la búsqueda de otra pareja sexual, aunque sea de esta manera un tanto fantasiosa, ya que es evidente que mirar pornografía no permitirá al sujeto establecer ningún otro tipo de relación, sino la recreación de una situación en la fantasía.
No deja de haber vistos de realidad en esta interpretación, ya que, para que las escenas pornográficas resulten atractivas y estimulantes hay una suerte de maniobra fantasiosa en donde el sujeto se coloca a sí mismo dentro de esta escena de manera emocional.
La gran pregunta que debemos plantearnos sería: cuál es la necesidad emocional que en un momento determinado el sujeto tiene la pornografía busca en estas escenas, desde luego que en primer plano pensaríamos en una trastocación de la sexualidad, cuya expresión seria en primera instancia una donde la sexualidad con la pareja sería insatisfactoria. Lo cual generalmente es verdad, pero sólo como una verdad parcial.
Efectivamente una primera hipótesis es que al sujeto vive una insatisfacción o carencia emocional de la cual muy pocas ocasiones es responsable la pareja, aunque se manifiesta en el área de la sexualidad sus raíces son generalmente más profundas. Esta insatisfacción la encontraremos asimismo en casi todas sus otras áreas de la vida, no importa su contexto real, pueden ser personas que tengan sus necesidades materiales completamente satisfechas o no, sin embargo, la característica primordial es que se muestran a disgusto con todo lo que les rodea. De modo que la única satisfacción posible habita solo en su fantasía, a manera ya sea de un puro anhelo o como una fantasía consiente habitualmente lejana e irrealizable y cuando trata de concretarla invariablemente queda reducida a una realidad inaceptable decepcionante y devaluada.
De modo que el dolor de la pareja tiene una razón parcial, si no le agrado que o a quien busca, sin embargo el problema no es una pareja sexual alternativa, otro u otra aun en meras imágenes visuales, la competencia es por así decirlo inatacable ya que no es de este mundo, es de un mundo fantasioso irrealizable. El problema no es un problema estricto de infidelidad real, de insatisfacción por lo que la pareja es, o por lo que la pareja hizo o dejo de hacer.
¿Es un problema? Si, pero un problema personal profundo de carencia emocional de raíces profundas, no es un problema de insuficiencia en la pareja o falta de amor o de que la persona ya no esté comprometida y busque a alguien más en el terreno de la realidad. Es un profundo problema emocional.
Por último, debo puntualizar cuando dicha conducta es un patrón repetitivo, establecido y efectivamente se sustituye el encuentro erótico de la pareja con afición compulsiva a la pornografía. Cuando ello ocurre de manera ocasional, debe considerarse como una conducta exploratoria, lúdica más aún si en dicha actividad se puede incluso compartir dicha actividad como una variante de su vida sexual cotidiana, en este caso no debe considerarse de la manera descrita.
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