Ignorar sentimientos de la pareja, mostrarse agresivo, imponer opiniones, controlar amistades y forma de vestir, golpear puertas o muebles cuando hay enojo, humillar en público o privado, entre otros, son indicadores de violencia doméstica. Frases del tipo “cuando uno se enamora lo ve todo color de rosa” hacen alusión a la experiencia de ver a la pareja como alguien perfecto; si les señalan algún defecto en automático lo justifican y no le dan importancia.
Lo ideal sería darse a la tarea y el tiempo de conocer al futuro esposo o compañero y como transcurrió su infancia a fin de tener elementos que nos permitan saber quién es, empero, en la práctica no siempre sucede así y muchos se pierden en la ilusión al grado de involucrarse sentimentalmente con hombres o mujeres (porque también las hay) con tendencia a repetir historias de maltrato y violencia. Hay estudios que indican que un porcentaje de hombres violentos proceden de hogares donde eran comunes las discusiones, insultos, golpes, etcétera. (Lo previo no quiere decir que todos tengan la misma predisposición).
En el presente artículo pretendo compartirles información que resulte sustancial para identificar si en su relación existe un nivel de violencia y de qué tipo, como un esfuerzo que se sume a la tarea de difundir información que oriente.
Los tipos de violencia más comunes son: psicológica, física, sexual, emocional y doméstica. La violencia psicológica se caracteriza por la coacción ejercida sobre una persona para anular su voluntad y obligarla a cosas específicas. Está muy ligada a la emocional ya que en esta podemos observar insultos, humillaciones, burlas, descalificaciones, críticas, desprecios, etcétera.
La física se centra en empujones, golpes, patadas, mordidas y quemaduras. Finalmente, en la doméstica, la persona siente miedo de que llegue su pareja, tiene temor a no saber qué hacer o qué decir ya que “todo lo hace mal” según las críticas del maltratador lo que deriva en una baja autoestima, estrés, desmotivación e inseguridad.
En términos generales, se está en situación de riesgo si tu pareja:
• Te exige explicaciones y quiere saber en todo momento lo que haces • Quiere controlar o cambiar tu forma de vestir incluso tus ideas, tu forma de pensar y hasta tus decisiones. • Critica constantemente a tu familia y a tus amistades. • Te hace responsable de todo lo que sucede y consigue que te sientas culpable. • Te compara con otras(os) mujeres / hombres y te humilla. • Te amenaza con abandonarte. • Hace que sientas lástima de él. • Te obliga a tener relaciones sexuales cuando lo desea. • Exige cariño y dedicación completa aunque él no lo haga. • Te hace creer que sabe o es más inteligente que tú. • Es excesivamente celoso(a) y posesivo(a). • Utiliza un leguaje violento en su forma de hablar cotidiana.
En ocasiones las personas confunden algunas actitudes con las antes descritas con demostraciones de amor, por ejemplo, el que los celen los hace sentir valiosos e importantes para la pareja. El punto es que primero empieza como un simple celo, pero después empiezan los insultos y críticas constantes, después vienen las prohibiciones y en muchos casos termina en golpes.
Es muy común que se entre en una dinámica en donde el maltratador pida disculpas y prometa no volverlo a hacer y eso, no sucede, para que un maltratador cambie se requieren dos cosas básicamente: 1. Que reconozca que tiene un problema y 2. Que acuda a terapia teniendo el firme deseo de trabajar y modificar patrones de comportamiento; de ahí la importancia de saber que si te encuentras en una relación de violencia buscar ayuda profesional es fundamental ya que no es nada sencillo salir de ella.
*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.
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