Mucha gente me dice con frecuencia que la Biblia es un libro machista por haber sido escrito en el Medio Oriente y porque tiene algunas ideas que, al leerlas a simple vista, así lo aparentan, y si a eso le sumamos que el varón quiere ser autoridad utilizando versículos bíblicos de una manera parcial, eludiendo sus responsabilidades, en realidad practica el machismo.
En México y en muchos otros países del mundo, celebramos cada año el día de las madres, momento en el que se entroniza a la mujer y se exalta en muchas medidas el matriarcado, todo gira en torno a la figura de materna, pero en forma paradójica, en México, al igual que en muchas naciones latinoamericanas, tenemos una mezcla de culturas, costumbres y actitudes que hacen convivir el machismo y el matriarcado al mismo tiempo.
Hoy en día, de una manera muy especial, vivimos en medio de una lucha entre 2 pensamientos, 2 corrientes antagónicas entre sí, ya que mientras los movimientos feministas pretenden la emancipación de la mujer a costa del varón, en una competencia encarnizada, donde las únicas víctimas son los hijos, hay hombres que siguen viviendo como machos, exigiendo respeto o miedo hacia su persona, pretendiendo obediencia, atención, ayuda, apoyo, satisfactores, placeres y todo lo que puedan obtener de los demás miembros de su familia y muy particularmente de su esposa, simplemente por ser del sexo masculino.
Simplemente en el día de las madres, en miles de hogares se da la escena típica de los hijos que llegan a casa de la mamá para festejarla “en su día”, solo para llevarle más trabajo y más carga, llegan para ser atendidos, pues la mamá tiene que preparar la comida, calentar las tortillas, servirles a todos, muchas mamás incluso, se quedan sin comer, mientras que los hijos terminan la reunión borrachos de la casa de la mamá, pues la estaban celebrando a ella, y la pobre mujer se queda con la angustia al ver que sus hijos se iban conduciendo sus autos en estado de ebriedad, o triste pues la comida en su honor, terminó en discusiones y pleitos, incluso a veces a golpes entre los hijos. ¿Le suena familiar esta escena?
Lo que sucede es que el machismo permite al hombre ejercer su rol masculino aplastando a la mujer y a los hijos, sin ejercer ninguna o casi ninguna responsabilidad como varón. Muchos se hacen religiosos y se ponen felices cuando descubren que la Biblia, por ejemplo, dice que son cabeza y que sus mujeres se deben sujetar a ellos, pero el problema es que ellos mismos no cambian, y no están dispuestos a hacer nada de lo que las Biblia ordena a los varones, ven solo la parte que les conviene, pero se olvidan de ver la parte que les compromete.
Algunas mujeres me han dicho: “el problema con mi esposo al comenzar a la leer la Biblia es que cuando descubrió que es la cabeza del hogar (1 Corintios 11:3 NTV Pero hay algo que quiero que sepan: la cabeza de todo hombre es Cristo, la cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.), se la pasa dando órdenes, gritando, regañando, exigiendo, culpando a todos de lo que ocurre en casa, pero él no hace nada, si los hijos tienen problemas, es mi culpa, si reprobaron en la escuela, es porque yo fallé, si tuvieron mala conducta es porque yo no los supervisé o no los he sabido educar, en pocas palabras, ahora estamos peor que antes.” Se quejan las mujeres.
Lo peor de todo es que hay algunas que pretendiendo liberarse, (sin saber de qué se quieren liberar), se buscan algún empleo, aportan dinero a la casa, y encima, tienen todas las demás responsabilidades que tiene cualquier otra mujer que se dedica al hogar al 100%, que de por sí ya es demasiado trabajo y por cierto, muy pesado, y claro el marido se aprovecha de ello, muchos hasta fingen ganar menos de lo que realmente ganan para gastárselo a solas, o financiarse algún vicio o alguna aventura con otra mujer, mientras le van dejando más y más carga a la esposa. Y la mujer se conforma con que los sábados el varón le ayude un poco en casa. En otras palabras, estamos viviendo un supuesto feminismo que está afianzando aún más el machismo.
¿Qué dice la Biblia al respecto?
Varón es cabeza de la mujer. Efesios 5.22–23 (NTV) Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la Iglesia.
Esto queda claro, pero muchas mujeres se aterran al pensar en ello, y tienen razón cuando se dan cuenta que todas sus vidas han vivido al lado de un macho gritón y golpeador y de repente ese mismo macho descubre en la Biblia que él es la cabeza. Me recuerda la ley que hace poco querían aprobar en la que le querían dar autoridad a la policía de entrar a cualquier domicilio particular, sin orden judicial de ninguna especie, solo porque lo consideraran sospechoso, con justa razón toda la gente puso el grito en el cielo diciendo, si así son los policías, sin esa autoridad, ¿qué nos esperaría dándoselas? Así ocurre con muchos varones. Ser cabeza no significa ser mayor o mejor, sino que tiene que ver con las funciones, analicemos, ¿para qué sirve la cabeza? ahí es donde se encuentran muchas funciones importantes del cuerpo: ahí están los ojos, y los oídos, ahí está la boca, ahí se centran los pensamientos, y un varón debe ver, escuchar y hablar a su esposa, le debe externar sus pensamiento y debe pensar en el bien del matrimonio, en el bien de la familia, debe visualizar el futuro, debe escuchar lo que ocurre alrededor, pero regularmente sucede lo contrario, ya que los varones somos torpes para escuchar, no somos observadores, y tampoco expresamos lo que sentimos o lo que estamos pensando, más bien, es la mujer la que toma la iniciativa en estas áreas, pero la Biblia nos hace un llamado, como si dijera: ¡Reacciona! La idea es que el hombre asuma que su mujer es como si fuera su propio cuerpo, que la cuide, que la proteja, que, en un sentido, la salve de cualquier peligro, dada la fuerza física del varón y la delicadeza femenina. La cabeza se encarga de velar, de cuidar, de atender al cuerpo, no de darle órdenes.
Responsabilidades del varón ante Dios. Veamos entonces cuales son las responsabilidades del varón para poder ser cabeza y ejercer la autoridad que Dios nos ha delegado.
Tener como Cabeza a Cristo. Efesios 4.15 (NTV) En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia.
Sujetarnos a Cristo, obedecerle, imitarlo, seguir Sus pisadas, para actuar como Él actúa, en todas las áreas, especialmente en lo referente a la esposa y a los hijos. Para que un varón tenga calidad y autoridad moral, debe sujetarse a su Cabeza que es el Señor, quien le dirá todo lo que debe hacer y, sobre todo, le dirá cómo debe hacerlo. Pues el Señor actúa con amor, sirve, da, y los varones para no caer en machismo, debemos ser como es Jesús, quien al mismo tiempo ejerce autoridad en todo, pero al mismo tiempo vive sujeto a Dios Padre. Nuestra tarea central debe ser llevar la familia a buen puerto, segura y protegida, acercarla, motivar la vida espiritual de cada uno de los miembros. Lamentablemente la mayoría de las veces es el varón quien tiene que ser llevado y literalmente arrastrado por la esposa y por los hijos al Señor, pero debemos cambiar, debemos ser los varones quienes intercedamos por nuestras esposas e hijos y no al revés. Debemos ser los varones los líderes en la casa al ir delante de todos en lo espiritual, y no que el varón sea la cola de la familia, el último en entrar al reino, y como si lo fueran jalando como si el varón fuese un mueble muy pesado. Debe ser el varón quien busque soluciones en Cristo para su casa y no le deje esta carga sólo a la mujer, quien regularmente es la tiene que andar pidiendo el consejo, mientras el varón se esconde o finge que en su casa no pasa nada.
Responsabilidades del varón respecto a su esposa: El varón tiene también responsabilidades hacia su mujer, pues no se trata de ser quien la mande y le dé órdenes, sino que él es el encargado de todo lo que ocurre en casa.
Definición de Responsable: Obligado a responder por su esposa. Consciente de sus deberes y dispuesto a obrar de acuerdo con ellos. Culpable de algo. Encargado de dirigir.
Amar a la esposa. Efesios 5.25 (NTV) Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella. La infidelidad se da por no tomar en cuenta esta idea fundamental: amar y entregar la vida para hacer feliz a la esposa, si esto lo entendieran los hombres, sería mucho más fácil la relación conyugal.
Efesios 5.28 (NTV) De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. El amor se demuestra en varias formas: con el trato, en la forma de hablarle, diciéndoselo, al tener detalles hacia ella, con respeto, con caricias, con besos, en la intimidad. Algo que debemos destacar en este pasaje, es que el amor del hombre hacia su esposa debe ser con la misma intensidad e interés con el que se ama a sí mismo o con el que cuida su propio cuerpo.
Sustentar y cuidar a la esposa. Efesios 5.29 (NTV) Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia.
Qué importante es entender esta idea: Alimentar, sustentarla, proveerla de lo necesario. Conservarla en su ser o estado óptimo. Sostenerla para que no se enferme o se deteriore. Defenderla de cualquier peligro. Cuidarla, poner atención y esmero en ella. Asistirla, prestarle ayuda. Conservarla. Darle buena vida; preocuparse por ella. ¿Cuántos matrimonios conoce usted así? Parecen conceptos pasados de moda o sacados de una novela de fantasía, pero son las ideas que la Biblia nos propone para lograr una relación feliz, dichosa y plena.
Dejar papá y mamá y ser uno con su mujer. Efesios 5.31 (NTV) Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo».
Buscar la unidad con ella, en el espíritu, en el alma y en el cuerpo, pero ello implica dejar la dependencia de los padres, no vivir con ellos, no involucrarlos en los problemas de pareja, ni con la educación de los hijos o ni con los asuntos que debemos tratar como familia. Dejar padres de ambos lados, dejar la dependencia económica y moral que teníamos con ellos cuando éramos solteros. Por no hacerlo, es que existen tantos problemas entre suegros y nueras. No es que las suegras sean malas, sino que los matrimonios no se independizan.
Tratarla con suavidad y cariño. Colosenses 3.19 (NTV) Maridos, ame cada uno a su esposa y nunca la trate con aspereza.
Muchos esposos son tan ásperos como una lija, son toscos, las lastiman con su trato. Algunos llegan a ser escabrosos. Desapacibles al gusto o al oído. Faltos de afabilidad. Se hallan al borde de lo obsceno, de lo inmoral, todo esto es la aspereza y Dios demanda al varón un trato afable: agradable, dulce, suave en la conversación y en él la cercanía verbal y física.
Tratarla con sabiduría, dándole honor. 1 Pedro 3.7 (NTV) De la misma manera, ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para que nada estorbe tus oraciones.
La esposa merece un trato de honor, es decir, que de parte del marido reciba alabanzas, y aplausos. Que ella se sienta enaltecida que tenga demostraciones de cortesía. Ella es diferente y delicada. Hay machos que le pegan a la esposa, la agreden y maltratan verbal, física, emocional y sexualmente.
En conclusión, amigos lectores, como verdaderos hombres o varones, debemos renunciar al machismo y asumir actitudes dignas hacia nuestra esposa, cambiando nuestra manera de vivir.
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