Este tema realmente es apasionante, especialmente cuando de parejas se trata. Inicia desde el mismo momento del noviazgo o quizá antes. Cuando estamos en secundaria, típicamente una bonita niña que nos gusta está rodeada de 2 o 3 feas a las que le gustamos, ojo con esas feas de la secundaria, les pasa lo que al patito feo en la edad adulta, se convierten en cisnes.
Volviendo al tema, esas feas son las que le llevan los “informes” a la bonita que regularmente no tiene el mínimo interés en nosotros, hasta que nosotros dejamos de tener interés en ella, en cuyo caso vuelve a echar las redes y nos jala de nuevo a su territorio. Este juego de poder, se va transformando.
Luego en la prepa, ocurre algo similar, nos gusta nuestra compañera de salón siendo que a ella le gustan los universitarios, pero no nos deja olvidarla, nos atrae, nos toca, se acerca, nos coquetea, no dice te quiero… pero ¡Como Amigo!, habrase visto frase más insultante, decepcionante y triste para un pretendiente.
Muchas cosas siguen ocurriendo, el hombre aprende de la entonces depredadora mujer, y se convierte él en depredador, ayudado por las enseñanzas de su mamita formadora de machos, la sociedad y el entorno, el hombre empieza a darse cuenta que a la mujer le gusta el mal trato, así que la seduce, luego la aleja, la conquista y luego la deja, y la mujer fascinada como “perro de rancho” vuelve y se hecha a sus pies no importa cuantas veces sea pateada, y así sigue ocurriendo en muchos de los matrimonios actuales.
Cuantas historias conocemos de hombres golpeadores, mujeriegos, futbolistas de fin de semana, mantenidos, pero eso sí con su esposa a lado echada mansamente a sus pies. Muchos, de la generación de los 50´s hacia atrás, el 90% quizá de los matrimonios eran “martirmonios” femeninos. Si en efecto, los cuarentones y cincuentones de hoy somos hijos… de esa generación, así que muchos decidimos hacer todo lo contrario, y que pasó, je je je, lo mismo que en la secundaria y preparatoria, el juego de poder es: te tengo, me tratas bien porque me lo merezco y yo te trato, simplemente. Me das, me das, me das, y yo recibo, así mis queridos amigos, los hijos de los cincuentones de hoy, ya no quieren casarse, porque ven, o a un papá tarugo que su mujer lo hace como sus… pensamientos, o el tradicional vestigio de la historia, macho calado, futbolista, briago y mujeriego (también impotente sexual).
Así que los jóvenes de ahora se están casando en todo el planeta, cuando lo hacen, diez o más años después que lo que sus padres lo hicieron. Muchos nunca se casan y ¡OH! Horror se quedarán a vivir con sus padres para siempre.
Dentro de la pareja existen varias herramientas de poder, como el SEXO la más importante y poderosa arma mortal jamás creada… Si te portas bien te dejo usar “aquellito”, si no amigo llámale a “Manuela”, que algunos pensamos iba a ser olvidada, ¡cómo no! porque tu mujer está fuera de servicio. Así es amigos y amigas, cuando una mujer aprende a usar el sexo como herramienta de control, los hombres estamos a merced inmisericorde de sus órdenes y deseos. Otra herramienta de poder ahora del hombre es el dinero. Si te portas bien te compro perfumito, ropita íntima, zapatitos, te llevo a los tacos... Si te portas mal no hay nada. Esta herramienta comparada con el sexo es de mínima peligrosidad. Otras herramientas de poder por desgracia son los hijos, que frecuentemente son usados por los padres para atacar, chantajear, informar, evidenciar o ridiculizar a uno de los cónyuges, esta herramienta es poderosa, pero cobarde y muy criticable pues los hijos no son para esos fines.
En fin, los juegos de poder en la pareja inician cotidianamente, desde que te levantas hasta que te duermes, si es que duermes, tu desayuno, si es que hay, el que te guste, o el que se puede. Sexo matutino, difícilmente, la ropa planchada, almidonada, los zapatos limpios… Ja ja ja, aunque los lectores no lo crean, en la generación de los 50´s hacia atrás, una de las labores de la esposa, era tener todo listo. Y el sexo, a la hora, lugar y momento que el señor quiera, bien y de buenas.
Hoy la cosa es diferente en muchas partes del mundo, para bien o para mal, el tiempo lo dirá, de momento los hijos de las generaciones de los 50´s hacia atrás buscaron el matrimonio como una parte fundamental de la vida, los nietos de esa generación, los hijos en los que el juego del poder se equilibró, o se desvió hacia la mujer, no quieren casarse, no quieren tener hijos, que pasará con esta generación que se casa a los 35 años, que tiene su primer hijo a los 37, y que muchas veces no verán a sus nietos.
Qué pasará con esa generación en la que el papá de 60 años acudirá a la misa de 15 años de su hija pareciendo su abuelo más que su padre. Bueno amigos el tiempo lo dirá. La pareja es un juego cotidiano de poder, el campo de batalla ideal: el amor. Frecuentemente mi pareja y yo jugamos a ver quién puede agradar más al otro. Saben, me gusta más perder el juego.
Sean felices, la vida dura muy poco.
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