La atracción sexual es un ingrediente fundamental en el establecimiento y elección de pareja, determinada por procesos emocionales y pensamientos tanto conscientes como inconscientes. Cuando un hombre se encuentra en la situación de buscar pareja, el juicio sobre la posibilidad de hacer o no pareja, con determinada persona es un proceso casi automático. Prácticamente inmediato en el primer contacto con una determinada persona, así en la primera impresión, de manera casi refleja, la persona puede catalogarse dentro o fuera de la posibilidad de considerarse como una posible pareja, especialmente como una pareja erótica. El hombre en este sentido, especialmente en esta primera impresión es fundamentalmente visual, así el atractivo de una mujer recae, de manera importante en sus atributos físicos, enraizados en nuestros antecedentes biológicos, así aquellos atributos derivados de los caracteres sexuales secundarios, orientados a la salud y la posibilidad de procrear una progenie fuerte y saludable, de manera inconsciente aun, influye en el atractivo que encuentra el hombre de una mujer, así las formas del cuerpo redondeadas, una cadera ancha, un pecho prominente, un cabello largo y lustroso, una mirada encendida y pupilas dilatadas, una piel tersa de aspecto juvenil, serán atributos que despertaban la atracción del varón, de manera casi universal y en todas las culturas.
Cuando, además, la mujer da señales de disposición al encuentro erótico, así como envían mensajes de disposición ante un varón determinado, muchos de estos mensajes y comunicación, se da a través, de lo que denominamos el lenguaje corporal, de una manera casi totalmente inconsciente, iniciándose entonces lo que, en la escala animal, encontramos mucho más marcadamente definido, que es la etapa de cortejo.
Así tanto el varón como la mujer, intercambian una comunicación no verbal, pero muy eficiente de la disposición y atractivo que pueden experimentar el uno con relación al otro, así la impresión inicial, de una mujer le puede llamar la atención a un hombre por sus cualidades físicas, se va incrementar de manera importantísima, si se establece un intercambio de mensajes de cortejo con un matiz inequívocamente erótico. Los debe incrementar de manera importantísima el deseo sexual entre ambos. Si las condiciones contextuales, socio culturales y personales, conducen a que esta atracción y eventual deseo sexual, pueda culminarse, en un encuentro erótico, lo que inicialmente se gesta, desde lo instintivo biológico inconsciente, adquiere primeramente una calidad de inquietud inicialmente inespecífica, que gradualmente se convierte en un deseo, que pasarán a estructurarse como una fantasía, hasta que por medio del trabajo psíquico se convierte en ideas o pensamientos, que podrán expresarse a través de la palabra. La primera parte de este proceso como mencioné es fundamentalmente inconsciente y aunque se desarrolle al interior del propio sujeto, éste puede o no tener advertencia del mismo, es decir, aunque experimente atracciones hacia una persona en particular en algunas ocasiones pueden obtener advertencia que este proceso, especialmente en su origen, y en estos aspectos básicos fundados en nuestra raigambre biológica.
Una vez que adquieren salida de conciencia lo podemos manejar, con influencia de la voluntad, así por un lado podemos expresarlo, y por otro podemos tener conductas congruentes y consecuentes ya sea para promover y provocar un encuentro, fue el caso contrario si el contexto la condición social y personal se juzga como inapropiado, volitiva mente se intentará frenar y detener estos procesos.
Así la gran culminación de estos procesos es el encuentro erótico con la pareja, que inicialmente incrementarán el deseo la atracción y la satisfacción sexual. Éstos son procesos con componentes instintivo e inconscientes importantes. Cuando este deseo es saciado su fuerza se verá disminuida, lo cual es un proceso natural e historia de una relación de pareja determina. Así esta primera fase podemos considerarla como el encuentro y el enamoramiento, donde las fantasías pueden papel fundamental. Cuando se establece una relación de pareja con vida cotidiana, estos componentes inconscientes instintivos por necesidad disminuyen y se establece una relación, más enfáticamente sustentada en compromisos racionales, intereses compartidos, proyecto de vida construido en conjunto, los cuales si bien son ingredientes importantes para el establecimiento de una pareja estable, no son ingredientes que determinen mayor o menor placere en los encuentros eróticos, de modo que como un resultado natural del establecimiento de la cotidianidad en la pareja, la fuerza instintiva disminuye, disminuyendo así tanto en hombres como mujeres no sólo el interés por la vida sexual sino la intensidad misma del placer obtenido en los encuentros eróticos con la pareja cotidiana.
Esto generalmente se denomina como el pasaje del enamoramiento, al amor con compromiso en una pared, que bien sabemos es una de las posibilidades de un enamoramiento, porque otra también importante es que una vez que pase esta fase, no puede sostenerse el compromiso de la pareja, y entonces cuando la atracción ya no existe el devenir natural de este tipo de parejas es su disolución.
Precisamente por su naturaleza e instintiva el inconsciente es poco lo que se puede servir en la intensidad de la pasión por la atracción en una pareja determinada, es mucho más fácil y influir y trabajar, en los procesos de pareja derivados de los compromisos racionales, los valores y los intereses compartidos.
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