Creemos que uno de los mayores impactos de desconcierto es cuando los hijos se enteran de alguna infidelidad de sus padres. Es un momento de incredulidad, coraje y temor al verse en medio de lo que ellos consideran una traición y que nunca pensaron.
Las rutinas cotidianas, el vaivén de los conflictos de sus familias, la lucha de poderes o la aparente armonía hacen sentir a los hijos un equilibrio que les es natural durante sus vidas sin concebir en ningún momento que se pudiera dar un hecho de tan grandes magnitudes.
Verse en medio de una tormenta interna que alcanza proporciones inimaginables para ellos, les provoca diferentes sentimientos y actitudes de lo más variadas. En la gran mayoría de los casos los invade un sentimiento de pánico ó se encierran en ellos mismos, otros de venganza por las reprimendas recibidas y algunos más de intolerancia y rebeldía. Son momentos de crisis extrema ya que el padre afectado no tiene cabeza para tomar las mejores decisiones y mucho menos orientar a sus hijos en estos momentos de desequilibrio familiar.
En gran parte de las consultas que recibimos por cuestiones de infidelidad, observamos que el padre afectado actúa con rabia y decepción, tomando a los hijos como aliados o rehenes ante este suceso. En muchos de los casos los hijos de por sí desconcertados, potencializan sus sentimientos azuzados por el padre herido, sin reflexionar éste sobre el terrible daño que le ocasiona debido a la insistente destrucción de la imagen de uno de sus guías.
Lamentablemente en los momentos de mayor desequilibrio emocional del afectado por una infidelidad, es cuando debe de guardar la mayor cordura y objetividad para dañar lo menos posible a los hijos.
En los últimos 4 años hemos visto incrementarse las consultas de los hijos por infidelidad de sus padres. Sorprende el grado de involucramiento que tienen y el coraje que muchas veces manifiestan en contra del padre infiel. Es común que el afectado se siente obligado a la destrucción del vínculo matrimonial cuando los hijos son los que han descubierto la infidelidad y le han apoyado, no dando opción a ningún tipo de arreglo. Este hecho por supuesto agrava la situación y hoy en día es mucho más común, debido a que los jóvenes son expertos en el manejo de la tecnología de celulares y computadoras, por lo cual están más expuestos a encontrar o descubrir la doble vida de alguno de los padres.
Aun cuando los impulsos desordenados y el coraje incontrolable son una constante, se debe tener presente que los hijos son de ambos y que además de llevar su sangre, también han tomado de ellos sus enseñanzas, valores y principios inculcados durante su vida y que el hecho de mal formar la imagen de uno de ellos o de ambos, afecta parte de la estructura mental y educación adquirida durante ese tiempo, por lo que es recomendable siempre, dejar fuera de los problemas conyugales a los hijos.
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