Desde un punto de vista histórico los hombres han sido más infieles que las mujeres, sin embargo, sin duda una de las metas del matrimonio es mantener la relación de pareja viva y sana el mayor tiempo posible. Es buscar esa fórmula imposible, que aún no conocemos, para mantenerse unido por mucho tiempo a la persona amada y llegar juntos a ser viejitos. Como ideal puesto en lo imaginario del amor romántico o como una fórmula mágica para protegerse de la soledad, o como un contrato que sólo suele hacerse una sola vez en la vida.
¿Qué le pasa al amor con el paso del tiempo? ¿Qué se va desvaneciendo con el nuevo amanecer de cada día después de muchas lunas? ¿Se enferma el vínculo amoroso o se mantiene estático, inamovible, rígido?
El proceso amoroso tiene un ciclo vital natural que comienza con el encuentro, continua con el enamoramiento, si tiene suerte pasa al amor y al matrimonio, después transita al amor cotidiano para continuar al amor conyugal donde la pasión, la corporalidad, intensidad se suelen ir transformando en algo distinto, en eso cotidiano que lleva a que las cosas de casa y de la familia funcionen bien, que los hijos crezcan y que las cuentas están pagadas. En seguir en el mundo social con las demás familias y en resolver los asuntos de todos los días. El aburrimiento y la indiferencia frente a los asuntos amorosos suele ser común. Que pueden convertirse en amenazas o bien, en esquemas sólidos en el desarrollo posterior de la pareja.
El aburrimiento no es exclusivo de la enfermedad del vínculo amoroso, sino que es el efecto de la nada que contiene toda existencia. Las crisis durante el matrimonio parecen asustarnos. Si hay cambios y pérdidas suelen ser dolorosas, sin embargo, si logramos verlas como oportunidades tenemos siempre alternativas para hacer de las crisis nuevas estructuras en la forma de vida. Pero estas ideas no son parte de lo que transmite nuestra cultura.
Así, El malestar de las parejas amorosas esta en relación con las expectativas que se tiene del acuerdo que se ha establecido. Por ejemplo, El amor romántico es el primer enemigo de los cambios cotidianos. Las ilusiones del príncipe azul y de princesa caramelo requieren de ser ajustados desde el inicio de la relación. El amor como contrato, el amor como acción conjunta requiere ser realista y valerse de las herramientas psicosociales reales y actuales para validar una relación sin esperar más allá de lo que realmente se puede encontrar.
El evento clásico lo conocemos cuando la esposa le dice al esposo: ya no eres como eras antes...ya no me quieres como antes….
¿Y qué le está demandando? Escuchamos la petición de que nada cambie, de que se quede el afecto inicial como era, que no evolucione, que se quede en el pasado, ¿y cómo se hace esto? ¿Para qué quiere una esposa quedarse con el esposo del pasado?
Lo que vale la pena es buscar como ambos participantes puedan tener una actitud positiva, actual y responsable para la construcción del placer mutuo sin importar el paso del tiempo, y asumiendo que cada día tenemos más responsabilidades para ser personas, hombres o mujeres, esposos, padres e hijos de nuestros padres y seguir en la cadena humana buscando un espacio propio, y al mismo tiempo, con nuestra pareja para disfrutar de la vida y de sus consecuencias.
La crisis de la pareja se resuelve paradójicamente en una vuelta a la pareja.
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