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Ruth Axelrod

Las defensas frente a la intimidad emocional.


En este mes de Semana Santa estamos invitados a escribir sobre las dificultades que presentamos los seres humanos para asumir nuestras diferencias en lo que nos gusta y en lo que decidimos hacer por ser miedosos, desorientados o quizá por darle gusto a nuestros padres en vez de atrevernos a romper con los estándares del momento.

El matrimonio, dicen los expertos, no es para todos. Hay quienes están listos para comprometerse con una otra persona y hay quienes no. Hay quienes desean vivir todos los días con su pareja, pero hay quienes desean tener pareja, pero no vivir con ella.

Ya sea una relación heterosexual o una relación homosexual las dificultades humanas de interacción van a estar presentes. Vivimos en una época donde la elección homosexual ya es parte de la norma, nos guste o no, estemos de acuerdo no. La cultura se mueve más rápido que la mente y los valores que gobiernan a los grupos de la sociedad. Nos cuesta trabajo cambiar, pero no hay alternativas. La normatividad en las leyes permite uniones heterosexuales y homosexuales por igual. Todos pagamos impuestos, todos somos individuos, todos tenemos derechos de ser libres y felices. Eso no es el problema.

La dificultad radica en atreverse a expresar el deseo y la libertad de elegir el amor, ya sea en un hombre o en una mujer. ¿Es infiel aquel o aquella que, por cuidar su matrimonio heterosexual, mantiene en secreto su nueva relación homosexual? Es un secreto que protege un matrimonio y una familia tradicional. Aun así, en un triángulo amoroso hay siempre riesgos de destruir y lastimar a los integrantes, aunque se amen mucho.

Si la pareja matrimonial se entera de que su pareja tiene otra relación que es homosexual ¿cuáles son las alternativas? ¿Si accede a mantener el secreto o accede a romper lo que ya se tiene?

Parecería que estamos en el terreno de la bisexualidad, es decir, una persona que puede disfrutar de tener una pareja homosexual y otra heterosexual al mismo tiempo.

Ser bisexual es la característica de poder disfrutar sexualmente tanto con hombres como con mujeres, sin embargo, la homosexualidad requiere de una elección. Descubrir el secreto de la infidelidad ya sea homosexual o bisexual, siempre genera dolor y heridas naricitas muy intensas.

Los enigmas son interminables en estos tiempos donde las alternativas amorosas son muchas. Por lo que es importante que cuando se elige hacer pareja formal, podamos hablar muy claro sobre lo que cada quien desea y que puede ofrecer y qué no.

Los acuerdos pres matrimoniales y las formas se vuelven importantes cuando hay que llegar a negociaciones para estar cómodos en los compromisos amorosos.

Si se usa una relación heterosexual para esconder una homosexual estamos en el terreno de lo incierto, de lo doloroso, de la dificultad para hacer acuerdo. La intimidad no tiene ni sexo ni género, es una habilidad que se puede aprender y disfrutar. Si te encuentras en una encrucijada que te esté haciendo sufrir por no tolerar la intimidad con alguna persona cercana, podrías buscar ayuda profesional para aprender a manejarla ¡no es tan difícil!

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