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Beatriz Mendoza

La mujer hipersexual.


El género femenino ha atravesado por una serie de vejaciones respecto a su sexualidad a través de los siglos pasando de la represión total de su libido (Impulso Sexual) hasta el libertinaje en la expresión de sus preferencias, extravagancias y placeres.

Hoy por hoy, las mujeres están siendo capaces de expresar su sexualidad a flor de piel: ropa insinuante, transparente y hasta pintada a mano en su desnudez, algo imposible de imaginar hace apenas 6 décadas.

El levantamiento de la represión sexual absoluta que reinó hasta mediados del siglo pasado ha dado paso a una diversificación de preferencias sexuales que le permiten especialmente a la mujer, escoger entre: relaciones swinger, sado-masoquistas, intersexuales, heterosexuales, homosexuales, transexuales, trans-género, metrosexuales e incluso hipersexuales.

Me parece valioso resaltar que la mayoría de las mujeres actualmente se han dado valor y han dado pasos agigantados hacia la pluralidad de expresiones sexuales.

Es increíble que sea necesario que una película, serie o novela abra las posibilidades a experimentar nuevas formas de relaciones sexuales antes inexplorables para el grueso de la población. Por otro lado, es una forma más de influencia social hacia lo antes prohibido, hacia la tolerancia y la aceptación de nuevas modalidades de interacción entre géneros.

Es una época dónde la mujer está brillando, escogiendo y ejerciendo sus decisiones abiertamente, sin tapujos, sin inhibiciones, sin culpa. Incluso existe la posibilidad soñada de que las mujeres de hoy sean dominatrices, es decir que actúen como domadoras, nanas e incluso veterinarias en juegos de roles en dónde los hombres son sometidos a rutinas que los hacen sentir un escalón debajo de la mujer.

Pueden también mostrar sus alter egos mediante la impostación de su personalidad como en los cosplay, furries y otras variantes que les permiten exhibirse públicamente en atuendos que emulan personajes eróticos de hentai, animalescos de la cultura Furry y más.

El problema es que, es raro hoy en día ver a una mujer joven que sea auténtica, cara lavada, atemporal en su forma de vestir, no preocupada por el que dirán. Esa es la consecuencia inmediata de esta hipersexualidad de los medios.

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