La mujer actual ha evolucionado y abarca nuevos y diferentes roles; en la casa, en el trabajo, con los niños, en sus actividades y sus responsabilidades diarias, pero mantiene su ternura, su sensibilidad y el disfrute de su feminidad.
En el consuelo de saber que está bien sentirnos femeninas y al mismo tiempo ejercer otras áreas (como las laborales) que antes eran exclusivas del rol masculino. Es un alivio saber que hoy podemos explorar nuestra feminidad y los alcances que tiene y no ignorarla o buscar como taparla.
El cambio es una constante que es inevitable, gracias a esto hay crecimiento ¡Y vaya que la mujer ha logrado crecer! El giro que ha dado la mujer en los últimos años es enorme, su lugar ya no es sólo en el hogar ni tampoco en el otro extremo en donde aparentaba no ser mujer y sólo dedicarse al trabajo en un estilo de feminismo exagerado. Gracias a estos dos extremos, hoy podemos encontrar el equilibrio y la armonía en nuestra feminidad, hoy podemos ser mejores cada día y aumentar nuestras probabilidades de ser exitosas en diversos aspectos de nuestra vida.
Es importante aceptar nuestra feminidad, eso implica la aceptación de uno mismo, a querernos, así como aceptar nuestros límites. Si tenemos temor de que la feminidad se asocie a debilidad, fragilidad y vulnerabilidad nos perdemos de la fortaleza de nuestro sexo ¿En dónde vamos a encontrar seguridad y protección sino es en nosotras mismas?
Recordemos que no significa escapar de nuestro rol femenino, de la maternidad, de la belleza única de la mujer, esto no es opción y no debe ser nuestro ideal ni nuestro propósito, no debemos de perder nuestra feminidad que al final del día es nuestra mayor arma, no se pretende que actuemos como hombres, sino que explotemos nuestras virtudes en los distintos roles que desempeñamos. Es abrirnos un abanico de posibilidades que las mujeres de antes no pudieron tener para resolver distintas situaciones que se presentan día a día.
Debo aclarar que estos cambios no sólo se los debemos a la mujer, pues hay muchos hombres que nos están apoyando, ellos también van a escuela a dejar a sus hijos, cambian pañales, entran a la cocina, apoyan con la limpieza y las demandas del hogar, ellos también son responsables de sus hijos y esperemos que esta cifra siga en aumento. El hogar ha cambiado y las responsabilidades se comienzan a dividir. Al cambiar la mujer cambia el hombre, por consiguiente, cambian los hijos y estos al mundo.
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