Desde un punto de vista histórico los hombres han sido más infieles que las mujeres, sin embargo, con el paso de los años y la evolución que se ha venido observando en las nuevas generaciones, la infidelidad femenina ha cobrado mayor fuerza.
En varios artículos he insistido en que la infidelidad se tiene que estudiar desde diversos ángulos para tener un acercamiento lo más objetivo posible a fin de no perdernos en la subjetividad de las ideas, los prejuicios o concepciones erróneas...
En este sentido podemos decir que uno de esto ángulos es que los hombres tienen una predisposición mayor desde el punto de vista biológico, ya que pueden prepararse con mayor rapidez para tener una relación sexual en contraste con la mujer, esto en el entendido de que la respuesta sexual, la excitación y la preparación de los genitales para el acto sexual se da con mayor rapidez en los hombres que en las mujeres.
Morris Desmond en su libro “El hombre desnudo” explicaba que desde el punto de vista antropológico también se tiene la tesis de que el hombre tenía el instinto de garantizar su descendencia y por eso necesitaba tener la mayor cantidad de parejas posibles, la realidad es que hoy muchos hombres deciden tener relaciones sexuales con muchas mujeres pero el fin es distinto al del hombre de aquellos tiempos, dicho en otras palabras, tanto hombres como mujeres tenemos un lado primitivo que correspondería a esa parte infantil o inmadura de la personalidad la cual sólo busca obtener un placer de manera inmediata y que se rige por la ley del menor esfuerzo, en contraste con otra parte de la personalidad que se rige más desde una parte adulta y por el principio de realidad, misma que nos lleva a reprimir algunos deseos infantiles. Desde esa perspectiva podríamos decir que la mayoría de los hombres mantienen ese instinto primitivo de reproducción el cual está más bien basado en la búsqueda inmediata de placer en el plano sexual y cuando las circunstancias lo permiten aplican frases del tipo: “es sólo por ésta ocasión”, “no tiene por qué enterarse”, “los hombres somos así”, “muchos lo hacen, ¿por qué yo no?, etc. Y lo interesante de todo esto es que en la actualidad empieza a observarse en muchas mujeres.
Todo lo anterior despierta muchas interrogantes, ¿es normal?, quién es más infiel: ¿los hombres o las mujeres?, ¿será que hombres y mujeres no podemos controlar nuestros deseos ni nuestras emociones?, o ¿Qué no nos demos cuenta que muchas veces tenemos más cosas que perder, que las que podríamos ganar?
Recordemos que la infidelidad por definición es la ruptura de un contrato, acuerdo o pacto implícito o explícito, en el cual uno de los dos miembros de la pareja, tiene algún tipo de relación con una tercera persona.
Los motivos que llevan a un hombre a ser infiel son muchos y variados, entre los más comunes fuera de una relación sexual, está la necesidad de reafirmarse en su masculinidad, levantar su ego, sentirse libres, etc. Cabe resaltar que es más fácil para un hombre tener una aventura de una noche con una mujer y no sentirse culpable o con algún tipo de cuestionamiento en el plano moral.
Las mujeres han avanzado mucho en cuanto al reconocimiento de sus derechos, no obstante, sigue existiendo una discriminación que en algunos casos es muy acentuada al grado de que para muchas el permitirse vivir su sexualidad de manera libre y abierta se convierte en algo que le genera muchos conflictos a nivel interior y el pensar en una infidelidad se vuelve aún más conflictuante.
En su mayoría las mujeres no suelen tener aventuras efímeras, pero cuando sucede comúnmente obedece a la búsqueda de atención, cariño y tiempo que muchas veces no reciben de su pareja y en algunos casos llega a ser por venganza.
No importa quién puede llegar a ser más infiel, ya que no son competencias lo relevante es entender el por qué se da una infidelidad dentro de la pareja, es decir, fuera de un prejuicio moral o social si una pareja que pasa por una crisis muy fuerte en la que el fantasma de la infidelidad hace de las suyas lo valioso es entender cómo fue que se dio, cuáles fueron las circunstancias alrededor de esa infidelidad o a que responde dicha infidelidad para que desde ahí la pareja pueda trabajar en aquello que se puede reparar, madurar, renovar o cambiar en beneficio de la relación o bien tomar decisiones.