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Ruth Axelrod

La infertilidad y sus alternancias.



El tema de este mes está en la contraparte del día de las madres, de estos festejos que sólo duran un día, aunque su realidad es que ser madre es un asunto de todos los días.

La infertilidad, por lo contrario, se refiere a aquellas mujeres y hombres que por alguna causa no han desarrollado la posibilidad de ser padres biológicos. Una forma de evitar seguir con el dogma natural de nuestra especie de nacer, crecer, multiplicarse y morir… para mantenerse en el movimiento de vivir sin procrear.

Hay una parte muy difícil de esta palabra que se dice tan fácil, pero la infertilidad no es el deseo de no tener bebes sino la imposibilidad de hacerlo. Hoy en día muchas mujeres y hombres conciben su vida armoniosamente sin incluir la procreación en su plan de vida. Aunque sean fértiles consideran que tener hijos no es de su gusto. Entonces no es infertilidad sino deseo claro de no tener bebés.

Cuando en una pareja que deseaba embarazarse aparece este asunto, los participantes suelen pasarla mal, sentirse desvalorizados, heridos en su narcisismo, afectados emocionalmente y pueden presentar consecuencias que evidencian su dolor psíquico, enojo y su frustración. Algunas parejas logran aceptar este destino y buscan alternativas para crear su familia a pesar de no hacerlo ellos mismos. Pueden recurrir a la adopción, a la inseminación artificial, a buscar una posibilidad de embarazo con otro cuerpo que ahora se denomina madre subrogada, o a buscar otra pareja que quizá si pueda gestar a un bebé.

El no embarazo mantiene a la pareja en una situación de tensión desconocida para los integrantes. No les será fácil poder hablar sobre sus sentimientos entre ellos y quizá tampoco con sus semejantes, puede parecer un secreto que guarde su sensación de ser defectuosos, de no ser como el resto de los seres humanos.

¿Cuál de los dos será el presunto responsable de no lograr algo tan trascendente en la vida de pareja?

El manejo de la culpa es muy importante, la responsabilidad compartida resulta un buen manejo para que puedan sobrevivir la crisis de la pareja. Sin embargo, en otro nivel cada uno podrá desear probar si fuera de lo oficial, si fuera del matrimonio pactado se podría lograr el embarazo, mágicamente la culpa y la des fortuna quedaría lejos y únicamente el otro, es decir, el “discapacitado” sería la otra mitad de la pareja. Y es por aquí donde la infidelidad hace su invitación.

Es decir, cada uno de los integrantes puede preguntarse: ¿Si mi esposa o esposo no puede embarazarse quizá con otra mujer u otro hombre si podría lograrlo? ¿Sería como una forma de salvación del terrible destino?

Las parejas homosexuales saben que no van a embarazarse y no lo sufren, aunque ahora está ya de moda que puedan adoptar y tener a su cargo a sus propios hijos.

¿Será un asunto de expectativas? ¿Será que la procreación es una de las razones del matrimonio?

Sin duda, lo que podría salvar a las parejas infértiles es generar otras expectativas realistas que los hagan seguir funcionando como pareja, contentos, estables y aceptando que hay mucho más que hacer juntos, aparte de tener bebés.

¿Tú qué opinas?

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.

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