La Mujer es la cereza del pastel dentro de la creación de Dios, ya que mientras al varón lo creó del polvo de la tierra, a la Mujer la hizo de una de las costillas de éste.
La hizo especial en muchos sentidos, le dio la capacidad de dar vida por medio de su cuerpo, le dio un corazón maternal que es lo más parecido al corazón paternal de Dios por ser un amor sacrificial a favor de sus hijos.
La llenó de virtudes como ese sexto sentido con el que puede descubrir lo que le sucede a su esposo o a sus hijos y de esta manera ora y ayuda como madre o como esposa.
En diversos pasajes de la Biblia el Señor exalta a la Mujer, le dedica un capítulo entero para hablar de sus virtudes, la reivindica ante el hombre, la defiende, quita la condenación de la que era objeto, la sana, restaura y la respalda y en diversos momentos la presenta como la heroína de la historia.
Cuando Jesús resucitó, se apareció a las mujeres antes que a cualquier varón y durante Su ministerio, incluyó en Su equipo de trabajo a muchas Mujeres.
Para Jesucristo tanto el varón como la Mujer tenemos el mismo valor, los mismos derechos, la misma redención y salvación y el mismo acceso a la presencia de nuestro Padre celestial.
Yo te invito a bendecir a las Mujeres y darle gracias a Dios por todas aquellas que te rodean, porque tú existes gracias a que una Mujer decidió darte la oportunidad de nacer y porque el mundo no sería posible sin las Mujeres.
Gracias Dios por tu genial idea de crear a la Mujer.
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