Se puede decir que es cada día más común que las parejas que dicen quererse y amarse, manifiestan sus afectos a través de la adulación. ¿Qué significa la palabra adulación en las relaciones de pareja? Es la acción de hacer o decir lo que cree agradará a su pareja, sin intención de recibir un beneficio.
Este tipo de adulación sería auténtica. Pero nos encontramos en la realidad que las parejas entre los veintes y treintas, dicha autenticidad no parece ser tan real, y en el léxico de dichas parejas podemos escuchar expresiones como: “Eres lo máximo, “Te adoro”, “Eres increíble”, “Nunca antes había vivido lo que me haces sentir”, “Somos únicos”, “Nadie mejor que nosotros”, etc. Y muchas más.
Que las parejas se digan entre ellos cosas lindas es lo más normal y al mismo tiempo deseable. Siempre y cuando sean dichas con la intención de hacer sentir al otro bien. Esta adulación no hace daño. Pero cuando las parejas buscan en su relación comodidad, tranquilidad, sin tratar los temas de importancia, con la intención simplemente de complacer uno al otro para evitar los temas de importancia y las confrontaciones, de por si inevitables en cualquier relación de pareja, no es una adulación positiva. Más bien es un intento de huida de la propia realidad.
No hay condición más cómoda que la mutua adulación, lo que no niega que exista amor en la pareja. Podríamos decir que el ideal de la pareja es convivir con amor y paz. Las personas que se aman permiten que el ser amado sea como es y cómo quiere ser, aunque pueda dudar si su elección fue inteligente. Citando a Erich Fromm: “Cómo superar la separación, cómo lograr la unión, cómo trascender la propia vida individual y encontrarse “siendo uno con el otro”. Todo amor está teñido del impulso antropofágico”. (Erich Fromm “El Arte de Amar”, Edit. 1972, Edit. Paidós) Alguna vez escuche una expresión de una joven muy enamorada de su novio, y decía: “Lo amo y lo deseo tanto, que me lo comería en cachitos para que siempre fuera mío”.
Los amantes –líquidos- pretenden evitar las diferencias entre ellos para no sentirse separados, y perderse en la relación. Irremediablemente surgen los elogios de uno para con el otro: “somos increíbles”, “lo máximo”, “uno para el otro”. Aparece el deseo de ser como gemelos o clones. Reaparecen los mutuos elogios, la adulación por el temor a la pérdida del ser amado. Caen en” …la adoración del amante por el amado”. “A veces resulta difícil distinguir la adoración del amado de la adoración de uno mismo”. (Z.Bauman, “Amor Liquido”, pag.34) Ello lo podemos detectar en las parejas liquidas. Es el momento en que aparece la mutua adulación para que los miembros de la pareja puedan encontrar “momentos de tranquilidad”. Ello surge por el temor a la aparición del fantasma de la pérdida. En consecuencia, se subordinan mutuamente, se someten, pretenden estar fusionados cuando en sus subjetividades se encuentran lejos uno del otro, cada quien dentro de su propia soledad. De tal forma combaten sus fantasías tratando de evitar el distanciamiento y la potencial pérdida.
El amor en las parejas existe, pero cabe considerar las diferencias entre las parejas de Milenials (jóvenes entre los 25 y 38 años) de las más adultas y maduras.
El amor –solido- entre dos personas conscientes de sus compromisos, existe; en la pareja liquidas el amor es “etéreo”, poco tangible, levemente definido y a la vez, sutil o sublime, basado más en las fantasías que en las realidades intersubjetivas de sus miembros. Sus sentimientos no son claros y poco profundos en la acción de amarse. Y de allí el tipo de compromiso, débil, vulnerable, líquido.
Cuando los amantes se llaman por primera vez por sus nombres de pila se convierten en una promesa de hoy, que debe ser renovada cada día de sus vidas. Para sostener un vínculo de pareja “solido” diferente” por derecho propio, como un ser independiente, y no como una parte del otro (la media naranja). Ser dos significa aceptar la incertidumbre de un futuro impreciso para ambos y la sociedad en particular.
Según Z. Bauman: “El amor implica dejar en suspenso la respuesta, o abstenerse de formular la pregunta. Convertir a otro en un alguien definido, significa convertir en indefinido el futuro.” (Op.cit.pag.38)
Esta es la dinámica de las parejas para que puedan subsistir a los embates de la “sociedad liquida”, donde la vida se escurre si darse uno cuenta.
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