El florecimiento de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, han tenido un impacto social al crear condiciones para la aparición de sociedades del conocimiento, como fuente de desarrollo y con resultados de progresos inimaginables, ahora los verdaderos retos son: que cada día más personas puedan acceder a estos avances y el predominio de la libertad de expresión, evitando que el libre movimiento de la información tenga censuras y manipulaciones como ya ocurre en algunos países y constituye una tentación en otros.
La interconexión de redes informáticas más conocido como Internet, surgió entre finales de la década de los sesenta y mediados de los setenta en Estados Unidos y se abrió al gran público en 1994. (Colombain, J. 1997: 5) En apariencia, la red te acerca a cualquier parte del mundo con sólo dar click en el ratón, te vende muchas fantasías como aquella de pensar que somos iguales, estamos muy próximos, que pronto podrías desplazarte a otros espacios. Todo se vuelve cercano y conocido, cuando la realidad es que ignoras la intencionalidad y origen de quien envía el mensaje; y tienes acotadas las posibilidades de comprar, obtener artículos o asistir a lugares o países, lo cual depende de contar con recursos económicos.
He de hacer hincapié en un mito: no todo lo que está en internet es científico, si bien surgió en universidades y en el Departamento de Defensa de EUA, ahora quien quiera puede escribir y promover lo que guste, sin arbitraje ni regulación en muchos casos. Recordemos que en ocasiones se “visten de ciencia” algunos reportajes sobre un producto y señalan con datos y precisiones los daños que genera y luego se descubre que se trató de la competencia atacando a su contrincante en el mercado. O aquella película que hicieron creer que era una historia auténtica, La Bruja de Blair y que finalmente fue una estrategia de mercadeo para promocionarla.
Estas nuevas tecnologías han creado un mundo paralelo: el del ciberespacio, el prefijo “ciber” procede del griego y significa “gobernar” y como otros términos del Internet tiene origen marítimo, se refiere al timonel que conduce una embarcación y el vocablo “ciberespacio” fue inventado en 1984 por el escritor William Gibson en su novela El Neuromante que narra un universo tecnológico (Colombain, J. 1997: 19-20); esta ha sido la expresión básica para designar el cibercafé, cibersexo, cibermundo y más. Se ha creado una cibercultura en donde día con día avanzan los mundos virtuales de internet y la multimedia, han surgido códigos, términos y originales formas de vinculación en las relaciones de pareja sobre todo en este todavía naciente siglo XXI, que antes ni siquiera el propio Julio Verne imaginó y eso que su literatura lo marcó como un precursor de la ciencia ficción.
El tema del ciber amor se ha convertido en un asunto de controversia entre quienes ya lo están experimentando y personas con enorme escepticismo que consideran al amor digital como efímero. Pero ¿en qué relación se puede saber el tiempo que durarán? Finalmente, una de las grandes motivaciones es encontrar una pareja con ciertas características y los rituales cambian a lo largo de la historia, ya nadie va al parque a dar vueltas para encontrar al gran amor de su vida y siempre han existido las opciones a distancia como toda la tradición epistolar de siglos pasados, recordemos las desgarradoras Cartas de amor de la monja portuguesa y las cartas de Oscar Wilde, Juan Rulfo, Sor Juana Inés...
En los años sesenta había una opción a distancia como antecedente del ciber amor, una Revista llamada Confidencias con recetas de cocina, consejos de belleza, historias diversas en “Aproveche mi experiencia” y la importante sección de Avisos Personales en donde podía leerse “Fines: los que Dios disponga”, “señorita dicen no fea”, “Confidencias tiene mi dirección”. Quizá anunciarse en esta sección podría haberse considerado como “estar al borde de la desesperación sentimental, ser incapaz de relacionarse por sí mismo (a), de seducir” (Confidencias. Mesografía 2005) y demás juicios, pero la gente se contactaba, se casaba y hasta agradecía el haber encontrado al amor de su vida, seguro hubo personas decepcionadas o engañadas.
No falta quien señala que prefiere vincularse mirando a la persona, ir descubriendo sus gestos, formas de reaccionar, vivir esa sensación de “mariposas” en el estómago al verle llegar… Y que conocerle por Internet, aún con todos los recursos electrónicos, no puede rivalizar con esas formas tradicionales. Se acepte o no, el ciber amor es una realidad, la consultora Interactive Adversiting Boreau (IAB) citó que al cierre del 2013 el número de personas en México, con conexión a la red sumaba 59.2 millones, lo que significa que el 52% de la población tiene acceso a Internet (Periódico El Economista, 2014). Con tales datos es imposible negar que el ciber amor esté en el escenario nacional.
Que hay riesgos y hasta trampas es cierto, cuando llegan a conocerse puede faltar el click entre ambos, o al verle sientas el deseo de dar media vuelta y echar a correr, o fingir un gran gusto; todo puede ser, pero las relaciones tradicionales tampoco garantizan seguridad siempre, ni certeza sobre la persona y su descripción sobre sí misma; no certifican amor eterno como tampoco lo hace un papel firmado y que por culpa de la Red, ahora se contratan más detectives por sospechas de infidelidad (eso es un buen dato). Finalmente, ni, aunque se vean todos los días durante varios años, hay evidencia de que se conocen. Lo otro puede ser que decidieron una relación en la que prevalece el jugueteo amoroso, que no busca formalizar ni comprometerse y eso se presenta tanto en las relaciones tradicionales como en el ciber amor.
Surge otro debate: si tienes pareja formal y empiezas a coquetear o “flirtear” con otra persona, “sólo por internet” sin ningún encuentro físico, incluso llegando a tener ciber sexo ¿estás siendo infiel o no? Quizá para ti no sea infidelidad, pero tu pareja puede pensar todo lo contrario. ¿Quién tiene la razón?
Referencias:
Colombain, Jérôme. Internet. De la edición francesa original. Editorial Paradigma. Madrid. España. 1997.
Wiener, Norbert. Cibernética y sociedad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, Argentina. 1988.
Homenaje a Confidencias. http://meves.blogspot.mx/2005/11/homenaje-confidencias.html (Consultado el 18 de marzo del 2014)
Periódico El Economista. http://eleconomista.com.mx/tecnociencia/2014/01/29/internet-retoma-crecimiento-mexico(Consultado el 18 de marzo de 2014).
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