El tema de infidelidad, es un concepto muy amplio, que puede apreciarse desde varios puntos de vista, como los son sociológicos, políticos, morales y jurídicos, pero que al final del camino nos conducen a un punto en común: La deslealtad.
Hoy en día la tecnología ha desarrollado una forma de comunicación entre las personas que no tiene límites de distancia, tiempo o género, con la cual podemos encontrar a cualquier persona que tiempo atrás dejamos de ver o, en muchos casos, empezar nuevas relaciones.
Conocer a una persona vía Internet (chat, mail, foros, etc…), ha representado una forma de vida para muchas personas, ya que, por cuestiones económicas, sociales y/o económicas lo prefieren, en contra de hacerlo de la forma tradicional. Sin embargo debemos tener cuidado con las personas que contactamos, porque hay evidencia de que muchas de ellas utilizan dicho medio para engañar a quien en verdad está buscando compañía, amistad o simplemente ser oído y así, obtener de ellos un lucro o incluso, por su conducto conseguir información de otras personas, sin embargo desde mi punto de vista el peor uso que se le puede atribuir a dichos medios de comunicación, es el de convivir y crear relaciones en las que se compartan sentimientos entre aquellos que ya tienen un compromiso de pareja.
Es común que en la sociedad mexicana, al escuchar la palabra infidelidad inmediatamente se asuma que se trata de una persona que ha tenido relaciones sexuales con alguien ajeno a su pareja; sin embargo, es importante señalar que dicha palabra refleja más que eso, ya que un individuo puede no tener relaciones sexuales fuera de la pareja y aún así ser infiel; tomando en cuenta que la infidelidad no se limita a un acto carnal entre las personas, sino que involucra algo más importante, como lo son los sentimientos, el trato entre ellas e incluso el tono de hablar.
Abrirse con otra persona, mostrar nuestros sentimientos, hacer a alguien parte de nuestra vida privada es lo que crea un verdadero lazo de pareja, por lo que cuando estas actividades o situaciones ocurren con alguien ajeno a dicho vínculo estamos en presencia de una verdadera deslealtad, y me atrevería a decir que es más grave que la sexual.
En este entendido nuestra legislación, un poco retrograda, únicamente ha considerado a la infidelidad como causal de divorcio cuando se lleva acabo de manera carnal (adulterio), haciendo presumir que se ha dejado indefensos a aquellos que resienten una conducta desleal por parte de su pareja, sin embargo, ya existen formas de hacer valer que dichas conductas desleales, engaños y demás artimañas creadas por cualquier individuo y que con ella afecten nuestros sentimientos, sean una causal de divorcio, (difícil de hacer pero se puede), por lo que se recomienda, siempre tener elementos probatorios fehacientes, como lo son facturas, recibos de teléfonos, fotografías, videos, mails, etc., que podamos presentar para acreditar que nuestra pareja nos ha dañado al ser una persona desleal.
El mundo de hoy se encuentra regulando estas nuevas conductas del hombre, que en verdad afectan a las parejas y a la sociedad en si, por lo que espero que México no sea, una vez más, de los últimos países en reconocer el verdadero sentido de la deslealtad entre las parejas.
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