La idea de profundizar en aspectos sobre las diferencias de género nos permite al mismo tiempo que reconocer nuestras diferencias básicas más allá de la genética, el apoyar nuestras complementariedades como sujetos carentes y sexuados.
Hombres y mujeres que poblamos este mundo hemos sido creados para hacer un entero de dos complementos. En ocasiones nos gustaría saber si un grupo es mejor que el otro o viceversa, pero estas competencias no nos han llevado a nada más que a reafirmar que somos diferentes, cada grupo con sus propias características, por lo que uno no podría existir sin el otro. La unión en pareja, ya fuese heterosexual u homosexual está regida por parámetros básicos de respeto, comunión, exclusividad y tolerancia. Ya sea que se formalice una relación para llegar al matrimonio o que sólo se genere un pacto para una convivencia a largo plazo, con esto me refiero a formar pareja voluntariamente y con duración prolongada.
Dichos pactos pueden ser hablados y trabajados entre los integrantes o bien pueden ser solo creencias que no se comparten pero que cada integrante tiene en su mundo interno y lo rigen para tratar de ser la pareja ideal. Podrían ustedes creer que la fidelidad es lo más importante, sin embargo, la infidelidad que sería lo contrario es un problema grave que resulta igual o más importante. Pero ¿Qué entendemos como infidelidad en la pareja? y que responder a aquello de que si ¿Las mujeres pueden ser tan infieles o más que los hombres?
Se ha entendido a la infidelidad como la ruptura de un pacto de exclusividad que se tenía conscientemente entre los integrantes del mismo, no tener intimidad sexual más que con la pareja oficial pactada.
Entonces, ¿Qué le pasa al pacto establecido? ¿Qué sucede con el lapso de tiempo, de las dificultades cotidianas, o de las patologías de los participantes? La ruptura de los compromisos genera muchos malestares y conflictos. ¿Nos podríamos preguntar si la infidelidad femenina es un asunto nuevo?
Sabemos que a través de la historia tanto hombres como mujeres han decidido romper el pacto de la pareja para salir a lo extraconyugal, pero ¿Lo hacen más los hombres que las mujeres? Me parece que si nos metemos a las estadísticas estas avalan a los varones con el mayor porcentaje en la infidelidad pero también se ha observado que las mujeres han aumentado en el porcentaje en los últimos años. Tomemos en cuenta que la infidelidad es un secreto que puede ser a voces, aun así ¿Cómo hacemos estadísticas confiables? ¿Es posible que hacerle preguntas anónimas a una persona ofrezca respuestas válidas?
¿Es lo mismo deshonestidad que infidelidad? o ¿Van de la mano? ¿Se pueden abrir los secretos?
Si las mujeres han adquirido derechos y obligaciones para poder estar al mismo nivel laboral, económico, sexual y político que los hombres ¿Por qué no tendrían también la obligación de competir en las estadísticas sobre la infidelidad? La nueva alternativa femenina que nos permite y nos obliga a votar, trabajar en igualdad de condiciones y hasta el control de la natalidad de forma legal abren las posibilidades del autocontrol corporal para buscar alternativas de parejas extraconyugales con un nivel de riesgo similar al masculino. No es un asunto ligero, la infidelidad femenina acarrea un compromiso emocional que generalmente lleva consigo un involucramiento afectivo, un pretexto para tener a alguien a quien amar, un poco de sexo para no estar solas. Las razones pueden ser muchas y muy diversas, cada mujer infiel tendría otra diferente.
Comments