En este tiempo de crisis económica mundial, adosada aún más con la época decembrina de tono consumista, es común que las personas en general sientan frustración ya que los gastos aumentan y se les debe hacer frente con los mismos recursos o incluso con menos, así mismo la falta de planeación hace que se agudicen los problemas financieros y surjan los conflictos personales y familiares.
esperando a que pasara el tiempo, para llegar a su casa y encontrar a todos dormidos y por las mañanas salía más temprano antes de que todos despertaran.
Para concluir podemos decir que las crisis son factores externos de cambio, que ponen a prueba a los individuos. En la medida en que se tenga claro que es únicamente una situación externa y no responsabilidad de una persona en lo particular, y la visión y confianza de poderla superar con el apoyo mutuo, hará que sus relaciones en lugar de resquebrajarse se fortalezcan después de este vendaval, el cual es solamente una situación pasajera.
Esperamos que nuestra experiencia profesional sea siempre un apoyo para enriquecer su relación de pareja, le enviamos nuestros mejores deseos para el próximo año y que pase unas muy felices fiestas para despedir el que termina.
Como hemos comentado anteriormente, el estrés y la frustración son una de las principales causas de las desavenencias conyugales y familiares, lo que crea normalmente un distanciamiento en las relaciones interpersonales y no en pocas ocasiones deriva en la búsqueda de alicientes externos a la relación.
Las crisis habitualmente ponen a prueba a las parejas, las presiones económicas suelen modificar las condiciones normales del entorno social en cuanto al comportamiento, visión de los objetivos personales, intereses y estado de ánimo.
Estas alteraciones a veces incomprendidas, confunden a hombres y mujeres y más comúnmente a estas últimas, principalmente cuando es el hombre el que exclusivamente provee de los recursos económicos, ya que en la mayoría de las ocasiones surge la duda sobre si dichas alteraciones son derivadas de un cambio en el sentimiento que se tiene referente a la relación o por la otra persona, es común escuchar cuestionamientos sobre si existe falta de amor o interés por parte de la pareja.
Este tipo de cuestionamientos se agudizan con un detrimento en la autoestima que se ve trastocado por que surgen más dudas sobre la capacidad de sacar adelante a la familia o sobre si se está actuando de manera correcta para sobrellevar la situación económica del hogar.
Lo anterior crea la necesidad de buscar ciertos reforzamientos que le permitan a la persona recuperar su confianza y autoestima, si estos no se encuentran con la pareja se crea la ilusión de poderse obtener con otra persona, y es en este momento cuando se abre la posibilidad a la infidelidad y entre más desgaste y falta de comunicación exista dentro de la pareja, mayor será la propensión a que alguna de las partes caiga en esta tentación.
El no tener objetividad sobre la situación del entorno social y económico, aunado a una necesidad material ya sea ficticia o real puede propiciar también una visión distorsionada de la realidad, puesto que se magnifican las consecuencias de la falta de flujo de efectivo creando un ambiente de tensión y agresividad al interior de la relación y la familia.
En algunos casos, nos hemos encontrado con que la crisis puede hacer creer a una persona que existe infidelidad de parte de su pareja, debido a todas las transformaciones que la propia situación puede generar en el comportamiento de una persona, nos referimos a cambios externos o de actitudes, como distanciamiento, mayor trabajo o en sus horarios y rutinas.
Debido a todo lo anterior, las consultas de infidelidad son más frecuentes en épocas de crisis, aunque el resultado que encontramos en la mayoría de los casos es que no existe tal, sino simplemente se trata de una confusión en la interpretación de los cambios de actitud de las personas.
En una ocasión, una clienta que solicitaba los servicios argumentaba que su marido había cambiado de hábitos en los horarios de trabajo; salía de casa más temprano, llegaba horas más tarde, ya trabajaba también los sábados y aun así, había poco dinero concluyendo que necesariamente existía una infidelidad u otra persona con la que derrochaba su tiempo y dinero. Finalmente, no eran ciertas las sospechas de infidelidad, lo que hacía el marido era tratar de no llegar a su casa, porque tanto la esposa como los hijos le hacían reclamaciones constantes de dinero y gastos. Contrario a lo que la mujer pensaba, a él se le encontraba solo, en una cafetería
*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.
Comments