El escrito de este mes comienza con la pregunta: ¿el trabajo es realmente un beneficio para la mujer o sólo es una manera de independizarse completamente de su pareja? y se profundiza con la pregunta: ¿la asistencia de la mujer al trabajo, provoca la separación de las familias?
Sin embargo, hay otras preguntas en el tintero, como: cuando la esposa comienza a asumir su rol de mujer en el trabajo y su marido no la ayuda con los quehaceres domésticos ¿qué repercusiones emocionarles y físicas puede sufrir? Y ¿existe incompatibilidad entre el trabajo y el matrimonio?
Pensar a la pareja en el siglo XXI, lleva a aceptar a la pos modernidad como elemento determinante sobre lo que se espera de cada uno de los participantes. La evolución del significado de pareja se mueve con los cambios de la historia.
La liberación femenina es un movimiento surgido en la cultura universal hace aproximadamente 200 años, cuando las mujeres comienzan a saberse capaces de desarrollarse intelectual, política, sexual, financiera y académicamente. Si bien eran los varones los dueños de las instituciones, aparece la oportunidad para las mujeres de ser educadas y poder ofrecer sus capacidades a la comunidad y a la evolución de la humanidad.
El camino nunca fue fácil (ni lo será), ya que las diferencias de género son muchas y el entrenamiento masculino para la competencia y el éxito está muy marcado desde muchos años antes. Sin embargo, poco a poco, las mujeres han logrado aprender de nuevos roles, nuevas capacidades y logros, demostrando cómo pueden hacer tan bien como los hombres. La búsqueda más que en la competencia, está ahora en el camino de la complementariedad.
Este paso de la humanidad ha provocado muchos cambios en los sistemas clásicos de trabajo y de hacer familia, donde cada uno puede y debe hacer. Lo único inamovible es el cuerpo. Ese cuerpo distinto en cada uno, generador de la procreación como espacio privilegiado: para la mujer de gestar un bebe y para el hombre de fecundar a su hembra, para armar su familia.
Aunque los avances tecnológicos también pueden dar nuevas alternativas, todavía me parece importante quedarnos con la visión clásica del embarazo en la mujer y fecundación por el padre biológico. El amamantamiento también será privilegio de ella y envidia de él.
Cumplida esta meta, la división del trabajo de cada pareja estará en función de sus capacidades y de sus capacitaciones, ya no en las expectativas clásicas laborales. ¿Será el “ir a buscar el pan de cada día” un lugar para separarse de la pareja o una obligación para poder tener los enseres necesarios del cuidado y educación de los hijos?
Aun cuando la pareja no requiera apoyo económico para su sustento, el trabajo es una necesidad psíquica, donde las personas logran reconocimiento, identidad, agrupamiento, acompañamiento y desarrollo personal. Es decir, los humanos trabajamos ya sea por necesidad o por gusto; por obligación o por ética personal; por crecimiento y por ambición; por búsqueda de metas y de provocaciones exteriores de competencia y necesidad de logro; no por separarse de la pareja o por disolver la familia.
Si una pareja divide o no las funciones de trabajo de la casa; si el esposo ayuda o no en el hogar… refiere a la fortaleza de ambos y a la forma de negociaciones logradas para que los dos estén contentos en la sociedad de ambos, con la pareja y con sus hijos. El trabajo enorgullece a quien lo realiza, pero el buen o mal manejo que cada persona haga del tiempo no es un asunto generalizable.
La salud mental y física de cada individuo incluye equilibrio en todas las áreas de su personalidad. Entre el amor y el trabajo hay muchas alternativas de salud. Claro está que también hay muchas alternativas de mal manejo y de desequilibrio… ¿cuál prefieres?
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