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Roberto Stevenson

"Hueso de mis huesos"


Dios nos hizo para vivir en compañerismo y con la necesidad de amar y ser amado. La atracción física entre un joven y una señorita se originó en la mente de Dios no del demonio (como algunos lo han supuesto).

Fue el Señor quien dijo “no es bueno que el hombre este solo” y formó a Eva y la trajo a Adán para que se gozaran y complementaran mutuamente.

Cuando Adán vio a Eva por primera vez dijo, “Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne” lo que los chicos en la actualidad dirían “¡whoo! pero que preciosa”. Podemos decir que a Dios le agrada que un día te enamores y disfrutes una vida plena en pareja. Dios es el que pone el amor en nuestros corazones. Yo me pregunto, si el amor es de Dios y Él nos ha dado nuestra sexualidad como regalo ¿Por qué tanta confusión y dolor en las relaciones? Sin imponer nada me gustaría hacerte algunas preguntas que te ayudarán con tu noviazgo actual o futuro ¿Tú relación tiene destino y visión para el futuro, o lo ves solo como algo pasajero? ¿Has visto cosas incompatibles o muy desagradables en tu pareja, pero no haces caso a las señales de peligro? ¿Estás en yugo desigual? ¿Es la atracción física y el sexo lo más importante en tu noviazgo? ¿Tú pareja trata de retenerte a la fuerza? Es bueno reflexionar seriamente sobre tu vida, tu relación y tú futuro; acuérdate el amor no se logra con chantajes, manipulación y amenazas. No calles la voz de tu conciencia. El encaprichamiento es ciego, el amor no lo es. El verdadero amor en un noviazgo te da nueva energía, autoconfianza y seguridad y lejos de alejarte de Dios, los dos se acercan más a Él. Y un último consejo de este pastor veterano; antes de enamorarte del sexo opuesto, enamórate de Jesucristo. Busca primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas te serán añadidos. Las demás cosas incluyen tu “media naranja” que será la persona idónea para ti.


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