Todos los actos de nuestra vida están motivados por múltiples factores y cada uno de ellos tiene sus propias consecuencias. Ser infiel es una decisión y esta decisión puede mantenerse en el mundo privado o a su vez, salir del secreto.
Los secretos tienen su carga afectiva y muchas veces se arraigan a sentimientos de culpa y castigo, otras veces no se ventilan y puede que nadie salga herido de un evento de este tipo.
Así que, abrir una infidelidad o permitir que salga a la luz, va a tener sus propias consecuencias para todos los actores que forman parte del evento, para los actores en la escena de la sensualidad y para los actores pasivos como los que quedan implicados aunque no hayan sido formalmente invitados.
El tercero en discordia será la esposa o el esposo, que recibe la noticia. Los hijos que estén implicados también serán participes, muy a su pesar.
El estrés post traumático y el resentimiento que generan estas indeseables noticias pueden llevar a la ruptura oficial de la pareja o de las diferentes parejas implicadas.
Los divorcios causados por infidelidades son violentos y por lo mismo, dejan a la ex pareja con sentimientos de odio, agresión no descargada, deseos de venganza infinita y un sin fin de fantasías violentas que hacen más difícil la separación emocional.
Los que van a ser testigos de estos sentimientos tóxicos serán los hijos de esta unión ya disuelta.
Cuántas veces hemos oído esto de… “dile a tu madre que sea ella la que te page el doctor, yo ya le doy suficiente dinero a ella para que los mantenga”, o estas palabras “tu papá es un miserable, ahora que ya tiene a otra, que ni crea que ustedes mis hijos pueden quedarse con él, es muy mal ejemplo para mis hijos.”
Y así, un sin fin de acusaciones que no se hacen a la cara del contrincante, sino que son a través de la voz de los hijos como se agrede al otro.
Esto es lo que se ha denominado hijo misil, que sin considerar lo que cada hijo pueda sentir, se le envía un mensaje al progenitor enemigo, deseando de manera inconsciente que el hijo lo odie igual que el enemigo lo odia.
Es una forma de pedirles a los propios hijos que se hagan alianza únicamente con el padre que envía el mensaje, una forma vedada de hacer alianzas.
Una de las consecuencias de esto es la dificultad de los hijos para amar libremente a sus dos padres. Si la ex pareja no puede quererse más, es asunto de los adultos, los niños y los jóvenes que han sufrido el divorcio de sus padres desearían poder seguir estando bien con ambos. El divorcio disuelve parejas, no familias.
Los padres podrán, como otra consecuencia lógica, seguir siendo padres de los mismos hijos, juntos o separados, no terminan con su función de padres, solo con la de esposos.
Si eres un joven en esta circunstancia te sugiero que la próxima vez que alguno de tus padres te pida que envíes un mensaje venenoso a tu otro progenitor, le sugieras que mejor se lo diga directamente sin usar tus servicios de mensajería instantánea y si eres un adulto en conflicto, lo que te sugiero es que busques ayuda profesional para manejar tus emociones sin acudir a tus hijos como ayuda, ya que esto será un conflicto menos para el nuevo sistema que se establece después de la ruptura oficial.
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