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Ruth Axelrod

Familias disfuncionales.


Hay un lugar para cada cosa, y cada cosa en su lugar…. Hablar de familia en el año 2010 no tiene nada que ver con hablar del concepto clásico y estático de lo que decir “familia” significaba hace algunas décadas. ¿Se puede llamar familia a un grupo de personas que han decidido vivir juntas? ¿Qué han hecho convenios económicos para saber estar en el mismo techo?

Es decir, ¿uno podría elegir quién es considerado familia o sólo se le puede llamar familia a la unión legal de dos personas de diferente sexo que se han organizado para crecer, reproducirse, educar a sus críos y después estar juntos hasta que la muerte los separe? ¿Qué tipo de muerte? ¿Biológica, emocional, económica, social?

Hoy en día es posible definir familia de formas diversas a pequeños o grandes grupos unidos por lo legal, lo religioso o simplemente porque la gente desea llamar a un ser querido tío o tía, es decir que se pueden adoptar personas para que estructuren lo que se llama familia extensa.

La familia nuclear refiere a la madre, el padre y los hijos del primer matrimonio, o los que existan en los matrimonios venideros, medios hermanos o hermanastros, y si hay adopciones directas de estas personas también estarán en el círculo denominado nuclear. Generalmente son personas relacionadas de forma consanguínea y genética entre sí. Pero más allá de esta definición, podemos encontrar organizaciones familiares muy diversas, desde madres solteras teniendo a sus hijitos muy bien cuidados, como padres solos que se han quedado a cargo de sus pollitos, unidos quizá con los abuelos, parejas homosexuales casadas con o sin hijos, y un sin fin de formas que refieren a una organización estable y duradera que permite el crecimiento sano de sus miembros donde cada uno lleva a cabo su función. Por aquí entramos a la definición tan importante de lo que es una familia funcional o una disfuncional.

Una familia funcional refiere que cada uno de sus integrantes pueda cumplir con su función y su rol, que, si a alguien le toca ser la mamá y a otro el papá, y por ahí hay críos, pues que cada quien haga lo que le corresponda y lo que se ha pactado en el núcleo al que se pertenece. Y no me refiero a los roles clásicos de que deberían de hacer las mujeres o los hombres, no es eso, sino lo que se ha pactado sanamente entre ellos para que la organización interna del grupo persista.

Si el papá en vez de educar desea ser educado no es una buena idea. Si la mamá en vez de cuidar o de trasmitir desea tener el rol de hija, ¿pues entonces quién va a jugar el rol de mamá? Se trata de definir sin ser intransigente que le toca a cada quien, por su edad, su estructura psíquica, su género y sus capacidades.

Claro está que hoy en día las mujeres hacemos mucho de lo que antes hacían los hombres y hay hombres que son muy felices cuidando a sus hijos y quedándose en casa, pero es respuesta a una negociación clara en cada pareja. Sin embargo, estoy segura que me entienden si hablo de un papá alcohólico que en vez de hacer su rol prefiere dedicarse a sí mismo y a su adicción abandonando lo que le tocaba hacer como padre. Eso sería una familia disfuncional donde se revuelven los roles, las funciones y lo que se espera de cada quien, y por ende, todos en ese grupo se encuentran confundidos y sin límites claros de la forma de relacionarse sanamente con sus semejantes, en la escuela, en el trabajo, con los amigos siendo esto una razón clara de violencia intrafamiliar y psicosocial.

No hay familias perfectas, ni totalmente imperfectas todos tenemos elementos sanos y otros no tanto. Se trata de lograr un equilibrio para poder vivir contentos y en equilibrio con nuestros seres queridos.

*Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor.

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