La pregunta de ¿es vital tener hijos? Nos lleva inevitablemente a hacer un poco de historia.
Desde que la historia de la humanidad se inicia, sabemos por hallazgos arqueológicos y desde los primeros escritos, novelas, pinturas y desde la modernidad el cine, que tener hijos en un principio era un mandato biosocial necesario para preservar la especie humana que durante miles de años fue muy vulnerable por estar sometida a las amenazas de la naturaleza. Más adelante había que tener hijos para que los padres pudieran tener una fuerza de trabajo que asegurara el sostén económico de la familia y tuvieran a quien o quienes heredar sus bienes. Después se fomentó que se tuvieran hijos para que una parte de ellos se alistaran en el ejercito y que el estado tuviera una fuente segura de jóvenes que los respaldara y estuvieran dispuestos a dar su vida por un país, un líder o un ideal. Más adelante las ideas de diferentes religiones prohibían el placer carnal, castigando todo encuentro sexual que no fuera para la procreación. Recordemos que no había métodos anticonceptivos y que más tarde o más temprano la mujer se quedaría embarazada. Era necesario tener muchos hijos porque por las constantes guerras, la falta de vacunas, avances médicos, la mala alimentación e higiene, muchos niños y adolescentes morían antes de los 15 años.
Hasta hace poco, alrededor de los 50´s en el S. XX apenas se descubrió que cuando una mujer no tenía hijos la esterilidad podía venir por parte del hombre y no solo de la mujer como se pensaba antes. Este hecho es sumamente importante, porque durante miles de años la mujer había sido despreciada, violentada, castigada y hasta asesinada si no se embarazaba, pues se ponía en “ridículo el nombre del hombre” , así como su virilidad y potencia.
Así llegamos al momento en que se inventa la píldora anticonceptiva y la mujer tiene la posibilidad y el derecho de decidir cuándo quiere embarazarse y tener voz en cuanto al número de hijos que desea tener. La sexualidad ya no solo es para procrear sino para gozar.
En los últimos 20 años la humanidad ha dado un giro importante en relación a avances científicos, tecnológicos, derrumbes ideológicos y religiosos que han creado una sensación de mucha incertidumbre y confusión hacia el futuro. El capitalismo, el consumismo extremo, la vida “light” y desechable, también ha fomentado un individualismo extremo en el que Otro u otros, no tienen mucho espacio. No podemos negar que el costo de la vida cada vez es mas elevado y que tener buenas oportunidades laborales no es fácil.
Muchas mujeres deciden que prefieren dedicarse a su profesión que a la maternidad o incluso a vivir en pareja. Muchos hombres piensan igual. Hay parejas que viven felices y realizadas sin tener hijos. Ya no hay el estigma social cuando una pareja o una mujer decide que no quiere tener hijos.
Es más, yo sostengo que es mucho mas honesto decidir no tener hijos porque no hay la disponibilidad emocional para amarlos, cuidarlos y criarlos. Hay muchas personas que no quieren tener hijos porque no quieren traer a este mundo en crisis bebés que tengan un futuro incierto o porque no tienen posibilidad económica para mantenerlos.
Cualquiera que sea la razón consciente o inconsciente, decidir no querer tener hijos no significa que no se pueda tener una buena pareja en el tiempo y que esa pareja no se pueda nutrir de otros vínculos familiares y de amigos. La honestidad es muy importante, por lo que tanto hombres como mujeres deben tener la seguridad en sí mismos para decidir o no decidir tener hijos.
Existen muchas personas o parejas que prefieren tener una mascota que los pueda acompañar y que tengan a quien cuidar.
Para tener hijos uno debe ser menos individualista y estar dispuesto a hacer muchas renuncias y sacrificios de toda índole, a cambio de muchas, muchas otras gratificaciones. Tener hijos hoy en día conlleva una gran responsabilidad y compromiso, pero es totalmente valido poner el deseo de trascendencia en otros lugares.
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