Cada vez que entra una paciente al consultorio, al estar platicando con ella, normalmente nos damos cuenta o nos informa que su embarazo es extramarital, ya sea por no estar casada formalmente con su pareja, por accidente antes del compromiso matrimonial, o bien, por causa de una infidelidad.
Nosotros atendemos a la futura madre de su gestación con promedio de revisión mensual y con estudios de laboratorio y gabinete pertinentes una vez cada tres meses.
La afectación emocional que puede presentar la madre depende de su aceptación o falta de ella con el embarazo. Los síntomas en estos casos pueden ser más acentuados como, por ejemplo, la náusea, el vómito, el aumento o disminución de peso fuera de los límites estándares; también se pueden presentar amenazas de aborto, abortos, partos prematuros, así como las cargas excesivas de adrenalina para el feto.
Los factores psicológicos y emocionales que registra la madre pueden hacer que el producto tenga variantes en su desarrollo físico o maduración, así como un menor peso al nacer. El estrés en la madre puede ser provocado generalmente por terceros, incluyendo al padre del bebé, así como los padres de ella.
Cuando éste embarazo es producto de una infidelidad, la situación se vuelve más seria ya que puede provocar problemas familiares, económicos, legales, etc.
En México y en otros países es muy usual la infidelidad como si fuera un “deporte” en donde existe con mucha frecuencia la “casa chica”, donde también se gesta otra “familia” simultánea a la ya instituida, con toda una problemática implícita.
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