¿El homosexual nace o se hace?...
Tal vez te has preguntado ¿Qué dice la iglesia acerca de la homosexualidad?
El tema de la homosexualidad y el lesbianismo ha sido un tema candente y polémico.
En primer lugar, en la iglesia de Jesucristo recibimos a todos no importando la apariencia, nacionalidad, sexo, ni las luchas que han tenido; así como Dios nos recibió a nosotros con amor incondicional y gracia, lo hacemos con los demás. En mi caso, Dios tuvo misericordia de mí y me rescató de una vida sin sentido, llena de adiciones y pecados que me esclavizaban; y he aprendido a tener mucha compasión con los hombres y mujeres que se encuentran confundidos en su identidad sexual.
Desde hace muchos años aconsejo a personas homosexuales, que me piden ayuda. A la mayoría de ellos les han dicho que su único problema por el cual se sienten así, es por no aceptar su homosexualidad. Y aunque la sociedad está cada vez más a favor de aceptar la homosexualidad como un estilo de vida alternativo la cultura popular no es la regla con la que deberíamos medir si un comportamiento está bien o mal. La Palabra de Dios es nuestro estándar para la verdad; y tenemos la responsabilidad de hablar la verdad con amor; con el mismo amor que Él tuvo para con nosotros.
Jesucristo clarificó la doctrina cuando dijo: “No han leído que el que los hizo al principio, los hizo varón y mujer. Y el hombre dejará padre y madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”.
Desde el principio vemos que la Biblia nos brinda una imagen hermosa del vínculo que hay entre el hombre y la mujer; y la voluntad de Dios para el ser humano en cuanto a su sexualidad, es un hombre con una mujer unidos por el amor y por un pacto santo. Enseñamos que el cordón de tres dobleces no se rompe pronto y los tres hilos que conforman este cordón, es el esposo, la esposa y Dios mismo.
La Biblia es clara al respecto, “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira…. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra su naturaleza, y de igual modo también los hombres dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres”.
No ignoro los argumentos que la homosexualidad es de origen genético y no siempre una conducta aprendida, pero en este ensayo estamos considerando lo que la Biblia enseña.
Los testimonios de los que han encontrado la libertad en Cristo son incontables. De hecho, antes de recibir la gracia de Dios todos éramos esclavos del pecado. Ahora gracias a la obra de Cristo en la cruz, el poder del pecado sobre nosotros ha sido roto. Pero es necesario creer la verdad acerca de nuestra identidad para ser libres.
Si el Todopoderoso en su sabiduría te hizo hombre desde el momento de concepción en el vientre de tu madre, eres hombre; si Él hubiera querido una preciosa hija, hubieras nacido mujer.
Hay un pasaje en la Biblia que da esperanza a todos los que hemos estado engañados y cautivados por el pecado. “No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrá parte los que se entregan a la prostitución, ni los idolatras, ni los que comenten adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que extorsionan, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones. Esto antes eran algunos de ustedes, pero ahora han sido lavados, fueron santificados y hechos justo en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”.
En este pasaje vemos la importancia de los verbos, hablan de algo que ha quedado atrás, algo que ha sido borrado para ser nuevo.
El antes y después de Cristo en nuestra vida hace una gran diferencia. Él sigue transformando a todo aquel que le busca.
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