La autoestima es un concepto muy utilizado en el lenguaje común para referirnos al valor o amor propio.
En las pautas de crianza encontramos muchas premisas para lograr que los hijos crezcan con estándares emocionales altos. Sin embargo, difiero de estos manuales o técnicas de autoayuda cuando no invitan a la reflexión. Considero que de nada sirve tener en tus manos miles de técnicas o estrategias de cómo mejorar la autoestima en tus hijos, si no has hecho un examen de conciencia sobre ti mismo.
Laura Gutman en su libro "La maternidad y el encuentro con la propia sombra" invita a interrogar a cada madre en el vínculo que establece con su hijo, ella enfáticamente manifiesta que esos vacíos o carencias emocionales de la infancia, se presentan a manera de reflejo en los hijos. Muchas veces las enfermedades o problemas de conducta que vemos en ellos, son vías de escape para nombrar algo que necesita ser modificado en nosotros.
Partir de esta perspectiva nos permite acercarnos a la base del vínculo entre padres e hijos, pues para acompañar emocionalmente se necesita un proceso de apertura e indagación constante, para identificar nuestros bloqueos emocionales y así trabajar en la sanación de ese niño interno a través del encuentro con cada hijo.
Las emociones son nuestro canal de comunicación y si hacemos ese trabajo de observación consciente para identificar los mensajes ocultos que hay detrás de cada emoción, podremos desarrollar una actitud más empática y amorosa con nosotros. Estos actos de amor no sólo traerán un beneficio personal, sino que serán la mejor brújula para guiar una mejor conexión con nuestros hijos.
Así que mi propuesta es "olvídate de las técnicas y estrategias para mejorar la autoestima" déjate guiar por tus “sabias emociones” ellas te irán mostrando la ruta que va en sintonía contigo desde ese estado de reflexión profunda.
Recuerda que tu nivel de expansión emocional será la fuente de aprendizaje para tus hijos.
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