Llama la atención que un matrimonio o unión libre nacen fundamentados en el amor y que si ese amor y comunicación no son lo suficientemente claros y profundos, surgen los conflictos en diversas materias, pero especialmente aquellas que repercuten en el ámbito legal.
La experiencia nos ha enseñado que los conflictos entre familiares y especialmente entre las personas quienes forman la pareja, llegan a cobrar dimensiones inesperadas, hemos visto que entre uno y otro no se busca hacer valer la verdad ni obtener el derecho que les corresponde, sino que el motor que los impulsa es el afán de causar daño al otro a toda costa, no importando que en el camino quien arremete quede dañado también, son capaces de gastar cualquier cantidad económica, de involucrar a amigos, parientes e incluso a los propios hijos, no es explicable que el perdón sea más fácil dárselo a un desconocido que a la propia pareja, por ello, antes de entrar en cualquier tipo de conflicto legal hay que enfriar los ánimos y tratar de resolver las diferencias como adultos y de no ser posible, entonces pedir la intervención de profesionales para que estos hagan la labor de mediación antes de que sea demasiado tarde.
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