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Jorge Rafael Martínez

El amor en tiempos virtuales

Actualizado: 18 sept 2023

Mucho se ha comentado sobre el efecto que tienen los medios cibernéticos en las relaciones sentimentales en los últimos 15 años, que es la fecha en la cual arranca, por así decirlo, la costumbre de intercambiar correspondencia, la cual se inició como un método de agilizar procesos bancarios y que ya venía funcionando como un elemento en los aparatos de seguridad de naciones de avanzada como los Estados Unidos y la ex URSS en la década de los 70´s, en plena guerra fría.


Pero curiosamente el Internet fue ideado, aunque no creado, en el movimiento hippie norteamericano de finales de los años 60´s y principios de los 70´s como una forma de vincularse entre determinadas sociedades del giro que animaban a una conciencia global y que al paso de los años fueron sustituidas por movimientos feministas, ecologistas, de tipo new age, hasta llegar a los holísticos. Todos de una forma u otra proponían una sociedad basada en valores universales en los que el racismo tenía que desaparecer y el derecho a la igualdad tenía que prevalecer, y señalaban como necesaria una forma de comunicación que les permitiera a todos esos conglomerados humanos una interacción rápida, ágil y simple; sobre todo funcional, accesible y barata.


Así, las necesidades empresariales y económicas del mundo de finales de los 80´s, en el cual el neoliberalismo ganaba terreno y los bloques socialistas caían uno a uno, las necesidades de comunicación se aceleraban, alcanzando el punto de quiebre que fue la guerra para liberar a Kuwait en 1991 y que le permitió al mundo ver una “guerra instantánea”, lo que hizo ya irreversible la necesidad de activar líneas para que la gente pudiera tener acceso a estas nuevas formas de comunicación, ya no sólo con fines comerciales, sino personales. Así, las relaciones humanas se hicieron más fluidas y dinámicas y las nuevas generaciones encontraron una nueva forma de expresar sus sentimientos.


Las necesidades colectivas de una vida moderna no sólo basada en la rapidez con la que se mueve la vida actual, sino también en lo que fueron los grandes movimientos migratorios de los años 90´s y de inicios de este vertiginoso siglo XXI, en los que grandes conglomerados humanos de Europa del Este migraron a la Europa industrializada, y los grandes segmentos de población provenientes de Latino América que se han ido a radicar a los Estados Unidos así como el despegue de China; todos en conjunto, literalmente, subimos nuestras vidas diarias al Internet con todas las necesidades humanas, y siendo el amor una de las primordiales después del aliento, el vestido y el hábitat, las relaciones interpersonales que se han entablado por este medio cada día van en aumento.


El Internet, desde la óptica de este “brochero del papel virtual”, ha sido un elemento que ha permitido el acercamiento de seres queridos, siendo un caso muy paradigmático el que se vivió aquí en una comunidad de los Tuxtlas en Veracruz, hace ya más de un año. La Hermana de una Sra. que no sabía leer y escribir, se había ido a vivir a la ciudad de Reynosa Tamaulipas; su hermana enferma no podía trasladarse a verla, ni la que se había ido, regresar a estas tierras tropicales.


Gracias al esfuerzo de los tres niveles de gobierno del estado mexicano, tanto en Reynosa, como en el Municipio San Andrés Tuxtla, Veracruz; vía los Institutos Veracruzano de Educación para los Adultos, y su par el Instituto Tamaulipeco de Educación para los Adultos, se construyeron hace ya algunos años unos conjuntos modulares que se denominan “Plazas Comunitarias” a las que asisten decenas de personas con deseos de aprender computación de manera gratuita, en las que además pueden aprender a leer y escribir, terminar su primaria o bien su secundaria. Los equipos de computación son de buena calidad y tienen las conocidas cámaras que permiten a los usuarios del equipo verse a miles de kilómetros. El resultado; permitir a dos hermanas de más de 70 años de edad que tenían años de no verse, interactuar frente a frente y llorar una frente a otra; esto fue en sí mismo, un acontecimiento que nos conmocionó a todos los presentes. En ese momento entendí que el Internet era además un instrumento de apoyo para acercar a los más necesitados y fortalecer sus relaciones familiares.


Sin bien hay críticas acérrimas hacia el uso del Internet y los malos manejos de la información que puedan hacer mafias, la tecnología en sí misma no es la perjudicial o dañina, lo es en dado caso el uso que cada grupo o que individualmente se haga de esta tecnología. Los budistas hacen mucho énfasis en la intención con las que se hacen las cosas y es verdad. El Internet es una herramienta que nos permite acercarnos, decir y expresar nuestros sentimientos, solventar necesidades sociales de comunicación y así mismo sentimentales.


El Internet es definitivamente el generador de una nueva época cultural, de la que somos privilegiados en ser parte. El celular y el Internet, en sí mismos son un fenómeno social universal que ha revolucionado nuestras vidas diarias; demostrarlo no nos lleva a nada, ha insertado “necesidades creadas” en esta cultura contemporánea y ha ayudado a millones de seres humanos a hacer sus vidas sentimentales más viables al poder conocer personas de otras latitudes, lo que hace 30 años hubiera sido inimaginable.


Pero ante la pregunta de si: ¿El Internet y los celulares han modificado usos y costumbres en la formas de relacionarnos? Definitivamente sí. La velocidad con la que un estudiante le comunica a sus padres que ya llegó a su escuela o a alguna de sus actividades o la rapidez para entablar comunicación con el ser amado, crean nuevas necesidades y estas impactan definitivamente en el comportamiento social entre las parejas. Lo curioso del asunto es que la tecnología del Internet y el celular no son privativos de las clases medias o altas de una sociedad, sino que felizmente vemos a miles de personas de niveles económicamente menos favorecidos que acceden a estos medios de comunicación.


Es de alguna forma, una manera de democratizar las comunicaciones y esto en países como México tiene un impacto muy fuerte ya que gran parte de su población, sobre todo la urbana o semiurbana, basa gran parte de sus relaciones sentimentales en la comunicación que pueda tener a través de estos instrumentos tecnológicos.


Las relaciones sentimentales y su interacción con el Internet y el Celular; siguen una lógica apegada a la misma historia de la especie humana: el amor, el desamor, la fidelidad, lealtad, infidelidad; los valores, etc. Todos estos conceptos no fueron creados por el Internet; simple y llanamente son parte cultural y biológica de nuestra misma especie, la cual después de 10 000 años de historia escrita, sigue siendo igual. ¿Acaso los Romanos, los Olmecas, egipcios, griegos, etc. eran menos “humanos” en sus relaciones sentimentales por no navegar en el ciberespacio? Y ahora, ¿Somos por este conjunto de tecnologías más perversos o más amorosos que antes? Las computadoras y celulares que permiten a nuestros pensamientos e ideas “viajar en el espacio virtual”, únicamente han venido a exponer esas capacidades sentimentales, pero como seres humanos seguimos siendo igual de “humanos” que hace siglos y creo que así seguiremos, con o sin tecnología.


Desde el inicio en que Caín le dio tremendo mazazo a Abel o desde que Cleopatra perdió el piso por su griego, seguimos muy, pero muy “homo sapiens” y no amenazamos con evolucionar hacia mejores planos espirituales, al menos en otros mil años más…


Desde esta columna creo firmemente que el Internet es una alternativa indispensable y muy positiva que facilita la comunicación entre diversas culturas, generando y desarrollando en el ser humano actual una visión más amplia de su mundo, permitiéndole accesar a una “cosmovisión más universal”, donde las ideas y sentimientos pudieran ser del conocimiento universal, tal y como era el sueño de los hippies de los 60´s y 70´s , pero el amor como tal, y las relaciones sentimentales, siguen siendo tan puras y apasionadas como lo fueran con la Malinche y Cortés…..


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