El 10 de mayo, respuesta política contra iniciativas
liberales sobre educación y liberación de las mujeres
desarrolladas en Yucatán en los inicios del siglo XX
En 1922, Rafael Alducin, fundador y primer director del periódico Excélsior, llama a que “el 10 de mayo sea consagrado por los hijos a enaltecer en vida o en memoria a quienes les dieron el ser”. Alducin argumentó que Estados Unidos tenía más de una década de haber establecido el segundo domingo de mayo para conmemorar a las madres; así un 13 de abril del mismo año, desde la primera plana del diario que conducía, propuso “una costumbre que deberíamos imitar empeñosamente”. Fue una campaña con mucha promoción, a la que se incorporaron otros empresarios haciendo recomendaciones de regalos para “la que nos dio la vida”. (Excélsior, 2017)
El aspecto consumista inicial no fue el único objetivo de esta celebración, había un contexto y tenía una función no develada claramente, pero muchas personas se quedaron con la versión periodística de expresar cariño, gratitud y amor por las madres. Las repercusiones de este evento son muy claras, ahora en esta fecha, el país paraliza sus actividades; semanas antes los almacenes de todos tamaños hacen promociones y descuentos de regalos burdamente útiles para el trabajo doméstico; los medios de comunicación repiten mensajes semejantes… sin embargo, hay una versión muy interesante que aporta otros aspectos sobre su origen.
De acuerdo con Marta Acevedo (1982), el contexto en que surge el festejo tiene relación con lo que sucedía en Yucatán en esa etapa postrevolucionaria: Felipe Carrillo Puerto fue un periodista, político y caudillo de la Revolución, quien gobernó el estado de Yucatán de 1922 a 1924 hasta su fusilamiento. Desde su gobierno impulsó leyes como: del divorcio, bodas comunitarias, implanta la educación racionalista (laica), la educación sexual, funda universidades, expropia algunos bienes por causa de utilidad pública, crea cooperativas de consumo… Carrillo Puerto generó cambios muy bien aceptados por una parte de la población, pero también provocaron rechazo y enfrentamientos con empresarios.
En su corto mandato hubo un movimiento muy activo de mujeres que inició con el primer Congreso Feminista en México en 1916, cuya sede fue Mérida, en el participaron profesoras y escritoras; con Carrillo lograron el voto de las mujeres y en Mérida surge la primera mexicana en un cargo de elección popular, aun cuando el voto nacional se obtuvo hasta 1953. Pero, la publicación del folleto “La brújula del hogar”, escrito por Margaret Sanger (una enfermera estadounidense), fue para muchos la gota que derramó el vaso; fue repartido entre las mujeres yucatecas y en él se describen varios métodos anticonceptivos, lo cual fue bien recibido por aquellas deseosas de tener menos hijos.
La propuesta de control de natalidad encolerizó a las “buenas conciencias” de la época, y el periódico Excélsior abanderó la defensa de tener “los hijos que dios nos mande”. Alducin señalaba la urgencia de que la sociedad se manifestara “con una fórmula banal si se quiere, pero profundamente significativa, (…) sabemos honrar a la mujer que nos dio vida”, añadiendo que “(…) en el extremo meridional del país (Yucatán) se ha venido emprendiendo una campaña suicida y criminal en contra de la maternidad…” (Acevedo, Marta; 2002: 40) la nación no se sumaría a la misma.
Ante tal emergencia el empresario acudió a José Vasconcelos, Secretario de Educación Pública, a quien le pareció una “bellísima idea”, afirma Excélsior (20017), e incorporó la celebración a todo el sistema educativo, después se sumó activamente el Arzobispado de México. Así que la festividad se implementó para contrarrestar iniciativas liberales, su voz fue un periódico que desempeñó un rol político e ideológico que fortalecía el discurso tradicionalista de la maternidad y las madres bien podrían olvidar sus derechos sexuales y reproductivos para otros tiempos, a cambio recibirían amor y serían las reinas del hogar, POR UN DÍA. Esto no compensa lo que ellas viven los otros 364 días del año.
Martha Santillán (2009: 99-102), analiza cómo la iniciativa del periódico señalado evolucionó a través del tiempo, creando el estereotipo femenino de sujeto doméstico perteneciente al espacio familiar privado. Nos cuenta la autora que, el gobierno conservador de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) promovió diferentes concursos en torno a la maternidad y el más influyente fue el denominado “las madres prolíficas”: premiar a la madre con más hijos vivos, promover poemas y dibujos infantiles en las escuelas donde se exaltara a las mujeres por su papel de madres, otorgando una condecoración al primer niño nacido el 10 de mayo. Todo para las “joyas” de la vida nacional. Esto dibuja una política de población pro-natalista para poblar este amplio país por la época. Dicha postura también contribuía a construir el papel “ideal de la mujer” como madre y eje rector de las familias, lo cual las alejaba del protagonismo mostrado en los años veinte y treinta, cuando tuvieron una participación indudable en movimientos políticos, laborales y culturales fuera del espacio doméstico.
El 10 de mayo tiene dos caras de la moneda: por un lado, su encanto y emoción al reconocimiento de todo lo que implica; por otro, el secuestro consumista de esta fecha y la manipulación política y social que no contempla su reclamo de igualdad, derechos, libertad y justicia. Habría que construir nuevos escenarios para que la maternidad no sea una responsabilidad absoluta de las mujeres y las relaciones de poder en las familias no estén plagadas de machismos, misoginia y violencias. Así como modificar el relato de que la maternidad es lo más importante para las mujeres, cuando somos el país campeón en embarazo adolescente. Señalando que ser madre no tiene que plantearse como dilema entre estudiar, trabajar, viajar, hacer deporte… es una parte del proyecto de vida de una mujer, y sólo un aspecto de su realización y trascendencia en la vida.
Referencias:
Acevedo, Martha (1982). El 10 de Mayo. Colección: Memorias y olvido: Imágenes de México. Cultura/SEP. Martín Casillas Editores. México.
Santillán, Martha (2010). El discurso tradicionalista sobre la maternidad: Excélsior y las madres prolíficas durante el avilacamachismo. Secuencia no. 77 México may/ago. 2010.
Solera, Claudia. Excélsior. 2017. https://www.excelsior.com.mx/nacional/2017/05/10/1162608
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