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Ruth Axelrod

Duelos por infidelidad.


El asunto del manejo del afecto que genera un duelo es muy importante para los seres humanos ya que constantemente estamos expuestos a pasar por ellos, nos gusten o no. No hay quien se salve de tener que aprender el dolor de dejar ir algo que se quiere o que se quiso sin que duela un poco.

El duelo es el proceso psicológico de dejar ir, de aceptar que hay que vivir sin algo que había y que actualmente se ha perdido, un periodo de tiempo lógico que se requiere para adaptarse a situaciones nuevas, con las ausencias de lo perdido.

Las pérdidas a las que me quiero referir en esta ocasión no son las de un ser querido que muere y que no volveremos a ver, sino a las pérdidas que se generan con los seres que están vivos. Duelos por abandonos, ausencias, desencantos y traiciones. A eso que se muere internamente cuando hay algún evento traumático y que por alguna razón no defrauda, nos lastima y entonces hay que aceptar vivir de forma diferente dejando al vivo, vivo y matando la ilusión, la confianza y la forma de llegar al futuro. Cuando una persona decide ser infiel, algo de esto está sucediendo. Quizá una de las razones para actuar de forma infiel está en relación de pareja a la que se le ha muerto cierta pasión o porque algo ya se ha apagado y se busca encontrarlo en otra persona. Una nueva aventura hace pensar en revivir la sexualidad y la posibilidad de sentir nuevamente. Lo cual es solo una hipótesis para tapar lo ya muerto en la primera relación. Es entonces una forma de pasar por un duelo sin sufrir. Cuando la noticia llega a la pareja traicionada deviene una catástrofe y la respuesta a la pérdida de la idea de pareja perfecta, de ese otro que amaba incondicionalmente, de la promesa de que vivirán juntos hasta que a la muerte los separe se viene abajo, lo cual es un ejemplo de cómo se mata la idea de un héroe para aceptar el duelo y poner al otro en el lugar del humano. Este proceso de aceptación de lo perdido es muy doloroso y puede ser prolongado.

El duelo es la lucha interna entre querer estar con él o ella o mejor no estar, sin poder determinar claramente cuál sería la mejor forma de vivir. Es la ubicación de que por lo pronto hay que seguir adelante solo y hay que hacerlo bien. Es un duelo por un vivo que hay que superar. Muchas veces el cuerpo lo sufre simultáneamente y el sufriente se podrá enfermar, chocar, perder cosas, estar distraído, no dormir, se le quita el hambre, quieres estar solo, enojado o llorón y son formas de vivir la tristeza. Poco a poco hasta conciliar el presente con las pérdidas internas. Con un poco de autoayuda se puede salir bien y la herida ira sanando. Si el duelo se vuelve patológico entonces es importante buscar ayuda profesional. Son cosas que pasan, las parejas tienen sus propias reglas y el amor sus propias enfermedades y la infidelidad es una de ellas. Dejan de doler, aunque no se olvidan. La memoria es la sentencia a llevar el recuerdo y acomodarlo para que sea una nueva herramienta en las próximas relaciones que se tendrán, o en la misma si se logra salvar el infortunio. Se requerirá de hacer nuevas forma y nuevos contratos aunados a la aceptación de que las cosas no pueden volver a ser como antes, sino que mejores personas con la voluntad completa de los integrantes que desean rehacer lo dañado, lo que mereció un duelo sano.

“Las opiniones contenidas en este artículo son responsabilidad del autor".

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